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Rescatan ensayo inédito de Carlos Fuentes, la mejor aproximación que se ha hecho al cineasta

Como medusa, las películas de Buñuel aniquilan a quien se atreve a mirarlas

Critican de manera implícita a la sociedad de consumo tocando en el nervio, señala el escritor

Foto
Jean-Claude Carrière, colaborador y amigo del cineasta, el 7 de febrero de 2002, en una placa de José Núñez. Derecha, conocida imagen de Luis Buñuel y Carlos Fuentes, captada por Gabriel Figueroa
 
Periódico La Jornada
Martes 27 de febrero de 2018, p. 7

Madrid.

Luis Buñuel o la mirada de la medusa, ensayo inconcluso e inédito de Carlos Fuentes sobre el cineasta, hasta ahora oculto en la Universidad de Princeton, llega a los lectores aderezado con cartas inéditas cruzadas entre los dos artistas.

En este libro, el escritor Premio Cervantes disecciona la vida y obra del aragonés, ensalzando su papel (desconocido hasta ahora) como figura clave en el imaginario colectivo del movimiento del 68 y en el boom de la literatura latinoamericana.

Presentado el pasado jueves en Madrid, es la mejor aproximación que se ha hecho a Buñuel (Aragón, 1900-México DF 1983) hasta el momento, afirmó el investigador Javier Herrera en rueda de prensa, quien se encargó de descubrir el manuscrito de Fuentes (Panamá 1928–México DF 2012), y, mediante un trabajo detectivesco de más de un año, ordenarlo tal como el escritor hubiera querido que llegara a los lectores.

Análisis milimétrico

Tras un análisis textual milimétrico, cotejando todas las partes, Herrera halló que la mayor parte de los párrafos muestran una cara más allá del surrealismo de Buñuel que no se había visto antes, relacionada con la actualidad, por medio de un ensayo que desborda humor.

Sostuvo que a través de películas como El Ángel exterminador, Tierra sin pan, Los olvidados o Bella de día, Buñuel tocó temas universales, que prescinden de espacio y tiempo, como la miseria, el racismo, la delincuencia juvenil en los suburbios, la prostitución o la pederastia.

El libro está aderezado con 15 cartas inéditas, cruzadas entre 1966 y 1972, que ilustran el contexto de la obra y dan fe de la amistad del escritor y el cineasta, además, muestran la profundidad de pensamiento de Buñuel.

Según relató Herrera, el proyecto comenzó en 1952 cuando Fuentes vio Los olvidados, mientras trabajaba como crítico de cine en un periódico en México. Es ahí cuando quedó prendado.

La admiración de Fuentes por Buñuel fue acrecentándose hasta producirse un encuentro en París en 1966, con el estreno de La edad de oro (de 1930 y prohibida en aquel momento), en la que el escritor observó que “todo sobre lo que hablaba Buñuel 37 años atrás sucedía en aquel momento.

Esto es lo que hizo que Fuentes quisiera escribir el ensayo. A partir de ese momento hizo un artículo describiendo que los que veían la película eran los jipis y los jóvenes pertenecientes al movimiento contracultural y revolucionario, señaló Herrera.

Fuentes establece una relación del cineasta y con el movimiento del 68, alegando que Buñuel, de manera implícita, critica la sociedad de consumo tocando en el nervio y no en la epidermis.

Herrera agregó que el realizador era un revolucionario teórico, puesto que siempre huía de toda confrontación bélica.

Fuentes escribe la obra exactamente igual que si se tratara de una película de Buñuel. Es literatura fuera de serie, va escribiendo conforme le van saliendo las cosas, insistió.

Por otra parte, Herrera subrayó que la medusa a la que alude en el título se debe a que para el escritor, las películas de Buñuel tienen la capacidad de aniquilar a quien se atreve a mirarlas, como lo hace una medusa.

Así es el cine de Buñuel para Fuentes. Invita a entrar en esos vericuetos de la realidad, a través de una mirada que está subliminalmente enlazada, como si se tratara de un hilo eléctrico, ha expresado.

Además, la obra demuestra de manera definitiva la importancia que tuvo Buñuel para la generación del boom de la literatura latinoamericana, ya que, en la primera carta que le envió Fuentes, se muestra su importancia para Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Rodríguez Monegal o Gironella.

La edición muestra a un Fuentes que ve en los principios de Buñuel un modelo creativo a seguir por los jóvenes latinoamericanos que luego formarían el boom y con los que incluso compartía algunos proyectos.

Herrera destacó que el escritor también hace el trabajo de “descubrir al Buñuel español relacionándolo con El Quijote, Don Juan y La Celestina. A través de él, veía esa tradición española fundida en la vanguardia europea, concluyó.