Samuel Muñuzuri Lee, esposo de Pamela Montenegro del Real, videobloguera asesinada el 5 de febrero en Acapulco, Guerrero, exigió que el titular de la Fiscalía General del Estado, Xavier Olea Peláez, presente pruebas de que la Youtuber, de 36 años de edad, tenía nexos con el crimen organizado.

Aseguró que nunca recibieron ninguna amenaza y calificó de falsas las mantas colgadas en diciembre pasado en varios puntos del puerto, en las que se decía que Montenegro del Real administraba el sitio Acapulco denuncias sin censura.

En conferencia de prensa, recordó que el pasado 6 de febrero Olea Peláez señaló que, con sus publicaciones, Montenegro se había puesto en la mira del crimen organizado porque en su portal manejó información privilegiada de grupos delictivos a los cuales provocó malestar.

Pidió a las autoridades no criminalizar a Montenegro, pues no había hecho publicaciones desde noviembre pasado. Insistió en que publicaba en redes sociales videos de entrevistas con personajes de la vida social y segmentos de sátira política, pero nunca de nota roja. Se trata de un crimen de odio, de un feminicidio, dijo.

Por su parte, la activista Luisa Fontova señaló que Pamela Montenegro publicaba en Facebook y YouTube videos para los programas El Sillón TV y República Independiente, en los que hablaba de política o daba consejos de moda.

Los familiares criticaron que personal de la fiscalía filtrara fotografías del cadáver, pues con esas imágenes se hicieron memes para burlarse de la víctima.

Samuel Muñuzuri pidió una audiencia con el alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, y con el gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, para que insten al fiscal estatal a conducirse con seriedad y ética.

Montenegro del Real, Nana Pelucas, fue asesinada por dos hombres armados la noche del 5 de febrero en un restaurante situado en la calle La Noria de la colonia Costa Azul.

Los agresores ingresaron, pidieron cerveza y, frente a su esposo, dispararon a la comunicadora para luego huir.

Olea Peláez afirmó que Montenegro fue ultimada por órdenes de un grupo delictivo liderado por Javi Daniel Cervantes Magno, El Barbas, que antes era parte del Cártel Independiente de Acapulco, comandado por José Ángel Palacios Galeana, El Capuchino.