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Todo el sistema político está corroído, afirma el académico

La corrupción es un mal añejo y con arraigo en México: Dussel
 
Periódico La Jornada
Domingo 18 de febrero de 2018, p. 12

La corrupción es un tema central en la coyuntura histórica y política que se presenta con la elección presidencial del 1o de julio, considera el filósofo Enrique Dussel, integrante emérito del Sistema Nacional de Investigadores.

En su participación esta semana en la conferencia internacional Democracia y autoritarismo en México y el mundo de cara a las elecciones de 2018, organizada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Dussel sostuvo que la corrupción ha corroído la totalidad del sistema político y que los políticos son menospreciados por el pueblo, y con razón, porque tienen una actitud corrupta ante el poder.

El profesor emérito de la Universidad Autónoma Metropolitana, exiliado político desde 1975, hoy ciudadano mexicano, considera que la corrupción no es robar, sino más bien esto último es el efecto de algo que comienza antes y pasa desapercibido, de tal manera que alguien puede estar ya corrupto y todavía cree que no lo está. Se puede ser corrupto sin haberse enriquecido, ni haber hecho un ejercicio egoísta del poder, dijo. Esto, consideró, es lo que pasa con algunos políticos jóvenes en México.

La corrupción, continuó el también profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, se construye en la vida cotidiana y familiar de los individuos antes de que comiencen sus vidas políticas.

Para cumplir desde el poder con una labor de servicio a la soberanía del pueblo hay que educarse. Lo que pasa es que nuestros políticos en general empiezan en la juventud llevando la valija del senador, del diputado, del gobernador y aprenden de jóvenes un ejercicio de la política ya corrupto.

Dussel planteó que la corrupción en México no es reciente, tiene cinco siglos. Tuvimos la desgracia histórica de ser colonia, es decir, no somos como Inglaterra, Francia, Alemania, China y Japón, que nunca han sido colonia. Sus élites pueden ser dominadoras, pero no son corruptas porque tienen un ejercicio del poder propio.

En México, desde la Colonia, se ejercía el poder en nombre de otro, explicó. Nunca tuvimos rey, tuvimos virreyes.

El artículo 39 de la Constitución Política de México dice que el único soberano es el pueblo, pero incluso en la Facultad de Derecho se llega a decir que el Estado es soberano. No, el Estado no es soberano, sino el pueblo. Ahí empieza la corrupción, pues la sede del poder es, en último término, sólo el pueblo.

Dussel refirió un dicho indígena: “Cuando escuchamos hablar de la democracia –dice ese refrán– descubrimos que en realidad los que mandan mandan mandando, pero entre nosotros los que mandan, mandan obedeciendo”. Este tipo de poder, dijo, no está corrupto.

Pero cuando el que tiene que ejercer la representación del pueblo manda mandando, está corrupto. Y éste es el caso de los gobernantes en México. Yo les diría: señor presidente, señor senador, y hasta señor policía, señor barrendero, usted está corrupto porque usted no es la sede del poder. Usted es un servidor del poder, un obediente del pueblo que le dio el poder.