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Podría imaginarme como Stan Laurel, pero no como él, dice el ganador de un Globo de Oro

Gary Oldman, tan lejos de parecerse a Churchill y tan cerca del Óscar
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En imagen del domingo pasado, Gary Oldman acepta el Globo de Oro a mejor actor principal por su intepretación en la película Darkest HourFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Viernes 12 de enero de 2018, p. 6

Londres.

Tras llevarse el Globo de Oro por la biopic Darkest Hour, el nombre del británico Gary Oldman figura en todas las apuestas para los próximos Óscar. Y no es para menos, pues su transformación en este filme es espectacular. Da vida ni más ni menos que al emblemático político y estadista Winston Churchill.

–Para meterse en la piel de Churchill llevó a cabo una enorme transformación. ¿Cómo lo logró? –se le pregunta.

–No me parezco en nada a Churchill y, pese a ello, el director Joe Wright me dio toda su confianza. Incluso el diseñador de efectos especiales, Kazuhiro Tsuji, dijo que iba a ser muy difícil, y si había alguien en el mundo que podía lograrlo, era él. Todos lo hicimos con una confianza ciega.

“Recuerdo que estaba aquí en Londres, en un balcón con vistas a Downing Street, y mi entonces socio productor dijo: ‘¿Sabes? ¡Churchill!’ Me reí hasta las lágrimas. Podría haberme imaginado encarnando a Stan Laurel, pero no a este hombre grande y robusto. Ha sido un regalo tener la oportunidad de darle vida y pronunciar las palabras ‘sangre, sudor y lágrimas’ (de su discurso más famoso ante el Parlamento).”

–¿Usó prótesis o tuvo que engordar?

–No todo es postizo. Por supuesto que uno engorda con la maldita comida que te sirven en el set, eso pasa siempre. Pero llevando estas prótesis, ¡puedes tomar los dulces que quieras sin que se note!

–Tras el rodaje, ¿con qué se queda de Churchill?

–Su adicción a la nicotina era un problema...

–En el pasado le tocó hacer varias veces de villano. ¿Cómo se sintió al dar vida a un héroe, en especial a uno como Churchill?

–Encarnar a los buenos fue una decisión consciente. Interpreté a un par de gánsters y, después de lo de Luc Besson (a cuyas órdenes rodó Léon: The Professional, me encasillaron en el papel.

“‘Necesitamos un villano, ¿crees que podemos llamar a Gary para que se encargue de la escena?’”, decían.

–¿Cómo elige usted a sus personajes?

–¡A menudo son los únicos que aparecen! No es que tenga siete, ocho o 10 ofertas. Fíjese en Nil by Mouth (su debut como director, en 1997), no conseguía un penique y entonces Luc Besson dijo: Claro que hago la película de Gary. Ni siquiera había leído el guión, firmó el trato en una servilleta de papel con un okay.

“Cuando llegó el momento de El quinto elemento (con Besson como director), leí el libreto y sabía que podría saldar mi cuenta.

Cuando llegó la llamada, dije que por supuesto. ¡Lo que no sabía era que iba a tener que llevar esa cosa rara de goma en la cabeza!

Gary Oldman, a sus 59 años, es un actor londinense conocido sobre todo por su versatilidad. Ha dado vida desde Sid Vicious, bajista de los Sex Pistols, hasta al compositor Ludwig van Beethoven. En los años 90 se hizo un nombre con papeles de villano como en Léon o JFK. Su hasta ahora única nominación al Óscar la recibió por su papel del espía George Smiley en Tinker Tailor Soldier Spy.