Sociedad y Justicia
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Los estudiantes de la UNAM tenemos suficiente potencial: Ricardo Pablo Pedro

Indígena zapoteco obtendrá el título de doctor en el MIT

Trabaja en el desarrollo de materiales bidimensionales para hacer microchips y paneles solares

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Ricardo Pablo Pedro, egresado de la Facultad de Química, en Ciudad UniversitariaFoto Cortesía de la UNAM
 
Periódico La Jornada
Domingo 4 de marzo de 2018, p. 25

Ricardo Pablo Pedro, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Premio Nacional de la Juventud 2017, es el primer mexicano de origen indígena que se graduará como doctor en el afamado Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

“En Boston me he dado cuenta de que los universitarios tenemos suficiente potencial, la UNAM lo tiene. Esta universidad nos da todo, y todo es prácticamente gratis, por eso hay que esforzarnos, no decir ‘no puedo’, arriesgarnos, salir de la zona de confort”, afirmó el estudiante, quien esta semana en Ciudad Universitaria impartió la conferencia Cómo la ciencia ha cambiado mi vida. Los sueños se pueden cumplir.

Es egresado de la licenciatura en química y en mayo se graduará en el MIT, donde ha trabajado en el desarrollo de materiales bidimensionales para hacer microchips y paneles solares.

De donde vengo, La Mina, en Tuxtepec, Oaxaca, hay una regla, me atrevería a decir, una ley: naces pobre y mueres pobre, dijo el joven que se dirigió a otros estudiantes en el auditorio de la Facultad de Química (FQ).

¿Qué sigue?, quiero aplicar para ver si puedo hacer un posdoctorado, y a largo plazo deseo ser docente, ya sea aquí o en el extranjero; mi siguiente sueño es ir a Corea.

Ricardo, egresado de la FQ, compartió que nació en casa de sus abuelos, pasó su infancia entre Morelos y Oaxaca, vendió limones, aguacates, fue canastero. Hijo de zapotecos, Ricardo no aprendió su lengua originaria pues su madre se negó a enseñarle por temor a que fuera discriminado.

Recordó que empezó a desarrollar el gusto por la ciencia: a él, narró, la escuela le gustaba por sus amigos, por verlos a ellos no quiso faltar a ella ni cuando le dio viruela. Y fueron ellos los que lo invitaron a participar en olimpiadas de conocimientos en la preparatoria.

Fue en esas olimpiadas cuando se enteró de que existía la UNAM. Yo no sabía que existía. ¿Cómo me iba a enterar, si ni mis hermanos ni mi mamá fueron a la universidad? Pues cuando iba a las olimpiadas oía que mis compañeros decían que querían aplicar para ingresar a la UNAM. Y ahí leí que era la mejor universidad de México.

Pero no tenía dinero para viajar a Ciudad de México ni para pagar el examen de admisión, así que ‘boteó’ para alcanzar ese objetivo.

En la facultad vendió dulces para mantenerse, dormía en casa de sus compañeros. Algunos me invitaban a comer, pero mi dieta esencialmente fue a base de bolillo o torta de tamal con agua, y cuando no resistía el hambre mejor dormía y asunto arreglado... hagan la prueba.

En Ciudad de México vivió en Culhuacán, en Santo Domingo, “en cuartos que ni ventanas tenían, podías morir y nadie se daría cuenta, pero cuando llegó mi carta de aceptación al MIT dije una y otra vez: ‘yo creo que se equivocaron’, no me la creía, hasta que llegué allá y pregunté por el lavadero, se rieron, allá no existe eso”, relató.

Ricardo compartió que algunos días se levanta y se pregunta si merece estar en Boston. Tardé tres años y medio en ir de nuevo a mi pueblo; le llamaba a mi madre por teléfono y todo mundo se enteraba porque sólo hay uno en todo el lugar. A veces he querido dejar la escuela, porque me he sentido solo y a mí me encantan las fiestas, pero sí voy al antro, sonrió.

Ante el apoyo de tanta gente, Ricardo Pablo Pedro dijo que en mayo todos se graduarán con él, incluida su madre, a quién admira totalmente, pues no estudió, no sabe leer ni escribir, “pero yo he cumplido su sueño. En ocasiones me pregunta: ‘¿cómo vas en la escuela?, ¿no terminas de estudiar?, ¿cuándo vas a trabajar eh?’”.