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Neurobiólogos descubren que al elevar una enzima se libera un gen clave en ese proceso

Hallan cómo cerebros envejecidos pueden volver a formar recuerdos

Restauran la flexibilidad de ese órgano al eliminar una almohadilla de freno molecular llamada histona deacetilasa 3, según la investigación presentada en reunión anual de científicos

 
Periódico La Jornada
Miércoles 21 de febrero de 2018, p. 2

Madrid.

Los cerebros envejecidos o discapacitados pueden volver a formar recuerdos duraderos si se eleva una enzima que presiona los frenos demasiado fuerte en un gen clave, según revelan neurobiólogos de la Universidad de California-Irvine, en Estados Unidos.

Lo que hemos descubierto es que, si liberamos ese ADN nuevamente, ahora el cerebro envejecido puede formar recuerdos a largo plazo de manera normal, señaló Marcelo Wood, autor principal del estudio y presidente de UCI Francisco J. Ayala en Neurobiología y Conducta, encargado de presentar los hallazgos en la reunión anual de la Asociación Estadunidense para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés), que se celebra en Austin, Texas.

Para formar un recuerdo a largo plazo, se tienen que activar genes específicos. En la mayoría de los cerebros jóvenes, eso sucede fácilmente, pero a medida que envejecemos y nuestro cerebro lo hace, también tenemos problemas con eso, agregó el experto.

Eso se debe a que los seis pies de ADN en espiral en cada célula de nuestro cuerpo tienen más dificultades para liberarse según sea necesario, explicó. Como muchas partes del cuerpo, ya no es tan flexible como solía ser. La rigidez en este caso se debe a una almohadilla de freno molecular llamada histona deacetilasa 3 o HDAC3, que se ha vuelto demasiado ansiosa en el cerebro envejecido y está compactando el material demasiado fuerte, bloqueando la liberación de un gen llamado Period1.

La eliminación de HDAC3 restaura la flexibilidad y permite que la maquinaria celular interna acceda a Period1 para comenzar a formar nuevos recuerdos. Los científicos habían planteado previamente la teoría de que la pérdida de funciones de transcripción y codificación en cerebros más viejos se debía al deterioro de los relojes circadianos centrales.

Sin embargo, Wood y su equipo de investigación descubrieron que la capacidad de crear recuerdos duraderos estaba vinculada a un proceso diferente, la enzima demasiado agresiva que bloquea la liberación de Period1, en la misma región del cerebro del hipocampo.

Los investigadores consideran que su hallazgo es una buena noticia para desarrollar tratamientos. Los nuevos medicamentos dirigidos a HDAC3 podrían proporcionar una vía emocionante para permitir que las personas mayores mejoren la formación de recuerdos, añadió Wood.

Por otro lado, en torno a estudios sobre este órgano, en la revista JNeurosci fue publicado uno que consistió en medir la actividad cerebral de hombres jóvenes durante un juego de justicia, el cual reveló que castigar a un malhechor puede ser más gratificante para el cerebro que apoyar a una víctima.

De los participantes uno era taker (tomador) y otro partner (socio), los demás eran observadores que podían castigar al primero o ayudar al segundo.

La investigadora Mirre Stallen, de la Universidad de Leiden, en Países Bajos, y sus colegas descubrieron que los participantes estaban más dispuestos a castigar al tomador cuando experimentaban la injusticia.

La decisión de castigar se asoció con la actividad en el cuerpo estriado ventral, una región del cerebro involucrada en el procesamiento de la recompensa y distinguible de la severidad del castigo. Antes de comenzar el experimento, a todos los participantes se les administró un aerosol nasal, con algunos asignados al azar para recibir la hormona oxitocina, que se ha sugerido que tiene un papel en el castigo.