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Stephen Hawking, el científico más conocido el mundo, murió ayer en su casa, en Cambridge

Los robots tomarán el control y acabarán con la raza humana

Las personas están limitadas por la evolución biológica, no podrían competir y quedarían suprimidas, afirmaba

Férreo defensor de la vida, desafió una muerte temprana

No importa cuán difícil sea vivir; pierdes toda esperanza si no puedes reírte de ti mismo, aseguraba

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He tenido la suerte de trabajar en física teórica en un momento fascinante, y es una de las pocas áreas en las que mi incapacidad no es una desventaja grave, expresó algún día Stephen HawkingFoto Afp
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En una imagen del 29 de abril de 2010 durante el estreno de un programa de televisiónFoto Dpa
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Hawking acompañado de su entonces esposa Jane, el 3 de marzo de 1989, en ParísFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Jueves 15 de marzo de 2018, p. 2

La única conexión que Stephen Hawking tenía con el mundo era un nervio de unos pocos centímetros en su mejilla.

Cada palabra le tomaba un minuto, pero aprovechó un pequeño movimiento del nervio debajo de su ojo derecho para trasladar sus pensamientos a una computadora especial y registrar su visión del tiempo, del universo y del sitio del ser humano en todo esto.

Produjo una obra maestra que guio a generaciones de entusiastas a través del esotérico mundo de las antipartículas, los cuarks y la teoría cuántica. Llegó a ser un físico de inusitada popularidad por su desafío a las expectativas de una muerte temprana para convertirse en el científico más conocido del mundo.

Falleció este miércoles a los 76 años en la ciudad universitaria inglesa de Cambridge.

Nació el 8 de enero de 1942, justo 300 años después de la muerte de Galileo Galilei, y murió un 14 de marzo, día del nacimiento de Albert Einstein. Tuvo la cátedra de profesor de matemáticas en Cambridge que ocupó Isaac Newton.

Alertó sobre los peligros de la inteligencia artificial

El físico británico Stephen Hawking alertó sobre los peligros de la inteligencia artificial. Consideraba que los esfuerzos en crear esta tecnología avanzada puede poner en riegos la supervivencia humana.

Para él, el desarrollo de la inteligencia artificial podría significar el fin de la raza humana, si los sistemas artificiales llegaran a superar en inteligencia a las personas.

Los robots podrían llegar a tomar el control y se podrían rediseñar a sí mismos para desbancar a los humanos, señaló el físico cuando presentó un nuevo software que le permitiría comunicarse con mayor velocidad.

Los humanos, que están limitados por la evolución biológica, no podrían competir y quedarían suprimidos por los robots, expresó Hawking.

El físico habló además de los peligros que a sus ojos puede acarrear Internet y resaltó que las compañías de telecomunicaciones deben hacer más para contrarrestar las amenazas que pueden propagarse a través de la red. La dificultad está en cómo hacerlo sin sacrificar la libertad y la privacidad, señaló.

En el tema de la religión, el astrofísico consideraba al Dios de la Iglesia católica como innecesario. Pese a ello, siempre reflexionó sobre el Creador.

Afirmó de manera rotunda que se consideraba ateo, porque no hay ningún Dios y “el milagro no es compatible con la ciencia.

Hay una diferencia fundamental entre la religión, que se basa en la autoridad, y la ciencia, que se basa en la observación y la razón. La ciencia vencerá, porque funciona, dijo en entrevista con la televisión estadunidense ABC, en junio de 2010.

“Las leyes de la ciencia que explican el funcionamiento del universo no dejan mucho espacio para milagros o para Dios (...) la ciencia está contestando cada vez más preguntas que solían ser dominio de la religión (...) habrá pronto una respuesta definitiva a cómo empezó el universo, señaló en septiembre de 2008 en Santiago de Compostela.

El físico teórico fue ampliamente considerado el ser humano más inteligente del mundo por su extenso conocimiento de la mecánica cuántica y los agujeros negros, además de ser la primera persona en establecer una teoría moderna de la cosmología.

Su fama se debió en parte a su triunfo sobre la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad degenerativa de la neurona motora, que gradualmente lo fue paralizando, la cual le diagnosticaron a los 21 años.

