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Margaret Atwood dedicó un artículo en The Washington Post a la escritora recién fallecida

La magia de Ursula K. Le Guin llevaba al lector por un viaje espiritual

Su voz sensata, astuta y lírica es más necesaria ahora que nunca, escribió la autora canadiense

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No podemos regresarla de la tierra de las estrellas inmutables, pero felizmente nos ha dejado su trabajo multifacético, su sabiduría duramente ganada y su optimismo fundamental, escribió AtwoodFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 26 de enero de 2018, p. 4

Una de las despedidas más emotivas y certeras a la maestra de la literatura fantástica, Ursula K. Le Guin, fallecida el lunes, se la brindó su colega y admiradora, la escritora canadiense Margaret Atwood, quien le dedicó este miércoles un artículo en el diario The Washington Post.

No podemos regresar a Ursula K. Le Guin de la tierra de las estrellas inmutables, pero felizmente nos ha dejado su trabajo multifacético, su sabiduría duramente ganada y su optimismo fundamental. Su voz sensata, inteligente, astuta y lírica es más necesaria ahora que nunca, escribió Atwood, horas después de conocerse la noticia de la muerte de la gran autora de ciencia ficción, quien tenía 88 años.

En su texto, Atwood resalta el espíritu feminista de Le Guin, a quien describe como anarquista, que “habría deseado una sociedad autónoma, con igualdad de género y raza. Hubiera deseado respeto por las formas de vida que no fueran humanas. Hubiera querido una sociedad amistosa con los niños, en lugar de una que impone el parto, pero que en la actualidad no se preocupa por las madres ni por los niños. O eso supongo de su escritura.

“¿Qué diría Ursula K. Le Guin sobre #MeToo y #TimesUp? Ella vio una explosión similar de la ira de las mujeres a principios de la década de los años 70, en el momento del movimiento feminista de la segunda ola, momento de gran energía creativa para Le Guin. Sabía de dónde venía la indignación: ira reprimida.

“En los años 60 y 70, esa ira vino de muchas direcciones, pero en general de ser tratadas como lo más insignificante, no obstante el trabajo y las grandes contribuciones hechas (…) La ira era algo que por mucho tiempo desconcertó a Le Guin. En su ensayo de 2014, Sobre la ira, escribe: ‘La ira es una herramienta útil, quizás indispensable para motivar la resistencia a la injusticia. Pero también es un arma, una herramienta útil sólo para el combate y la defensa personal. La ira apunta poderosamente a la negación de los derechos, pues el ejercicio de éstos no puede vivir y prosperar con la ira. Vive y prospera en la búsqueda obstinada de la justicia. Valorada como un fin en sí misma, pierde su objetivo. No alimenta el activismo positivo, sino la regresión, la obsesión, la venganza, la autojustificación’.

“Pero ahora Ursula K. Le Guin ha muerto. Cuando escuché eso, tuve una visión absurda basada en una escena inquietante de su novela Un mago de Terramar, en la que el mago Ged intenta convocar al espíritu de un niño de la tierra de los muertos: estaba Ursula, que se alejaba tranquilamente por una colina de arena susurrante bajo las inmutables estrellas; y allí estaba yo, angustiada y corriendo tras ella y gritando: ‘¡No! ¡Vuelve! ¡Te necesitamos aquí y ahora!’

Especialmente ahora, en el retroceso de los derechos de las mujeres en muchos frentes, especialmente en los rubros de la atención médica y la anticoncepción, así como en el esfuerzo por sacar a las mujeres del lugar de trabajo por aquellos que, al no poder competir mediante la habilidad y la superioridad intelectual, han armado sus penes, puntualizó la escritora canadiense, fuerte candidata al Premio Nobel, quien en diversas ocasiones ha declarado que su propia obra no sería nada sin lo aprendido en los relatos de Le Guin.

Antes de Harry Potter

Además de sus colegas, miles de lectores en el mundo expresaron a través de redes sociales su tristeza por la muerte de la autora de La mano izquierda de la oscuridad, quien hace medio siglo dio a conocer el mundo de Terramar, con sus dragones, espectros, talismanes, poderes y el principio fundamental que lo rige todo: las leyes de la magia.

El joven aprendiz de mago Ged llegó a la literatura para atrapar a miles de adolescentes con la saga Los libros de Terramar mucho antes que la dinastía Potter. De acuerdo con una nota publicada por el diario británico The Guardian, Le Guin reconoció siempre a la escritora JK Rowling por haberle dado un nuevo impulso al mundo de la fantasía, aunque con su ironía de siempre decía que le hubiera gustado que la narradora británica fuera más atenta con sus antecesores: “Lo que me dejó incrédula fueron las críticas que se hicieron al primer libro de Harry Potter, al cual calificaron de ‘maravillosamente original’. Ella (Rowling) tiene muchas virtudes, pero la originalidad no es ciertamente una de ellas”.

En Tehanu, publicada en 1990, cuarto libro de la serie de Terramar, con el que Le Guin ganó el Premio Nébula a mejor novela, la autora se echó a la bolsa al público femenino al plantear que las mujeres podían ser magos y poner sobre la mesa por qué algunos se creen ser superiores a ellas. En la mayoría de sus relatos la magia va de la mano de un periplo espiritual, en medio de un enorme respeto por el lenguaje.

Hija de antropólogos, Ursula solía decir que su obligación era mostrar el punto de vista de los conquistados antes que el de los conquistadores, y que la ciencia ficción no es algo menor: Significa experimentar con la imaginación, responder preguntas que no tienen respuesta. Implica cosas muy profundas, que cada viaje es irreversible.