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Semana Mayor en Iztapalapa, tradición de 175 años
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Ayer, en la delegación Iztapalapa, se llevaron a cabo tres actos importantes de la representación de La Pasión: El Concilio Contra Jesús, La Última Cena y La Traición de Judas. Hoy toca la CrucifixiónFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Viernes 30 de marzo de 2018, p. 4

Como dicta la costumbre –que data ya de hace 175 años–, ante una multitud que se alineó a lo largo de los cinco kilómetros del recorrido, Iván Pedro Estrella Mosco, empleado bancario que personifica a Jesús de Nazareth, y Zaira Vargas Zamora, estudiante de Enfermería en la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien interpreta a la Virgen María, caminaron dolorosamente.

Él, a sabiendas de que su fin está cerca; ella, compungida por la suerte del hijo.

Sin el calor de años pasados, Ehécatl fue benévolo y se hizo presente con alivianadora brisa.

Los iztapalapenses y cientos de miles de visitantes acompañaron al cortejo, integrado por nazarenos, mujeres del pueblo y romanos, así como los centuriones, que se la llevaron más leve, pues las distancias se hacen menos a lomo de caballo, desde la salida de la Casa de los Ensayos hasta tocar nuevamente el Jardín Cuitláhuac, donde, ya con el Sol en el ocaso, ocurrió El Concilio Contra Jesús, La Última Cena y La Traición de Judas.

Hay espíritu comunitario en esto de la llamada Semana Mayor de Iztapalapa.

La gente de los ocho barrios que integran la parte medular de la demarcación –dicen que la zona más poblada de América Latina– apoya la conservación de ésta que, sin querer, es toda una fiesta.

La misma Virgen es hija de otra María que hizo el papel hace 25 años, y como cita Ana Morales Turcio, estudiante de Antropología, quien encarna a María Salomé, “un habitante de los ocho barrios no puede ser indiferente a esta representación reconocida internacionalmente“.

En su organización hay apoyo público y privado. El gobierno delegacional lo hace con infraestructura institucional; la Secretaría de Seguridad Pública de Ciudad de México presta los caballos para los centuriones, y quienes participan en la representación tienen que sufragar los gastos del atuendo acorde a su personaje.

Tan sólo el alquiler de un caballo de los llamados criollos, que cargan a la brigada de clarines, ronda los 2 mil 500 pesos diarios.

Ángel Reyes, quien desde los 12 años participa y ahora tiene 26, señala que un apostol tiene que desembolsar entre 5 mil y 6 mil pesos por su indumentaria.

La escenificación principal, la Crucifixión, en el cerro de la Estrella, comienza hoy a las ocho de la mañana y culmina alrededor de las 15:30 horas.