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La boxeadora afirma que no puede perder el cetro, porque se va todo lo que tengo

En el título mundial están guardados mis miedos, dolores y orgullo: Lupita Martínez
 
Periódico La Jornada
Jueves 11 de enero de 2018, p. a12

Cuando la gente observa el cinturón de campeona mundial del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) que atesora Lupita Martínez, lo que ven es una pieza llamativa en piel verde y con un deslumbrante escudo dorado. Un objeto ostentoso. Ella, en cambio, ve otra cosa que nadie más sospecha. En ese objeto codiciado reconoce su propia biografía.

Ahí están guardados mis miedos, mis dolores, mi cuerpo y mi orgullo, cuenta la campeona de 25 años que apenas en ma- yo de 2017 sorprendió a todos al derrotar a Zulina Muñoz, ex monarca que sumaba una década sin derrota y con una trayectoria de 50 combates. Lupita no completaba ni la mitad de experiencia de su oponente.

Nadie lo esperaba y ahí emergió Lupita junto a su entrenador, un joven de 25 años, Juan Carlos Contreras. Juntos integran un equipo fresco y voluntarioso, pero que todavía provoca suspicacia entre los más veteranos. Cómo –se preguntan– es que este conjunto puede tener tan pronto un campeonato.

Irma García, la próxima rival

En medio de titubeos y con un poco de miedo, Lupita hizo su primera defensa en septiembre de 2017 ante la panameña Carlota Santos. Le carcomía por dentro el temor de que su campeonato se terminara en la primera prueba. Pero salió adelante. Ahora espera a una experimentada Irma García, ante quien hará la segunda defensa del título el 3 de febrero de 2018.

“Todos los días miro mi cinturón y me repito que no puedo perder, porque si lo pierdo se va todo: el tiempo que no regresa, los momentos que no estuve con mis dos hijos pequeños –un niño de nueve años y una de ocho–, es su patrimonio”, comparte Lupita; me digo una y otra vez: en este momento no puedo perder.

A Lupita la asaltaba con frecuencia la duda de su solidez como boxeadora y, sobre todo, merecedora del título mundial. Pero ha evolucionado. Es cada vez más una campeona convencida de sus capacidades y sobre todo con hambre, como llaman en este negocio a ese anhelo que sirve de combustible para alcanzar las metas.

No quiere perder lo que ha ganado en diferentes sentidos. Una derrota sería caer en clasificaciones, en ofertas de sueldo. Sería empezar en menos que cero. Una situación que no está dispuesta a vivir.

Irma García, en contraste, es una retadora que tiene atrás un aparato de promoción. El apoyo de la Policía Federal, institución para la que trabaja, se nota en cada acto en el que participa. Ella suele portar orgullosa el uniforme azul marino en sus apariciones públicas.

No me intimida, ataja Lupita; “si ella tiene el apoyo de la Policía Federal, yo tengo el de mis hijos. Jacobo –el mayor– me dijo que confía en mí y eso me da la fuerza necesaria”.

Juan Carlos, el joven mánager, además de entrenarla le infunde ánimo; le ha dicho que el 3 de febrero subirá como si fuera la retadora, porque muchos ven como favorita a Irma. Que no se inmute ante ese escenario.

Llegará como retadora, confirma Juan Carlos; pero como una que es dueña del cinturón de campeona. Le pregunto: ¿quieres todo lo que has ganado? Si pierdes, no lo olvides, se va todo.

Y ambos se refrendan que el éxito lo tienen considerado para largo plazo.