Cultura
Ver día anteriorMiércoles 17 de enero de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Laura Esquivel habla sobre la novela que presentará mañana en el Claustro de Sor Juana

Mi negro pasado, gran alegoría sobre la libertad de las mujeres

La receta contra los males de nuestros días es la literatura, asegura en entrevista con La Jornada

 
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de enero de 2018, p. 3

Escribir, al igual que cocinar, es alquimia pura, asegura Laura Esquivel (Ciudad de México, 1950) a propósito de su reciente libro Mi negro pasado, el relato con el que cierra la trilogía que inició hace casi tres décadas con Como agua para chocolate (1989) y El diario de Tita (2016).

Entre otros aspectos, es su gran alegoría acerca de la libertad de las mujeres, y ahora propone volver al pasado para recuperar lo perdido, abrir el cofrecito, meter la cabeza, mirar aquello que nos duele tanto y que ocultamos, confrontarlo, pues sólo así se sana.

Se trata de un proceso que también deberemos vivir como país, sobre todo ante los meses duros y pesados que se avecinan, dice la autora en entrevista con La Jornada.

Laura Esquivel está por concluir su periodo como diputada por Morena en el Congreso de la Unión y opina que esos publicistas del horror, que desde ahora están involucrados en algunas precampañas políticas, trabajan desde los miedos, desde la separación. Por eso, día con día, hay que tratar de no engancharse, combatir la falsa imagen que tenemos de nosotros mismos como país.

La receta contra los males de nuestros días es, reitera, la literatura, pues escribir me ha permitido conocerme más, trabajar interiormente. Cada proceso de liberación de mis personajes también ha sido un proceso en mí de análisis y de liberación. Pero el círculo se completa cuando los relatos llegan a un lector, ahí se complementan.

Escribir es dar a luz

A la escritora se le ilumina la mirada cuando explica que le sigue sorprendiendo la magia que provoca la literatura, no sólo en ella sino en sus lectores, desde el chef que trae tatuado en el brazo la primera frase de Como agua para chocolate, hasta las jóvenes que se emocionan hasta las lágrimas con un libro que fue escrito cuando ellas aún no nacían.

“Si no me sorprendiera con todo ello dejaría de estar participando de este juego de transformaciones, de reflejos, de oscuridad, pues lo mejor que alguien puede hacer al escribir es dar luz a un aspecto que estaba escondido, sanarlo.

“Por eso le tengo mucho cariño a Mi negro pasado (editado por Suma de Letras) ya que de eso se trata, de un niño que es el detonador para que su familia recupere la luz. La historia tiene que ver con la esclavitud, con la raza negra, con lo que tuvieron que pasar como grupo humano en búsqueda de la liberación.

“Al final, la familia Garza somos todos, las recetas nos representan a todos, es nuestra búsqueda. El negro pasado son las ideas falsas que todos tenemos, los miedos, las culpas, el mundo ilusorio en el que vamos entrando cuando a veces le damos demasiado vuelo a ciertas cosas que no la tienen, lo cual distrae y nos impide avanzar.

Foto
Lo que nos está pasando como país es el resultado de varias decisiones equivocadas, señaló Laura Esquivel en una conversación sobre Mi negro pasado, relato que completa la trilogía que inició hace 30 años con Como agua para chocholateFoto Yazmín Ortega Cortés

Por eso pienso que por medio de la literatura todos podemos transformarnos. Me conmueve cómo, a través de pequeños detalles, se puede entrar a la vida de alguien.

La trilogía de la familia Garza es también un viaje a la intimidad del material familiar de Laura Esquivel, quien cuando escribió El diario de Tita confeccionó tres diarios inspirados en sus propios tesoros familiares: fotos, flores y cartas pegados en las páginas de una libreta en la que se plasman los secretos de vida, en hojas manchadas de lágrimas o arrugadas por algún rencor.

“Pero a los editores no les gustan las complicaciones; les gustan los libros que pueden editar rápido y dicen que hacer un diario como los que propongo es muy complicado, pero tiene un sentido: se pueden llegar a tocar fibras muy profundas en los lectores.

“Mi intención es que con Mi negro pasado termine la trilogía. Eso espero, pues cuando escribí Como agua... creí que ahí había terminado, pero los lectores me hicieron continuar. Creo que mis libros funcionan porque los lectores se identifican con Tita, pues si bien en esta época ya no hay mamás Elenas como la de Tita, existe un sistema neoliberal, castrante a más no poder, que sigue decidiendo sobre la vida de sus jovencitos.

“Es el sistema el que dice ‘tú te quedas hasta la secundaria porque ya no hay escuelas para ti’, ‘tú te vas de mojado’, ‘tú te metes al narco porque no tienes más posibilidades’, ‘tú te quedas a vivir con tus papás hasta los 30 años porque no hay manera de que pagues ni un cuartito de azotea’.

“Entonces, ahora les propongo ir al pasado para analizar qué sucedió, porque lo que nos está pasando como país es el resultado de varias decisiones equivocadas. El error más grande de la modernidad fue elegir el camino de la producción a cambio de destruir ecosistemas. Todo iría maravilloso si no hubiéramos perdido el contacto con un espacio donde nos podíamos relacionar con el todo, con la visión de que somos uno con la naturaleza.

Hay que depurar el pasado para finalmente poder liberarnos y vivir de manera mucho más plena. Lo podemos lograr, concluye la escritora, quien presentará su libro mañana en la Universidad del Claustro de Sor Juana (auditorio Divino Narciso, Izazaga 92, Centro Histórico) a las 19 horas. La acompañará Víctor Manuel Medina.