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La Casa Blanca, en medio de escándalos, engaños, renuncias y una estrella porno

Advierte Trump que su proyecto migratorio es el único aceptable

Por ahora, el debate en el Senado es sobre cómo reducir la migración legal de AL, Asia y África

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Stormy Daniels (en imagen de archivo), la estrella de cine porno cuyo nombre real es Stephanie Clifford, declaró que en breve va a contar toda la historia sobre su supuesta relación sexual con Donald Trump, pues su administradora le aseguró que el acuerdo de silencio que firmó a cambio de un pago ya quedó anuladoFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 15 de febrero de 2018, p. 24

Nueva York.

Donald Trump amenazó con anular cualquier acuerdo migratorio para salvar a los dreamers si éste no cumple sus condiciones, mientras la Casa Blanca fue azotada con nuevos escándalos de engaños, encubrimientos, otra renuncia y la reaparición muy incómoda de una estrella de cine pornográfico que dice que fue amante del ahora presidente y quien está a punto de contar todo.

Trump reiteró este miércoles que la única propuesta sobre migración aceptable es la que él presentó hace un par de semanas y que es impulsada por un grupo de sus aliados en el Senado: legalizar a 1.8 millones de dreamers a cambio de por lo menos 25 mil millones de dólares para el muro fronterizo y otras medidas de seguridad y cambios radicales diseñados para reducir el flujo de inmigrantes legales procedentes de países del tercer mundo, y que no aceptaría propuestas que funcionen sólo como curitas.

El Senado está abordando el tema migratoria al acercarse el 5 de marzo, fecha en que Trump tiene planeado anular el programa DACA, impulsado por Barack Obama que ahora protege de la deportación a unos 700 mil inmigrantes indocumentados que llegaron siendo menores de edad. Líderes de organizaciones de los dreamers y sus aliados rechazan toda propuesta –como la de Trump– de intercambiar su legalización por la deportación de sus familias y comunidades.

A la vez, esta semana un segundo juez federal bloqueó de manera temporal la anulación del DACA señalando los costos sociales profundos e irreversibles de tal decisión. Con ello, permite, en principio, la renovación de los permisos otorgados con dicho programa, aunque al parecer no permite nuevos solicitantes.

Pero ahora el debate en curso para Trump y otros antimigrantes no gira en torno a los dreamers, sino sobre cómo reducir la migración legal procedente de América Latina, África y Asia –o sea, la no blanca–, lo cual es el objetivo casi explícito de este gobierno.

Todo esto opacó la otra novedad del día: Trump declaró por primera vez que se opone totalmente a la violencia doméstica de cualquier tipo, una semana después de que su secretario de equipo Rob Porter renunció al revelarse su abuso físico contra dos ex esposas.

Pero ese escándalo ha llevado a otra crisis dentro de la Casa Blanca con especulaciones de que podría marcar el fin del jefe de gabinete, John Kelly, ex general y ex secretario de Seguridad Interna. Cuando las revelaciones contra Porter estaban por publicarse en el Daily Mail la semana pasada, Kelly primero defendió a Porter como un hombre de verdadera integridad y honor, aunque finalmente le pidió su renuncia al surgir más pruebas de su comportamiento matrimonial.

Pero después surgieron dudas sobre todo el manejo del asunto, de quién sabía qué y cuándo. Kelly insistió en que se había enterado esa misma semana y que casi de inmediato pidió la renuncia de Porter, y giró instrucciones a su equipo de que esa era la versión oficial. Sin embargo, varios en la Casa Blanca comentaron a algunos medios que estaban incómodos porque eso no cuadraba con otros datos. El martes Kelly y la Casa Blanca recibieron otro golpe: el jefe de la FBI, Christopher Wray, declaró ante el Senado, bajo juramento, que la agencia había informado a la Casa Blanca en tres ocasiones sobre su verificación del historial de Porter, un proceso formal que se requiere para emitir autorización para que un funcionario pueda ver y manejar información oficial clasificada. El primero fue en marzo, seguido de otro informe en julio y un informe final en noviembre, en el cual ya se indicaba que la solicitud de Porter sería negada. En enero, la FBI informó que el caso estaba cerrado. Eso contradijo directamente la versión oficial manejada durante días por la Casa Blanca.

Según varias fuentes citadas por los medios, en esas fechas varios altos funcionarios, incluido Kelly, estaban enterados de que había problemas con el historial de Porter.

En medio de todo esto, una mujer que tenía una relación íntima con Porter se enteró de que éste también tenía otra novia, Hope Hicks, la directora de Comunicación de la Casa Blanca y también muy cercana a Trump; esa mujer se comunicó con el abogado de la Casa Blanca para advertirle que no debía confiar en Porter.

Cuando se publicaron las acusaciones de abuso físico contra las esposas, el 6 de febrero, y Porter renunció al día siguiente, la Casa Blanca indicó que Kelly no estaba enterado de todos estos antecedentes e indicaron que continuaba la verificación, pero Wray este martes dejó claro que ese proceso había concluido un mes antes.

Todo esto ha llevado a más preguntas sobre quiénes sabían qué y cuándo, con críticos que señalan que durante todo este tiempo Porter estuvo manejando inteligencia como parte de su trabajo. De hecho, el Comité de Supervisión Gubernamental de la Cámara de Representantes anunció una investigación sobre este asunto.

La autorización de Porter era temporal, al igual que un número inusual de aproximadamente 35 empleados en la Casa Blanca. Otro empleado, asistente especial para política energética, George David Banks, renunció el martes al ser informado de que tampoco le sería aprobada una autorización de seguridad permanente (esto por admitir haber fumado mariguana en 2013), reportó Politico.

Banks es el tercer funcionario de la Casa Blanca en renunciar en la reciente semana, junto con Porter y el redactor de discursos David Sorensen, también acusado de abuso doméstico. De hecho, la tasa de rotación de esta administración que apenas cumplió su primer año alcanzó 34 por ciento; mucho más alta que cualquier otra Casa Blanca en décadas, informó el Washington Post.

Pero si escándalos de abuso matrimonial y éxodos de funcionarios no fueran suficiente, Stormy Daniels regresó al escenario para enloquecer un poco más a la Casa Blanca. La estrella de cine porno cuyo nombre real es Stephanie Clifford, indicó que ahora sí podrá contar toda la historia sobre su supuesta relación sexual con el actual presidente, después de que el abogado personal de Trump, Michael Cohen, admitió que le había pagado 130 mil dólares poco antes del día de las elecciones, en noviembre del año pasado.

Después de negar cualquier pago a Daniels, Cohen admitió este martes que le pagó con sus propios fondos y que ni las empresas de Trump ni la campaña fueron parte de esta transacción y que tampoco recibió ningún rembolso. Sin embargo, rehusó informar el propósito del pago. El Wall Street Journal reveló en enero que Cohen había hecho el pago a cambio de que Daniels guardara silencio sobre su relación con Trump. Pero ahora que Cohen ha comentado sobre los hechos, Daniels, según su administradora, supone que el acuerdo está anulado y que Stormy ahora va a contar su historia, y que pronto anunciará dónde y cuándo lo hará.

Esa historia, según entrevistas hace años, incluyen que Daniels tuvo un affaire con Trump en 2006, un año después del matrimonio con Melania.

No es cuento de San Valentín.