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Conmemorar músicos
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Portada del libro The Joy of Music, de Leonard Bernstein, cuyo centenario natal se conmemora este añoFoto Juan Arturo Brennan
E

l ritual es inescapable: en los primeros días de enero hay que hurgar en los calendarios y las listas de efemérides para averiguar qué músicos notables merecen ser recordados durante el año por sus centenarios, ya sea natales o luctuosos. Sepan, lectores, que salvo un puñado de nombres de músicos muy menores, los años 1718 y 1818 no han rendido fruto alguno digno de ser mencionado. Así que hay que avanzar el calendario hasta 1918 para encontrar algunos hitos que sí vale la pena recordar y conmemorar. Entre los centenarios natales, el más importante sin duda es el de Leonard Bernstein (1918-1990), auténtico hombre del renacimiento en pleno siglo XX. La lista de oficios que dominó es larga: pianista, director de orquesta, compositor, conferencista, divulgador, escritor. Hacer la merecida apología de Bernstein requeriría mucha tinta, pero baste decir que uno de los hitos más importantes de su legado fue el de haber sido el primer músico de importancia en comprender el valor y alcance de los modernos medios de comunicación (en su caso, la incipiente televisión) para divulgar la música de concierto a públicos variados y numerosos. Su mayor logro en este sentido fue sin duda la singular serie de televisión Omnibus, transmitida a partir del inicio de la década de 1950, cuyos contenidos son perfectamente vigentes hasta nuestros días. Décadas más tarde, Bernstein prosiguió con su estimable labor de difusión de la música de concierto, en formatos más modernos, con la misma sabiduría y elocuencia. Hombre culto y preparado, cercano a sus raíces judías, proclive a la controversia, se convirtió en una de las figuras musicales más prominentes de su tiempo, destacando con brillo singular en todas las labores que emprendió, teniendo como ancla su largo y fructífero mandato al frente de la Orquesta Filarmónica de Nueva York. Hacia el final de su carrera, Bernstein profundizó su personal visión de las obras de sus compositores favoritos (Mahler, Sibelius y Shostakovich, entre otros) entregando versiones de sus sinfonías de intensidad avasallante, no aptas para todos los gustos pero ciertamente muy personales y muy bien preparadas. Este año hay que programar, tocar, escuchar a Bernstein en el teatro, en la sala de conciertos, en el cine, en los devedés de sus programas, en libros suyos como The Joy of Music y, además, recordar que fue un importante activista social y filántropo.

En 1918 también nació el inclasificable y fascinante músico tamaulipeco Juan García Esquivel (murió en 2002), a quien se define como el gran exponente de la música lounge, aunque sus composiciones y arreglos tocan numerosos puertos de escala en la lista de géneros y estilos en boga en su tiempo, especialmente el jazz. Circulan, venturosamente, varios cedés con la extraña pero siempre atractiva música de García Esquivel, quien sin duda se adelantó a su tiempo en algunos de sus extraños experimentos sonoros.

Y en cuanto a centenarios luctuosos, el más destacado es sin duda el de Claude Debussy (1862-1918), excelente músico francés a quien debemos, entre otras cosas, tres muy importantes: una producción pianística amplia y variada, que está entre las más importantes de su época, y de la nuestra; un renovado lenguaje armónico que en buena medida liberó a la música de algunas de sus añejas restricciones, y una paleta de colores orquestales de enorme amplitud y sutileza, causante en buena medida de que se le aplicara la etiqueta de impresionista. Igual que en caso de Bernstein, este año hay que tocar y escuchar mucho a Debussy.

Colofón: aunque el año 1618 no atestiguó el nacimiento o la muerte de algún músico notable, los percusionistas (principalmente bateristas de todo género) harían bien en recordarlo a 400 años de distancia. Ese año, el alquimista armenio Avedis Zildjian encontró la aleación metálica exacta, si no para convertir el fierro en oro, sí para construir los mejores y más duraderos címbalos/platillos, que hasta la fecha son fabricados por la industria que lleva su nombre.