Opinión
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México SA

Meade-Carstens, desatinados

Inflación, marcha redoblada

Guajardo: viva la novela rosa

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na vez más fallaron los genios de la tecnocracia, y su abollada bola de cristal ni siquiera fue útil como adorno. Ello porque, entre otros indicadores económicos que no atinaron, la inflación general cerró 2017 en un nivel no registrado desde el arranque del nuevo siglo, mientras el alza de precios de la canasta básica –la consumida por la mayoría de los mexicanos– resultó 3.4 veces superior a la reportada en 2016.

En agosto de 2017 el Índice Nacional de Precios al Consumidor alcanzó una cota anualizada de 6.66 por ciento, lo que provocó alarma entre los consumidores y generó sesudas declaraciones de los funcionarios encargados del manejo macroeconómico. Así, el primer día de septiembre pasado, José Antonio Meade, entonces secretario de Hacienda, pronosticó que un descenso en la inflación deberá verse en el último trimestre del año y seguirá convergiendo a la baja.

Al mismo tiempo, Agustín Carstens, a la sazón gobernador del Banco de México, estimó que 2017 cerraría con una inflación de 5.5 por ciento, al tiempo que aseguró que el avance de los precios está cerca de llegar a su techo, a su nivel máximo; no estamos muy lejanos de ver una tendencia clara de inflación descendente. Y ambos se quedaron tan tranquilos.

Pues bien, hoy José Antonio Meade es el gris precandidato priísta al hueso mayor y Agustín Carstens despacha cómodamente en la oficina principal del Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea, Suiza, y los mexicanos cargan con las consecuencias, pues la inflación cerró 2017 en un nivel no reportado desde hace 17 años: 6.77 por ciento, el doble que en 2016 y muy lejos de los alegres pronósticos del ex secretario de Hacienda y del ex gobernador del Banco de México.

Peor le fue a la mayoría de los consumidores, pues los precios de la canasta básica aumentaron 9.61 por ciento, proporción 3.4 veces mayor que la registrada en 2016 y alejadísima de la mítica teoría de Meade-Carstens, de que la inflación seguirá convergiendo a la baja, porque está cerca de llegar a su techo. Y en el arranque de 2018 la escalada de precios goza de cabal salud, velocidad y empuje, de tal suerte que los aumentos salariales fueron nulificados nomás inició el año nuevo.

El reporte oficial del Instituto Nacional de Estadística y Geografía señala textualmente que en diciembre de 2017 el Índice Nacional de Precios al Consumidor presentó un crecimiento de 0.59 por ciento mensual, así como una tasa de inflación anual de 6.77 por ciento. Los datos que se comparan con los publicados en el mismo mes de un año antes fueron de 0.46 por ciento mensual y de 3.36 por ciento anual.

De igual forma el Inegi reveló que el índice de precios de la canasta básica tuvo un incremento de 0.66 por ciento en el último mes de 2017, obteniendo de este modo una tasa anual de 9.61 por ciento. En el mismo mes de 2016 las cifras correspondientes fueron de 0.41 por ciento mensual y de 2.82 por ciento anual.

Por cierto, ayer el Banco Mundial divulgó sus perspectivas económicas internacionales, y en uno de sus pasajes advierte que “en 2017 la inflación en América Latina fue baja y tendió a descender en la mayoría de las principales economías… menos en México, excepción clave, donde el índice inflacionario aumentó por el incremento de precios de los combustibles y los productos agrícolas”.

A pesar de lo documentado por el Inegi, algunos funcionarios del gabinetazo peñanietista se aferran a la novela rosa. Un ejemplo: Frente a la inflación de 6.77 por ciento que se alcanzó en 2017 y que resulta la más alta en lo que va del presente siglo, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, descartó que en ello haya incidido el precio de los alimentos de la canasta básica de los mexicanos. Si se analiza el Índice Nacional de Precios al Consumidor no aparecen elementos como tortilla o leche dentro de los artículos que lo movieron al cierre del año; el precio de la tortilla se ha comportado de una manera bastante estable, y otros productos se abarataron, como el aguacate, pero el huevo se encareció cinco por ciento en diciembre (La Jornada, Susana González).

Eso sí, no perdió la oportunidad para repetir los pronósticos erróneos de Meade y Carstens: A partir de enero comenzará a bajar la inflación y seguirá esa tendencia a lo largo del año. Volveremos a una estabilidad de precios en 2018 para que se alcance la meta de entre 3 y 4 por ciento de inflación marcada como meta en los criterios de política económica del gobierno federal. ¡Ole!

Y para animar el inicio del último año del sexenio peñanietista, el Banco Mundial dio a conocer su más reciente pronóstico: La economía mexicana creció 1.9 por ciento en 2017 y lo hará en 2.1 por ciento este año, sostenida en una recuperación de las inversiones, a medida que se diluya la incertidumbre en torno al futuro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y el resultado de las elecciones presidenciales de julio (La Jornada, Roberto González Amador).

De ser correcta su estimación, el gobierno que llegó a mover a México (Peña Nieto dixit) habrá logrado lo mismo que sus cinco antecesores, es decir, un promedio anual de crecimiento económico igual de raquítico que notoriamente insuficiente para las enormes necesidades del país: 2 por ciento, siempre y cuando se cumpla el pronóstico para 2018, sin olvidar que la promesa peñanietista fue crecer 5 por ciento en el último tramo de su administración gracias a las reformas que los mexicanos quieren.

El organismo financiero lleva a 2019 y 2020 su pronóstico de crecimiento en México, años para los que estima un avance de 2.6 en cada uno de ellos, es decir, que para esos tiempos se mantiene la raquítica tendencia de los pasados 35 años.

Para América Latina y el Caribe, el Banco Mundial advierte que el crecimiento está sujeto a considerables riesgos de desaceleración. La incertidumbre política en países como Brasil, Guatemala y Perú podría frenar el crecimiento. Las perturbaciones generadas por desastres naturales, efectos secundarios negativos provenientes de alteraciones en los mercados financieros internacionales o un aumento del proteccionismo comercial en Estados Unidos podrían perjudicar el crecimiento.

Las rebanadas del pastel

Las ratas son las primeras en abandonar el barco, y entre ellas destaca el repugnante Javier Lozano, quien ayer anunció su salida del Partido Acción Nacional. Ahora, en busca de hueso, se dedica a lamer las suelas de José Antonio Meade.

Twitter: @cafevega