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Penultimátum

Acoso sexual a gimnastas

E

n 2012 la gimnasta Gloria Viseras denunció ante el Consejo Superior de Deportes de España y en algunos medios a Jesús Carballo, entrenador de la selección de gimnasia, por abusar sexualmente de ella a finales de los años 70 y principios de los 80 del siglo pasado. El entrenador la demandó por difamación junto a otra gimnasta campeona, Irene Martínez (testigo de lo que ocurrió), y al técnico Antonio Llorens (que supo del caso), ante la Audiencia Provincial de Madrid. Ésta los condenó a indemnizar al abusador con 13 mil dólares cada uno por vulnerar el honor del señor Carballo.

Inconformes, acudieron ante el Tribunal Supremo, el cual recientemente dejó sin efecto la condena de la Audiencia madrileña. De paso, la criticó severamente por la forma de llevar el juicio. Como exigir a los tres numerosas pruebas de lo ocurrido. Y porque hacer público el abuso sexual contra menores obliga cargar a las víctimas y testigos que los denuncian el grave riesgo de sufrir condena por contar lo que les pasó, lo que supone una disuasión para ocultar estos hechos. Y le recuerda al abusador Carballo que no fue declarado inocente, como alegó, sino que los delitos por los cuales fue acusado habían prescrito.

No prescriben en Estados Unidos, donde las ganadoras de múltiples preseas internacionales denunciaron por abusos al médico de la federación, Larry Nassar, años después de haberse producido. Como en España, no faltaron los que criticaron el retraso de sus denuncias y pusieron en duda su veracidad.

Durante dos décadas Nassar abusó sexualmente de, al menos, 160 menores y jóvenes mujeres. Lo acaban de sentenciar a 175 años de cárcel. La juez que llevó el caso dijo que acabo de firmar tu sentencia de muerte. No has hecho nada para que merezcas andar libre nunca más. Nassar cumple ya una condena de 60 años por posesión de pornografía infantil.

Kyle Stephens fue de las primeras de sus víctimas, a finales de los años 90. Tenía seis años y Larry Nassar era amigo de sus padres. Cuando les contó lo que ocurría, no le creyeron y la obligaron a disculparse con el médico. Otra, Simone Biles, la sensación de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Como muchas más, acudían con él para tratar sus dolores musculares. Nassar aprovechaba para abusar de ellas de distintas maneras.

Durante años varias de las víctimas lo denunciaron a sus padres, entrenadores y directivos de la gimnasia de Estados Unidos y la Universidad de Michigan. Todos defendieron al médico. Ya despidieron a los directivos de la federación mientras centenares de estudiantes piden la renuncia de la presidenta de la universidad citada. Empresas como la telefónica AT&T y Procter&Gamble retiraron sus patrocinios a la federación.

¿Y cuándo el juicio a los encubridores?