Berlín.

La Berlinale se alzó en armas contra los estragos de la industria en el medioambiente y en las poblaciones, con una cinta sobre el modelo de soya transgénica en Argentina y otra sobre un macroproyecto urbanístico en México.

Con Viaje a los pueblos fumigados, el cineasta y senador argentino Fernando Pino Solanas firma su octavo documental en torno a la crisis que estalló en 2001, ofreciendo un testimonio sobre la cadena de impactos nocivos que provocó la siembra masiva de soya transgénica, desde la deforestación hasta malformaciones en bebés y aumento de casos de cáncer a raíz del uso de pesticidas.

En México, el agua es la primera preocupación en Todos Santos, pequeña comunidad de Baja California Sur, cuando en 2015 una empresa empieza a construir un macroproyecto de 4 mil casas y un hotel de cinco estrellas.

Los pescadores se ven rápidamente privados prácticamente de sus playas y un abogado y medioambientalista, John Moreno, los empuja a iniciar una lucha de David contra Goliat, según muestra el documental estadunidense Patrimonio, de Lisa F. Jackson y Sarah Teale.

Presente en la proyección por la noche, Moreno, quien estuvo más de tres meses en la cárcel, explicó que por ahora el proyecto está paralizado y hay cuatro demandas judiciales en curso.

La Berlinale también presentó Imperial Valley, corto sobre una inmensa explotación agrícola en Estados Unidos cercana a la frontera con México, donde el agua usada y los fertilizantes son vertidos sin filtrar en el lago Saltón.

Por otro lado, la tercera cinta alemana en competencia por el Oso de Oro fue calificada de plato de digestión difícil, empezando por su nombre: Mein Brüder heisst Robert und ist ein Idiot (Mi hermano se llama Roberto y es un idiota).

Los 174 minutos del largometraje de Philip Grönig, que gira alrededor de las complejas y casi esquizofrénicas relaciones entre hermanos mellizos adolescentes con tintes incestuosos.

En tanto, Steven Soderbergh presentó fuera de competencia Unsane (Enfermo), cinta enteramente filmada con un iPhone, thriller sicológico de acoso mezclado con un drama de corrupción de instituciones siquiátricas y compañías de seguros.

Interpretada por Claire Foy, la cinta comienza cuando ante el acoso masivo de un hombre, decide iniciar una nueva vida cambiando de residencia. Buscando ayuda sicoterapéutica en su nueva ciudad, se ve envuelta en una red de corrupción cuando es internada en un hospital siquiátrico.

La pesadilla se completa cuando el acosador aparece como inofensivo ayudante en el nosocomio.