Sin embargo, defensor férreo de la vida, en una entrevista de radio, dijo que lo único que le inspiraba a seguir adelante era su trabajo y su sentido del humor.

“Cuando cumplí los 21, mis expectativas se redujeron a cero. Probablemente ya lo sabes porque hay una película al respecto. Era importante que yo apreciara lo que tenía. Aunque tuve la mala suerte de padecer la enfermedad de la neurona motora, he sido muy afortunado en casi todo lo demás.

He tenido la suerte de trabajar en física teórica en un momento fascinante, y es una de las pocas áreas en las que mi incapacidad no es una desventaja grave. También es importante no enojarse, no importa cuán difícil sea la vida, porque puedes perder toda esperanza si no puedes reírte de ti mismo y de la vida en general.

Hawking le ganó la batalla a un mal normalmente fatal y vivió más de 50 años, desarrollando una brillante carrera que asombró a los médicos y enloqueció a sus admiradores. Un severo ataque de neumonía lo dejó respirando a través de un tubo, pero tampoco entonces se dio por vencido y hablaba usando un sintetizador electrónico que le dio un tono robótico que pasó a ser uno de sus sellos.

Trabajó hasta pasados los años 70, lanzando teorías, enseñando y escribiendo Una breve historia del tiempo, una exploración accesible de la mecánica del universo que vendió millones de copias.

Era uno de los rostros de científicos más reconocidos, a la par del de Albert Einstein.

Como uno de los sucesores de Isaac Newton como profesor lucasiano de matemáticas en la Universidad de Cambridge, Hawking se involucró en la búsqueda del gran objetivo de la física, una teoría unificada, que resolvería las contradicciones entre la teoría general de la relatividad, de Einstein, y la teoría de la mecánica cuántica.

Para Hawking, esa era una misión casi religiosa. Dijo que encontrar la teoría de todo permitiría al ser humano conocer la mente de Dios.

Una teoría unificada completa y coherente es apenas el primer paso: Nuestra meta es una comprensión total de los eventos a nuestro alrededor y de nuestra propia existencia, escribió en Una breve historia del tiempo.

En sus últimos años, no obstante, planteó la posibilidad de que tal vez no haya una teoría unificada que lo explique todo.

Después escribió El universo en una cáscara de nuez, en el que que actualizó conceptos como la supergravedad, singularidades desnudas y la posibilidad de un universo de 11 dimensiones.

Uno no puede dejar de hacerse la pregunta, ¿por qué existe el universo?, expresó en 1991. No conozco una forma operativa de hacerla o dar una respuesta, si es que hay una, un significado; eso me molesta.

Alentó con su entusiasmo

Algunos científicos dicen que su celebridad ayudó a fomentar el entusiasmo por la ciencia.

Sus logros, y su longevidad, por otro lado, demostraron que los pacientes no deben doblegarse ni ante la más severa de las enfermedades.

Richard Green, de la Asociación de la Enfermedad de la Neurona Motora, entidad británica enfocada en la ELA, sostuvo que Hawking representaba la mente perfecta atrapada en un cuerpo imperfecto. Y que había sido un ejemplo para las personas con ese mal.

Con el paso del tiempo fue perdiendo la movilidad de músculos de la cara que le permitían comunicarse y le tomaba varios minutos responder preguntas sencillas. Pero ni eso lo frenó.

Hawking ganó notoriedad con su trabajo teórico acerca de los agujeros negros. Convencido de que era erróneo decir que son tan densos que nada puede escapar a su atracción gravitacional, Demostró que tienen filtraciones de luz y de otras radiaciones, lo que ahora se conoce como la radiación de Hawking.

Fue algo totalmente inesperado, señaló Gary Horowitz, físico teórico de la Universidad de California con sede en Santa Bárbara. Algo revolucionario.

Agregó que el descubrimiento hizo que se estuviera más cerca de elaborar una teoría unificada.

La otra gran contribución científica de Hawking fue la cosmología, el estudio del origen y la evolución del universo.

Conjuntamente con Jim Hartle, de la Universidad de California, en Santa Bárbara, planteó en 1983 que el espacio y el tiempo pueden no tener un comienzo y un final.

En 2004 reveló que había revisado su teoría de que los objetos que son absorbidos por agujeros negros simplemente desaparecen, tal vez ingresando a un universo alternativo. Señaló, en cambio, que creía que los objetos podían ser despedidos por los agujeros negros.

