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Acepta cooperar en la investigación sobre la mano rusa en las elecciones presidenciales

Asistente de campaña de Trump se dice culpable de conspiración

El gobierno de Estados Unidos anuncia más sanciones contra Corea del Norte

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Rick Gates, ex subjefe de la campaña de Donald Trump, a su salida de una Corte federal en WashingtonFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 24 de febrero de 2018, p. 20

Nueva York.

Un ex subjefe de la campaña de Donald Trump cooperará con la investigación sobre la mano rusa en las elecciones estadunidenses, pesquisa encabezada por el fiscal especial Robert Mueller, acercándose unos pasos más al presidente, mientras continúan las intrigas y conflictos dentro de la Casa Blanca que podrían llevar a otro éxodo de su palacio.

Rick Gates se declaró culpable de conspiración y mentir a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), como parte de un acuerdo para cooperar con la indagatoria de Mueller. A cambio de su declaración y cooperación el gobierno anuló algunos cargos en su contra, pero la condena final, que podría ir de hasta 71 meses de prisión a tal vez únicamente libertad condicional, dependerá de un juez, quien evaluará sus delitos y ayuda al final del proceso.

Con ello se agrega un tercer testigo –los otros dos son el ex asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Michael Flynn, y un asesor de la campaña: George Papadopoulos– que se ha declarado culpable de cargos y ahora está cooperando con la investigación enfocada en la intromisión rusa en las elecciones y la posible colusión de la campaña de Trump, como también cualquier delito relacionado que se descubra en el camino de esta indagación, incluyendo una posible obstrucción de justicia por integrantes de la Casa Blanca.

Gates trabajó en la empresa de consultoría política y cabildeo cofundada por Paul Manafort y Roger Stone, cuyos clientes incluyeron dictadores y torturadores, como Mobuto Sese Seko, de Zaire; el líder de la contra angoleña Jonás Savimbi, y Fernando Marcos, de Filipinas. En este caso, Manafort y su segundo, Gates, representaban a líderes políticos ucranianos cercanos al Kremlin, incluyendo al ex presidente Viktor Yanukovych, antes de que a ambos les fueran presentados 12 cargos penales por Mueller en octubre de 2017 acusándolos de lavado de dinero, declaraciones falsas y no registrarse como agentes de intereses extranjeros. El jueves, 32 cargos más fueron presentados en contra de ambos por Mueller, entre ellos fraude bancario y fiscal.

En los documentos presentados ante el tribunal federal, junto con el acuerdo de Gates, se indica que Manafort lavó más de 18 millones de dólares entre 2006 y 2016, y Gates trasladó más de 3 millones a cuentas que controlaba en ese periodo. Más de 75 millones pasaron por cuentas offshore manejadas por Manafort y Gates.

Manafort fue presidente de la campaña de Trump durante cinco meses en 2016, hasta que fue obligado a renunciar, en agosto, al revelarse sospechas sobre sus negocios con los intereses ucranianos ligados a Rusia. Manafort había incorporado a su socio Gates como su segundo en ese cargo y éste permaneció en la campaña de Trump –a petición del estratega político Stephen Bannon– hasta la elección y durante la transición, y fue un asesor externo en los primeros meses de este gobierno.

Con el anuncio de Gates no sólo hay mayor presión sobre Manafort, ya que su socio no únicamente testificará ahora en su contra, sino que por la estancia de Gates en la campaña de Trump potencialmente podría tener información valiosa sobre la colusión –si es que hubo– con los rusos. Más aún: podría intensificar la presión sobre Manafort para empezar a cooperar también.

Como todo acusado en este tipo de cosas, Manafort expresó hoy su sorpresa por la decisión de su ex socio. Había esperado que mi colega de negocios hubiera tenido la fortaleza para continuar la lucha para comprobar nuestra inocencia. Por razones aún por verse optó por hacer otra cosa.

La investigación, encabezada por Mueller, se ha acelerado –por lo menos en público–. La semana pasada Mueller anunció cargos contra 13 rusos acusados de llevar a cabo una guerra de propaganda por redes sociales para apoyar la campaña de Trump. Esta semana un abogado internacional y yerno de un oligarca ruso aceptó haber mentido a fiscales sobre sus contactos con Gates. También se sabe que los fiscales han entrevistado a un amplio elenco de figuras clave en la Casa Blanca, incluyendo el ex estratega político de Trump, Steve Bannon; el procurador general Jeff Sessions y el ex director de la FBI James Comey. Se ha informado que se están preparando más entrevistas, incluso una posible con el propio Trump.

El presidente había dicho que estaría más que dispuesto a conversar con Mueller, pero sus asesores y estrategas indicaron que ello podría ser campo minado para el mandatario, quien reitera frecuentemente que considera la investigación como una cacería de brujas y que toda acusación de colusión con los rusos por su campaña es una farsa.

Mientras tanto, en una conferencia nacional de políticos ultraconservadores, el presidente atacó hoy otra vez a sus contrincantes políticos (incluyendo algunos republicanos), a México y a los migrantes. Acusó a los demócratas de abandonar a los dreamers, reiteró su propuesta de armar a los profesores para defender escuelas, elogió sus políticas y se autoproclamó el rey de la política. Mi gobierno, creo, ha tenido el primer año más exitoso en la historia de la presidencia. Realmente lo creo, subrayó.

Dentro de su reino, se intensificaron una vez más los conflictos y disputas que han marcado su presidencia desde el inicio.

Después de la controversia que estalló con la renuncia de un asistente de alto nivel del presidente después de acusaciones de abuso físico contra sus ex esposas, con lo cual se reveló que él no había sido autorizado para manejar información clasificada, se ha dado a conocer que decenas de oficiales en la Casa Blanca –un conteo era de más de 10– tampoco cuentan con esa autorización, aunque manejan ese tipo de datos. Entre ellos se encuentra nada menos que el yerno del presidente, Jared Kushner. Eso ha llevado a un conflicto, según versiones extraoficiales, entre el jefe del gabinete, John Kelly, y Kushner, a grado tal que hoy el propio mandatario se vio obligado a comentar que esa decisión corresponde a Kelly.

Por otro lado, hay reportes de que Kelly, junto con H. R. McMaster, el asesor de seguridad nacional, están contemplando renunciar ante crecientes tensiones con su jefe, Donald Trump, reporta Reuters. Sin embargo, analistas señalan que eso ya es parte del ambiente normal de esta Casa Blanca.

Mientas tanto, en respuesta a la ofensiva diplomática de Corea del Norte, al enviar a la sonriente hermana del presidente Kim Jong-un a la apertura de los juegos olímpicos –quien entregó una invitación sorpresa de su hermano a su contraparte sudcoreana para visitarlo en el norte–, el gobierno de Trump ahora envió a la hija sonriente del presidente a las ceremonias de clausura.

Coincidiendo con la llegada de Ivanka Trump, su padre anunció hoy nuevas sanciones contra Corea del Norte como parte de su estrategia de presión máxima, algo que reiteró la sonriente hija en su encuentro con el presidente Moon Jae-in en respuesta a su petición de que Estados Unidos apoye los esfuerzos diplomáticos para mejorar las relaciones entre las dos Coreas.