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Las cruces de los feminicidios
E

n este Viernes Santo brillan con más intensidad las cruces de los feminicidios, porque en Occidente la cruz es la expresión simbólica de la muerte, y también puede ser signo de tortura y de asesinato, una figura que confirma la muerte después de intenso sufrimiento físico y moral.

Dijeron los soldados a Jesús que se tumbase, y él se tumbó, le pusieron los brazos abiertos sobre el patíbulo, y cuando el primer clavo, bajo el golpe brutal del martillo, le perforó la muñeca por el intervalo entre los dos huesos, el tiempo huyó hacia atrás en un vértigo instantáneo, y Jesús sintió el dolor como su padre lo sintió, se vio a sí mismo como lo había visto a él, crucificado en Séforis, después la otra muñeca, y luego la primera dilaceración de las carnes estiradas cuando el patíbulo empezó a ser izado a sacudidas hacia lo alto de la cruz, todo su peso suspendido de los frágiles huesos, y fue como un alivio cuando le empujaron las piernas hacia arriba y un tercer clavo le atravesó los calcañares, ahora ya no hay nada más que hacer, es sólo esperar la muerte (José Saramago, El evangelio según Jesucristo, Punto de Lectura, Madrid, 2006).

Son muchas las cruces de palo pintadas de color rosa que se exhiben con la marca Ni una menos, un lema que hoy alcanza difusión global. El feminicidio es una forma de persecución y violencia hacia las mujeres por el hecho de serlo; aunque se manifiesta sobre cuerpos individuales, es un crimen contra la colectividad, contra las mujeres. Implica tortura y abuso de poder, sufrimiento, golpes, abuso y violación, a veces asfixia y estrangulamientos, uso de arma blanca, desde la guerra de Calderón se recurre cada vez más a las armas de fuego.

El crecimiento de la tasa de feminicidios en México es signo del grado de impunidad generalizado: todos los días se asesinan jóvenes, mujeres, periodistas, etcétera; los esfuerzos y movimientos sociales de denuncia en este país se topan con el muro de la impunidad. Ya lo dijo esta semana el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos: el balance en la defensa y garantía de los derechos humanos en el país durante el actual sexenio no es favorable. Lo sabemos, la violación de los derechos humanos es la marca del sexenio de Enrique Peña Nieto.

Organizaciones civiles denuncian estos días que la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) obstaculiza la implementación de las alertas de violencia de género (AVG), no se avanza y hay graves retrocesos. El propio Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública documentó de 2015 a 2017 el asesinato de 8 mil 190 mujeres en el país, de los cuales, mil 640 fueron investigados como feminicidio (20 por ciento), hay una omisión por parte de las autoridades para realizar acciones urgentes y efectivas para erradicarlo. El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF, 40 organizaciones defensoras de las mujeres del país), la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todas y Todos AC, Justicia Pro Persona AC y el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria AC documentaron omisiones e irregularidades de la Conavim: retardaron la notificación de los informes sobre las AVG en Ciudad de México, Tlaxcala y Puebla; detuvieron las mesas de trabajo para elaborar dictámenes del cumplimiento de las medidas de AVG en Nuevo León, estado de México y Chiapas; limitaron la participación de OSC en el procedimiento de AVG; han hecho caso omiso a los indicadores de cumplimiento de Amnistía Internacional y de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas; y han detenido la publicación de la reforma al Reglamento de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (Lgamvlv). Las organizaciones exigen a la Secretaría de Gobernación cese de la simulación, acciones inmediatas y efectivas para salvaguardar la vida e integridad de las mujeres, atención y seguimiento a las alertas realizadas en el estado de México, Veracruz, Jalisco, Tlaxcala, Puebla y Ciudad de México; cumplir la recomendación del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw) en la que se pide al gobierno mexicano eliminar las barreras del mecanismo de la AVG e impulsar políticas que garanticen la seguridad e integridad de las mujeres.

La falta de voluntad política ha impedido que las AVG logren bajar las tasas de feminicidio y dudo mucho que a estas alturas se hagan acciones efectivas por parte de autoridades que las han ignorado durante todo el sexenio. El proceso electoral abre una esperanza al respecto ante el posible triunfo del candidato a la Presidencia de Morena, porque López Obrador es el único que ha dado muestras de compromiso contra la impunidad y de apoyo a las víctimas, por la presencia de tantas feministas en este partido y especialmente por el nombramiento de Olga Sánchez Cordero al frente de la Secretaría de Gobernación. La ex ministra de la SCJN se destaca por la defensa de los derechos de las mujeres, impulsó el protocolo para juzgar con perspectiva de género y maximizar la interpretación del derecho en favor de las personas en condiciones de desigualdad, lo cual contribuyó a detectar situaciones de desventaja por cuestiones de género, cuestionar la neutralidad del derecho ante condiciones de vulnerabilidad y evitar aplicar la norma sin tomar en cuenta las asimetrías de poder. Yo espero que las cruces sobre Morena en las boletas electorales del primero de julio, logren ser tantas como para disminuir, en el mediano plazo, los homicidios dolosos; y para bajar drásticamente el índice de feminicidios, el tortuoso asesinato de una mujer que está detrás de cada cruz que se pinta de rosa.

Twitter: @Gabrielarodr108