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Una nueva revisión del Códice Xólotl indica que se llamaba a la mítica zona Teo Uacan

Teotihuacán debe traducirse como Ciudad del Sol, dicen arqueólogos

Ya se le nombraba así un siglo antes de la caída de Tenochtitlán

En el último tercio del siglo XX se popularizó la interpretación lugar donde los hombres se convierten en dioses

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Con la fundación de Tlatelolco (1338) se hace alusión por primera vez a Teotihuacán con el glifo de un personaje asociado a un pequeño sol (imagen)
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Aquí se observa un glifo que puede fecharse entre 1409 y 1427, que representa a una pirámide y un sol, bajo el cual se lee la palabra Teo Uacan
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Imágenes del Código Xólotl tomadas del la página de Internet del proyecto Tlachia de la UNAM (https://tlachia.iib.unam.mx/)
 
Periódico La Jornada
Martes 23 de enero de 2018, p. 4

Teotihuacán debería ser nombrada Ciudad del Sol, y no lugar donde los hombres se convierten en dioses, afirman los investigadores Verónica Ortega, Edith Vergara y Enrique del Castillo.

Explican que una nueva revisión del Códice Xólotl, así como de materiales arqueológicos, indican que la mítica urbe mesoamericana se designaba desde antes de la llegada de los españoles como Teo Uacan (ciudad del Sol).

En un comunicado, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dio detalles acerca de la indagación de los especialistas, quienes se basaron en análisis hechos por el antropólogo y lingüista estadunidense Charles Dibble (1909-2002) al manuscrito que resguarda la Biblioteca Nacional de Francia.

El Códice Xólotl fue elaborado alrededor de 1524 y narra cuatro siglos de la historia de la ciudad de Texcoco y del valle de Teotihuacán.

Ortega y sus colegas rastrearon ahí los glifos que hacen alusión a Teotihuacán, siguiendo la cronología de los gobernantes texcocanos para contar con un respaldo temporal que pudiese ser contrastado con otros documentos y crónicas, tanto de la época del contacto con los españoles como novohispanos.

Convertido en lugar de peregrinación

Así determinaron que fue en el último tercio del siglo XX cuando una traducción popularizó a Teotihuacán como el lugar donde los hombres se convierten en dioses, cuando en realidad “debió ser nombrada como hacían los pueblos que arribaron al valle con posterioridad al siglo VIII, una vez abandonada: Teo Uacan, vocablo que alude a que ahí se designaba al Sol legítimo gobernante.

Mexicas y otros grupos convirtieron a esa ciudad abandonada en lugar de peregrinación. Es conocido que realizaron el saqueo de ofrendas para trasladarlas al recinto sagrado de Tenochtitlán, según confirman los recientes hallazgos de piezas procedentes de Teo Uacan en el Templo Mayor mexica, dijeron los investigadores.

Ortega –quien es subdirectora de la zona arqueológica de Teotihuacán– y sus colegas encontraron en el Códice Xólotl que en 1338, con la fundación de Tlatelolco, por primera vez se hace alusión a Teotihuacán en un manuscrito, con el glifo de un personaje asociado a un pequeño sol y dos vírgulas de la palabra (oratoria y retórica).

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Imágenes del Código Xólotl tomadas del la página de Internet del proyecto Tlachia de la UNAM (https://tlachia.iib.unam.mx/)

En el documento también se observa que en un evento que puede fecharse entre 1409 y 1427 “aparecen un par de pictografías que representan una pirámide y un sol. A la postre será el glifo de Teotihuacán. El dato clave es la palabra Teo Uacan, que aparece bajo dicho glifo, lo que da la certeza de la denominación indígena del lugar, la cual evidentemente ya era usada en el periodo señalado (1409 y 1427), un siglo antes de la caída de Tenochtitlán.

“Con esa ubicación temporal, podemos decir que el nombre de la ciudad surge en la historia y que sus elementos se ubican dentro de la hierofanía solar, es decir, que el sol tiene carácter sagrado. Otro aspecto interesante es que en diversas ocasiones tales elementos están ubicados indistintamente, lo que podría indicar que fue escrito en varias lenguas para la comprensión de hablantes de otros idiomas.

Si bien no podemos proponer un nombre único, sí existe un solo concepto compuesto por una marca urbana (la pirámide) y el resplandor solar, expusieron los especialistas.

Esta investigación fue presentada por Ortega, Vergara y Del Castillo a la comunidad científica durante su participación en la pasada Mesa redonda de Teotihuacán, en la que sustentaron su hipótesis con un vasto análisis iconográfico de imágenes grabadas en materiales cerámicos y en estudios epigráficos de la traducción al castellano de los vocablos en náhuatl teo y uacan, explicó el INAH.

Al menos durante el periodo posclásico (finales del siglo XIV hasta inicios del XVI), la misteriosa ciudad abandonada que fascinó a los mexicas fue designada con el glifo Ciudad del Sol, un sitio en el que más de un tlatoani fue investido y legitimado como hombre-sol en la época en la que el imperio mexica dominaba la Cuenca de México, reiteraron los especialistas, que también se basaron en los trabajos del antropólogo estadunidense Arthur J Anderson (1907-1996), el único que logró reunir todos los documentos atribuidos a fray Bernardino de Sahagún.

El Códice Xólotl puede consultarse en la página tlachia.iib.unam.mx/, recurso de la máxima casa de estudios para el estudio de los códices en náhuatl.