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Cerca de cumplir 80 años, un Héctor Suárez desconocido y espiritual platica con La Jornada

Sueño un México limpio, con gobernantes que lo amen

Soy honesto y disidente, he sido castigado por decir la verdad, se define el multifacético actor

Los ciudadanos no reclaman nada, pero en un partido de futbol sí la hacen de tos, se lamenta

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Suárez da vida a Martín y Martina en la obra teatral La señora presidentaFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Jueves 1º de febrero de 2018, p. 6

En octubre de este año Héctor Suárez festejará sus 80 años de vida. A lo largo de su existencia, confiesa el histrión, ha sido un hombre honesto y disidente, quien ha ejercido la humildad profesional, porque si no la tenemos no hay nada.

También, admite, le he echado ganas en todo, he defendido a mis hermanos mexicanos y por esa razón he quedado señalado para siempre. He pagado caro y he sido duramente castigado por decir la verdad.

Pero “más que dejar un legado –a quien lo quiera– creo que han sido un estilo, una actitud y un planteamiento de vida, porque respeto tanto mi profesión como a mí mismo y por tanto al público”.

El primer actor, reconocido por sus personajes de cine, televisión y teatro, en entrevista con La Jornada habla sobre su vida, la pasión por su carrera, las amenazas de muerte que ha recibido por manifestarse y decir la verdad, de él y su familia y, sobre todo, de la cultura del silencio de los mexicanos, que no reclaman nada, pero no fuera un partido de futbol o un penal fallido porque ahí sí la hacen de tos y mientan madres.

La paz del hogar

Suárez también alude a los momentos de amor y tranquilidad que le ofrece su familia, la armonía que impera en su hogar, aunado a sus espacios dedicados a la espiritualidad, a la meditación y la práctica del hatha yoga.

En este momento estoy dibujando un mandala, porque me relaja, dice el primer actor, quien encarnará, a partir del 2 de febrero, a Martín y Martina en la obra La señora presidenta, dirigido por su hijo, Héctor Suárez Gomís. Ambos son personajes muy difíciles y pesados. En escena hago tres coreografías, pero aquí sigo, con cariño y amor, trabajando para el público, al que amo.

El problema, retoma el creador del seminal programa ¿Qué nos pasa?, es que uno no puede quedarse callado si tienes tantita sangre en las venas. Yo no puedo, es algo más fuerte que me supera. Además, con mi carácter y manera de pensar no puedo dejar de hacerlo, pero con sólo un reclamo tampoco se puede seguir.

Incluso, “compañeros de la Asociación Nacional de Actores me han pedido que sea el secretario porque –dicen– necesitan a una persona honesta y valiente para dirigir el sindicato, pero ¿sabe qué haría si aceptara? Lo primero, colocaría banderas rojas y negras a Televisa y a Canal 13, y ahí, ¿quién me va seguir?, nadie”.

Eso, subraya, es jugármela a lo tonto a mis casi 80 años. “Me han dicho ‘ya, güey, te van a matar’. Y por mantener la seguridad de mi familia he parado”. Lo cierto “es que toda la vida me he quedado solo en mi lucha sindical y contra el gobierno porque nadie tiene los huevos ni el valor para decir lo que piensa ni para exigir sus derechos”.

–¿Cuál es el sueño de Héctor Suárez?

–Sueño muchas cosas. Entre ellas, un México limpio, hermoso y con personas en el gobierno que sí amen al país, que miren hacia los indígenas, a quienes tienen abandonados, porque los políticos lo único que hacen es robar. Qué vergüenza.

¿No ves cómo cambian (los políticos) de bando de la manera más cínica? Parece que la ideología se puede ir al diablo, porque se van a donde mejor les convenga. A partir de ahora y hasta julio vamos a presenciar lo más bajo del poder humano con trampas, mentiras, engaños, desapariciones, asesinatos con tal de quedarse con el pinche poder.

En tono amoroso, el comediante regresa al tema de los sueños y expresa: “Creo en Dios y tengo muchos años buscándolo. Desde hace más de 25 años también medito por la mañana y tengo un templo en mi casa para hacerlo. He ido dos veces a India. Mi mujer da clases de yoga y de apoyo a viejitos que andan mal de sus huesos. Leo las sagradas escrituras. Mi casa está llena de amor, y éste es el Héctor Suárez que no conocen.

“Mi camino –recuerda– también fue dolor y soledad debido al alcoholismo que destrozó mi vida muchos años, pero encontré el camino de la luz, la paz y el amor.”

De hecho, desde los ocho años el pequeño Héctor caminaba desde la colonia Obrera hasta la escuela ubicada cerca de donde está ahora Televisa Chapultepec, donde había una iglesia a la que entraba para dirigirse al Maestro crucificado.

Incluso, “mi abuela, quien era mujer sabia, también me hablaba de Jesús. Cuando yo tenía 11 años un día me vio estresando a un amiguito, me regañó y me dio una pelota de tenis. Me dijo: ‘Bótala contra la pared’ y me retachó; ‘otra vez’, insistió. Y a la tercera, enfatizó: ‘Así se regresa todo en la vida, lo bueno y malo’. De la ley divina, nadie se escapa”, puntualiza Suárez.

–Usted, ¿ya encontró su misión de vida?

–Mi misión es esta: divertir y pasar un mensaje. Además, no me he vendido ni traicionado a mí. No le beso el trasero a nadie; no le hago daño a nadie. Mi trabajo y actitud hablan por sí solos.

Lo único que recomienda Héctor Suárez a los mexicanos es que en las próximas elecciones, ahora más que nunca, no dejen de votar; es la única opción que tenemos para elegir al menos peor, y que no hagan sus trampas.