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El titular de la Compañía Nacional de Ópera, Alonso Escalante, detalla la temporada 2018

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Alonso Escalante, titular de la CNOFoto cortesía de la compañía
 
Periódico La Jornada
Miércoles 14 de marzo de 2018, p. 5

Llevar la ópera de México a una escala más competitiva en el ámbito internacional es una necesidad permanente, considera Alonso Escalante, director de la Compañía Nacional de Ópera (CNO).

Hay que estar al día en todo lo que ocurre en el mundo, con una línea muy clara, con los pies bien puestos en nuestro país, aunque con una mirada global, pues hoy todo mundo se entera de lo que hacemos, explica en entrevista con La Jornada.

Con motivo de la temporada 2018 de esa agrupación del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), su titular recuerda que la ópera ese renueva de manera constante y por ello subsiste después de cuatro siglos. Por ejemplo, hoy se escenifica mucho más ópera barroca que hace 50 años.

Además, prosigue, se ha renovado la forma de presentar la ópera mediante nuevas estéticas, nuevos recursos escenotécnicos, de las lecturas que se hacen que refrescan y recuperan muchos títulos que se habían metido ya en el baúl. Eso, aparte de las nuevas creaciones que se van incorporando a este catálogo de ópera de más de cuatro siglos.

Esa capacidad de reinventar y mantenerse vigente permite que casi toda la ópera que se presenta, por lo menos en México, está llena en cuanto a público. Tenemos que actuar de manera consecuente, hacer uso de los recursos y responder a esta dinámica a la que nos lleva este diálogo con el público local, aunque también con todos aquellos con los que interactuamos de una u otra forma en el mundo.

Formar público joven

Para Alonso Escalante, el público de la ópera está configurado por dos grandes grupos. Por un lado, está el público tradicional que no sólo ama el género sino que conoce profundamente el repertorio operístico. Por el otro, hay un público que es nuevo, en formación, más joven, que se acerca a la ópera precisamente por su capacidad renovadora. Sesenta y tres por ciento del público de la ópera, apunta, son personas de 18 a 45 años.

Nuestra responsabilidad es mantener este público fiel; atraerlo, que venga al teatro para que vean que hay supertitulaje y, por tanto, se entiende por completo qué es lo que allí ocurre, independientemente del idioma. Que entiendan que para venir a la ópera no se necesita ser iniciado ni tener una formación particular, sino acudir y disponerse a disfrutarla. Cuando la ópera está bien hecha, atrapa al público para siempre. Cuando todos los factores de una ópera confluyen en el mismo punto, ésta se convierte en un virus que nos inocula para siempre, refiere.

Según el funcionario, la temporada 2018 destaca en términos cualitativos y cuantitativos, pues consta de siete títulos, más de lo que se ha presentado en los años recientes. Son la reposición de Rusalka, de Antonin Dvorak (26 y 29 de abril, 3 y 6 de mayo); el estreno de El juego de los insectos, de Federico Ibarra (3, 7, 10 y 12 de junio); la nueva producción de La italiana en Argel, de Gioachino Rossini, dentro de la conmemoración por el sesquicentenario luctuoso del compositor italiano (8, 10, 12 y 15 de julio); la nueva producción de Macbeth, de Giuseppe Verdi (13, 18, 20 y 23 de septiembre) –con el debut en la CNO del tenor mexicano Luis Chapa–; Stiffelio, ópera rara de Verdi que se presenta poco, en forma de concierto (4 y 7 de octubre); Las bodas de Fígaro, de Wolfgang Amadeus Mozart (15, 18, 20 y 25 de noviembre), una nueva producción, al igual que El murciélago, de Johann Strauss (9, 11, 13 y 16 de diciembre).

La temporada se complementa con la presentación de la Misa de réquiem, de Verdi (22 y 25 de marzo); la Gala Rossini (12 y 15 de abril), encabezada por Javier Camarena, concierto a beneficio de damnificados por los sismos de septiembre de 2017; la cantata Carmina Burana, de Carl Orff (13 y 15 de mayo), en colaboración con la Compañía Nacional de Danza, y el concierto de fin de año a cargo de la Orquesta y el Coro del Teatro de Bellas Artes (18 de diciembre).