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México SA

Estancamiento crónico

PIB: tres veces menor

Banqueros: ¿qué ricos?

E

l sexenio peñanietista cerrará con un crecimiento económico anual promedio en torno a 2 por ciento, es decir, la misma proporción que la registrada en los cinco gobiernos anteriores. De hecho, en los pasados 35 años las seis administraciones públicas involucradas en el periodo presumieron que cambiaron todo para finalmente sólo empeorar las cosas, y así lo demuestran los resultados.

Como bien lo apunta el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes), la economía mexicana continúa reflejando los signos de debilidad y desaceleración, y la descripción general puede ser tomada desde una reflexión de John Maynard Keynes en 1930, refiriéndose a Estados Unidos, pero la cual es vigente para el diagnóstico actual de México: un estado crónico de actividad inferior a la normal durante un tiempo considerable, sin tendencia marcada hacia la recuperación ni hacia el hundimiento completo.

Lo anterior no puede corresponder con un resultado satisfactorio, ya que aun cuando en México se puede tener optimismo considerando el menor crecimiento registrado en otras regiones y países más desarrollados, las consecuencias del escaso crecimiento registrado continúan siendo evidentes y se materializan en inseguridad, precariedad laboral y pobreza.

No puede existir conformidad con los resultados económicos cuando 57 por ciento del empleo se encuentra en la informalidad laboral, una situación que no ha variado significativamente en los pasados 12 años, desde que se tienen estadísticas de esta variable.

El contexto laboral es el reflejo de la situación de un sector privado con una estructura fragmentada: sólo 0.2 por ciento de las empresas son catalogadas como grandes (más de 251 personas empleadas) y generan 64 por ciento de la producción bruta; 95.4 por ciento que corresponden a los micro establecimientos (menos de 10 personas ocupadas) apenas alcanza a aportar 9.8 por ciento de la misma.

Generar menos riqueza también tiene de fondo una mayor inequidad, si no crece la economía. ¿Cómo incrementar el ingreso de los trabajadores y con ello mejorar el entorno social? Las grandes empresas emplean a 29 por ciento del personal ocupado, con lo cual generan 58.7 por ciento de las remuneraciones, mientras las micro mantienen 40 por ciento de la ocupación del país, pero sólo 10 por ciento de las remuneraciones. Este hecho revela la realidad de la estructura productiva, pero también el espejo que implica para la sociedad mexicana.

La estabilidad macroeconómica no basta para satisfacer las necesidades de la economía número 15 en el ranking mundial, lugar que ocupa la mexicana por el acervo de sus recursos físicos y humanos, no por el incremento sostenido de su productividad y competitividad en todo el territorio nacional: existen algunas regiones y sectores productivos integrados a la modernidad, pero que en general lo hacen desde una base maquiladora o subordinada a las cadenas globales de valor, de tal suerte que únicamente existe un reducido grupo de empresas nacionales que mantiene elevados estándares de competitividad y productividad.

La crisis de finanzas públicas es recurrente y ello ha limitado el crecimiento a 2.5 por ciento. Como se mencionó, esto implica que la economía 15 del mundo sólo pueda ocupar la posición 70 en términos per cápita. Sí México logra crecer a una tasa sostenida de 5 por ciento podría duplicar su PIB per cápita en 18 años, en lugar de los 48 que implica la estabilidad macroeconómica de 2.5 por ciento.

El reto fundamental es acelerar el ritmo de crecimiento económico: debe tenerse una obsesión por el crecimiento; la estabilización macroeconómica debe alcanzarse, pero no por la contención del sistema productivo, sino por el aumento de las capacidades productivas de la economía. Para ello debe elevarse la capacidad potencial del sistema productivo en México, y la única forma de lograrlo es mediante mayor inversión.

Durante los pasados 30 años, en México el crecimiento del PIB potencial pasó de 6 a solamente 2.5 por ciento; la estabilidad macroeconómica alrededor de esa tendencia estructural permite entender por qué el país no puede superar el promedio antes citado, la estabilización sólo le permite oscilar alrededor de su reducida capacidad potencial.

En México, el crecimiento de la inversión es cada vez menor; si se analiza por periodos de los pasados gobiernos, el incremento de la formación bruta de capital fijo durante la presente administración (con datos hasta noviembre de 2017) es la que muestra el menor registro con un avance de uno por ciento en promedio anual. Lo anterior se explica con la marcada caída en la inversión pública de -5.2 por ciento, mientras la parte privada continúa creciendo 2.5 en promedio al año desde 2013.

La consecución de mejores resultados requiere el compromiso del gasto gubernamental con el crecimiento económico, donde la estabilidad macroeconómica es importante pero no constituye el fin. Una confusión presente en México en las pasadas décadas, donde en la actualidad el escaso crecimiento ahora también padece de una pérdida de estabilidad, con el incremento en precios por encima de las expectativas de la autoridad monetaria.

No es un secreto, aun las recomendaciones del FMI lo ponen en claro: el objetivo es el crecimiento económico, la estabilidad macroeconómica únicamente constituye una etapa intermedia. La estabilidad macroeconómica es un paso intermedio que por definición debe sustentar el incremento de la actividad productiva. Aun desde la perspectiva del Fondo, México no goza de una estabilidad macroeconómica fundamentada en productividad. Ha debido precarizar los salarios para controlar la inflación y recurrir a las remesas para presentar saldos de cuenta corriente aparentemente manejables.

Las naciones asiáticas representan el mejor ejemplo. Entre 1980 y 2010, China logró un aumento sostenido de las remuneraciones en su mercado laboral, al mismo tiempo que su PIB creció 10 por ciento en promedio anual. El gran error de México fue el mantener un control inflacionario únicamente en función del control de los salarios, la intervención en el tipo de cambio y el manejo de las variables monetarias que realiza el Banco de México. La productividad fue un tema olvidado.

Las rebanadas del pastel

México estancado, pero en 2017 las utilidades bancarias se incrementaron 12.5 veces más que la famélica economía. ¿Cómo le hacen?

Twitter: @cafevega