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Óvulos humanos en cultivo y lo que vendrá
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o cabe duda que algunos de los avances más importantes de la investigación biomédica en la segunda década de este siglo se están produciendo en el área de la fisiología reproductiva. Hace apenas unas semanas dábamos cuenta en este mismo espacio de los avances en la maduración de espermatozoides humanos en el laboratorio (La Jornada 9/01/18), unos días después, el 30 de enero, apareció un nuevo trabajo que ahora muestra el desarrollo de las células sexuales que garanticen la continuidad de nuestra especie.

El grupo de la doctora Evelyn Telfer, de la Universidad de Edimburgo, en Escocia, ha logrado el desarrollo de células germinales primordiales obtenidas (previo consentimiento informado) de fragmentos del ovario de mujeres adultas. Mediante un meticuloso procedimiento quirúrgico realizado bajo el microscopio (la primera autora del trabajo es Marie McLaughlin) se obtienen del tejido capas delgadas conteniendo los folículos primordiales.

Al nacimiento los ovarios contienen un gran número de estos folículos y a partir de la pubertad estas células se desarrollan para formar óvulos maduros aptos para la reproducción. El crecimiento desde una célula ovárica primordial hasta un óvulo maduro es muy complejo, pues involucra un proceso de división celular conocido como meiosis, en el cual, a partir de una célula primordial con 46 cromosomas, se forman, luego de dos divisiones celulares, cuatro células hijas con 23 cromosomas de las cuales sólo una alcanzará la madurez. Este tipo de división celular no ocurre en cualquier tipo de células, sino únicamente en los gametos o células sexuales y garantiza la variabilidad genética, pues al fusionarse un óvulo y un espermatozoide maduros durante la fecundación se forma un embrión cuyas células contienen 46 cromosomas que son el resultado de la aportación genética en partes iguales de la madre y del padre.

Esta es la primera vez que se logra el desarrollo de óvulos humanos en condiciones artificiales, lo que muestra de pasada las enormes diferencias que existen entre la investigación en modelos animales y en humanos, pues esto ya se había logrado desde años atrás en ratones, cuyas células maduradas de manera extracorpórea han dado lugar al nacimiento de ratoncitos, como demostraron O’ Brien y sus colaboradores desde 2003. En humanos es otra cosa, pues además de las dificultades técnicas, no es posible probar su capacidad funcional por consideraciones éticas que por ahora hacen imposible ensayar la creación de embriones a partir de ellas y su desarrollo hasta el nacimiento de un ser humano.

A falta de la evidencia funcional, la prueba del desarrollo in vitro de óvulos humanos es evaluada en el trabajo citado por criterios morfológicos, es decir, el registro mediante microscopio del recorrido de la célula primordial por las diferentes etapas de la meiosis, hasta llegar a las fases de desarrollo en las que se considera que la célula es apta para la fecundación (en este caso la formación de los cuerpos polares y un huso cromático característico de la etapa conocida como metafase II). Las claves para llegar a esta maduración anatómica radican en un procedimiento dividido en cuatro etapas, en cada una de las cuales se introducen distintos nutrientes y componentes en el medio, entre ellos, un factor de crecimiento llamado Activin A y la hormona folículo estimulante, entre otros.

Si bien se trata de un avance importante –sobre todo porque se podría restaurar la capacidad reproductiva en personas que reciben tratamientos contra el cáncer y contribuye a una mejor comprensión de la ovogénesis– esta es sólo una de las líneas de trabajo que desarrolla el grupo que encabeza Evelyn Telfer, la otra, que me parece muy promisoria, no es la maduración, sino la creación de gametos a partir de células madre pluripotenciales (en torno a lo que hay ya grandes avances en diferentes laboratorios en el mundo), lo que permitirá contar en el futuro con un reservorio prácticamente infinito de células sexuales para enfrentar la infertilidad, y hacer volar aún más la imaginación.