Cuando se le diagnosticó ELA, Hawking se deprimió. Pero al ver que sobrevivía, recuperó el ímpetu y se abocó al trabajo.

Se casó en 1965 con Jane Wilde y tuvieron tres hijos, Robert, Lucy y Timothy.

Enseñó en Cambridge, viajó y dio conferencias. Parecía disfrutar de la fama.

Dejó de impartir clases en 2009 y aceptó una plaza como investigador del Instituto Perimeter de Física Teórica en Waterloo, Ontario.

Se divorció en 1991 y su relación con sus hijos se deterioró. Su ex esposa Jane escribió una autobiografía, Música para mover las estrellas, en la que dice que cuidar a Hawking tres años la dejó totalmente agotada y vacía.

Hawking se casó cuatro años después con una enfermera que lo cuidó, Elaine Mason, y circularon rumores de que ella abusaba de él. En 2004 se dijo que Hawking había sufrido varias heridas, incluida una fractura en la muñeca, y que lo había abandonado en un jardín. El físico lo negó y la policía no pudo comprobar abuso alguno.

Lucy Hawking afirmó que su padre tenía una exasperante incapacidad de aceptar que hay cosas que no podía hacer.

Sin el Nobel

Stephen Hawking tuvo innumerables reconocimientos de sus pares, pero nunca le dieron el premio Nobel porque sus ideas no pudieron ser demostradas.

Era un teórico, un pensador profundo y sus meditaciones acerca de los agujeros negros, el origen y naturaleza del universo no han obtenido las pruebas contundentes necesarias para ganar los premios, según sus colegas.

El premio Nobel no se otorga a la persona más inteligente, ni siquiera al que hace el mayor aporte a la ciencia. Se otorga a los descubrimientos, explicó el físico Sean Carroll, del Instituto de Tecnología de California. Las mejores teorías de Hawking no han sido sometidas a la prueba experimental.

El mayor aporte de Hawking podría ser demostrado si los astrónomos encontraran los agujeros negros del tamaño adecuado. Los agujeros negros más pequeños, los que poseen la masa de un asteroide, probablemente producirían más radiación de Hawking que los más grandes, afirmó Avi Loeb, de la Universidad de Harvard.

Se han buscado miniagujeros negros con esta masa, pero hasta ahora no los han encontrado, afirmó Hawking en una conferencia en 2016. Es una pena, porque en ese caso yo hubiera ganado el Premio Nobel.

El astrónomo John Mather, de la Nasa y galardonado con el Nobel, piensa que difícilmente el premio habría cambiado la vida de Hawking. En todo caso, todos aman el trabajo de Stephen.

Hawking se volvió el rostro público del genio científico. Apareció en Star Trek: The Next Generation, se dobló a sí mismo en la serie de caricaturas Los Simpsons y escribió Una breve historia del tiempo.

Una mente más allá de los mortales

En algunos aspectos, Hawking era el heredero del aura de genio-como-celebridad de Einstein.

Su contribución es interaccionar con el público de una manera que quizá no ha ocurrido desde Einstein, afirmó la destacada astrónoma Wendy Freedman, directora de Carnegie Observatories. Se ha vuelto ícono de una mente que está más allá de los mortales corrientes (...) La gente no comprende exactamente lo que está diciendo, pero sabe que es brillante. Hay quizás un elemento humano en sus problemas que hace que las personas se detengan y presten atención.

Michael Turner, cosmólogo de la Universidad de Chicago, afirmó: “Creo que llamó la atención de la gente de una forma traviesa, mostrando su lado humano.

Lo primero que te llama la atención es la agotadora enfermedad y su silla de ruedas, afirmó Turner. Pero después, señaló, su mente y la alegría que obtenía de la ciencia dominaban el escenario. Aunque puede que el público no comprendiera lo que decía, sí comprendía su búsqueda de grandes ideas, señaló el cosmólogo. 

El título de Hawking no es relevante aquí, lo que importa es lo que hacía su cerebro, señaló Neil deGrasse Tyson, director del Planetario Hayden, de Nueva York. Le consideramos un astrofísico, porque su laboratorio era el universo.