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De nuestras Jornadas

Los niños de la yunicidad

L

a propuesta del ex gobernador Fidel Herrera de crear una élite priísta concebida a su imagen y semejanza falló como modelo de sustitución de cuadros dirigentes, en medio de la corrupción y la avaricia de quienes fueran conocidos como los niños de la fidelidad. Esa generación de políticos jóvenes, encabezada por Javier Duarte de Ochoa, se encargaría de perpetuarse en el poder a partir de representar, por su presunta distancia de las mañas y vicios de los viejos priístas, un ejemplo nacional de conducta pública puesta al servicio de los ciudadanos; al final pavimentaron, en gran medida y sin afanes democráticos, el camino para la alternancia.

Aquel intento no sólo sentenció al candidato del Partido Revolucionario Institucional a ocupar el tercer lugar en la pasada elección de gobernador, sino que, también sin proponérselo, desveló la extraordinaria similitud de conductas, actitudes y genética política entre ambos priístas y el panista Miguel Ángel Yunes Linares.

Acérrimos enemigos, son mucho más parecidos de lo que le gusta aceptar al multimillonario originario de Soledad de Doblado, pues a su apetito por el ejercicio del poder absoluto se le añaden aspiraciones transexenales; el maximato de Herrera Beltrán se concretó en Duarte, y el panista aún no cumple su deseo de instaurar una monarquía familiar.

Con un Partido Acción Nacional (PAN) absolutamente dominado por el poder económico y coercitivo del gobernador; el Partido de la Revolución Democrática (PRD) deshecho en su interior por secuelas convenencieras de las tribus, antaño rojas, hoy azules, y Movimiento Ciudadano (MC), arrodillado, bien pagado con obtener curules para su dirigente nacional, Yunes Linares está criando a los niños de la yunicidad, su propia camada, que ayudaría a la familia real a administrar el poder.

Así, logró imponer sin mayores costos como candidato del frente PAN-PRD-MC a su hijo, Miguel Ángel Yunes Márquez, orgullo de su nepotismo y ex alcalde de Boca del Río. Con todo el apoyo gubernamental puso a Fernando, su otro vástago, como presidente municipal de Veracruz, y gobierna una entidad tan compleja con los mismos funcionarios que el junior aspirante a gobernador empleaba en aquel municipio.

Pero la joya de la corona –y eso es algo que enorgullece a la familia real–, es haber obtenido para Indira Rosales, su secretaria de Desarrollo Social, la tercera postulación plurinominal en la lista de candidatos del PAN al Senado, por encima del presidente del Comité Ejecutivo Nacional y del poblano Rafael Moreno Valle, con el único antecedente curricular de trabajar como directora de participación ciudadana en el ayuntamiento boqueño, una futura candidata a gobernadora, si no le gana la impudicia de querer postular a Fernando en 2024.