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El escritor recibió la medalla Sor Juana Inés de la Cruz en el Instituto Cultural Cabañas

Del Paso goza la poesía de la Décima Musa de la manera más cándida

Me he visto muy cerca, muchas veces, en trance amoroso con lo que era ella y ella escribía, comparte

Carmen Beatriz López-Portillo, rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana, le entregó la presea por sus aportes al desarrollo cultural, artístico y académico de nuestro país

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El lenguaje es por fortuna un ser vivo con el que podemos jugar y al que podemos dominar, no sin antes reconocer sus reglas y su originalidad, su fuerza viva y su constante evolucionar, dijo Fernando del Paso en el Instituto Cutural Cabañas, en la capital jaliscienseFoto Arturo Campos Cedillo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 3 de marzo de 2018, p. 2

Guadalajara, Jal.

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba, como en tu rostro y tus acciones vía que con palabras no te persuadía, que el corazón me vieses deseaba, leyó Fernando del Paso en el barroco español con que fue escrito el soneto amoroso sin título de Sor Juana Inés de la Cruz, al recibir la nedalla con el nombre de la Décima Musa entregada por la Universidad del Claustro de Sor Juana en el Instituto Cultural Cabañas.

No soy un experto, pero sí un enamorado de su poesía, esto me exime de opiniones comprometedoras y de hipótesis demasiado audaces sobre los complejos que, para no comprometerme, podría llamar freudianos y me dejan en libertad de disfrutar su obra de la manera más cándida posible, dijo el escritor en la ceremonia en la que estuvo acompañado por Carmen López-Portillo Romano, rectora del la Universidad del Claustro de Sor Juana, y su hijo, Rafael Tovar López-Portillo.

La presea es la máxima distinción que desde 2005 otorga anualmente esa casa de estudios a quienes han contribuido al desarrollo cultural, artístico y académico de nuestro país. Entre los 13 personajes que la han recibido figuran Elena Poniatowska, José Narro, Carmen Aristegui, Leonora Carrington, Estela de Carlotto y Carlos Slim.

Orgullo e incertidumbre

Imagínense ustedes lo que este bellísimo soneto puede significar para un adolescente de 12 años que por primera vez, por decirlo así, lo contempla (...) Estoy lejos de ser un experto en la literatura de la monja mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, pero me he visto muy cerca, muchas veces, en trance amoroso con lo que era ella y ella escribía, afirmó Del Paso.

Acompañado de su esposa, Socorro Gordillo, y su hijo Alejandro, el premio Cervantes recordó que el descubrimiento de la poesía de Sor Juana lo hizo cuando comenzando la adolescencia pasó varias temporadas en casa de un hermano de su padre, quien tenía una gran biblioteca en la que nadie leía.

“Vivía en las fronteras con el Bosque de Chapultepec, de manera que a las cinco y media de la mañana nos despertaban los estentóreos rugidos de los leones. Fue ahí, en esa biblioteca, donde se mecieron los primeros días de mi afición por la literatura. Digo ‘mecieron’ porque fueron muy movidos. Tres fueron los autores que descubrí en esas estadías en las que yo viajaba por España a lomos de un Rocinante, por el mundo y el universo con Julio Verne y por el lenguaje castellano con Sor Juana Inés de la Cruz.”

Esto, dijo, lo hizo darse cuenta de que para escribir es necesario escribir bien o mejor no hacerlo, además de que el lenguaje es por fortuna un ser vivo con el que podemos jugar y al que podemos dominar, no sin antes reconocer sus reglas y su originalidad, su fuerza viva y su constante evolucionar.

Desde esas temporadas juveniles en las Lomas de Chapultepec y a través de los años dijo Del Paso que ha leído y admirado a Sor Juana tanto que el ofrecimiento de esta presea otorgada por la Universidad del Claustro de Sor Juana me ha llenado no sólo de orgullo, sino también de incertidumbre: no sé si merezco este galardón de verdad o sólo se me otorga por ser un novelista al que no le ha ido tan mal y al cual se le han otorgado varios premios.

Agradeció a la rectora López- Portillo, a su hijo Rafael Tovar y a uno de los más grandes amigos de toda la vida, el licenciado Rafael Tovar y de Teresa (1954-2016), quien varias veces fue mencionado.

Se premia más que nada la fidelidad que desde casi un niño siento por la obra de nuestra querida Sor Juana, añadió Del Paso.

Afirmó que para México la obra de Sor Juana va más allá de su gran valor literario, pues como hija natural y monja profesa forjó una obra literaria cuando el feminismo estaba en desarrollo y supo imponer su personalidad en una sociedad enfocada hacia la masculinidad que sólo pensaba en la mujer como un adorno.

Hipnotismo por el escritor

Carmen López-Portillo dijo que entregar la presea a Fernando del Paso convirtió el primero de marzo de 2018 en un día de fiesta para el Claustro, además de que para ella el escritor es uno de sus más venerables recuerdos literarios infantiles de la mano del amor por la palabra que le inculcó su padre, el ex presidente José López-Portillo.

De niños jugábamos a descubrir con mi papá las palabras más hermosas por su sonido, su significado y cuando encontrábamos una lo festejábamos. Jugando con él aprendimos con su palabra y ejemplo a amar a México, entender la complejidad del mestizaje. Conocí a Fernando del Paso en voz de mi padre.

Contó también cómo a lo largo de la vida lo fue encontrando con su padre, con Rafael Tovar y de Teresa, muchas veces con la corbata inaudita que lo caracteriza, pero siempre tendido un puente de humor, de hipnotismo por la voz del escritor.

A partir de entonces Fernando me sucedió como me sucedieron luego sus palabras, los mundos imaginarios, la sutileza, los matices, sus ecos, dijo.

Recordó que tras instituirse la medalla, la búsqueda de un ganador cada año es ardua porque se trata de reconocer diversas trayectorias que en su conjunto reflejan el espíritu creativo, humanista, crítico y emprendedor de nuestra universidad.