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Conferencia magistral del arqueólogo en la cátedra con su nombre creada por esa universidad estadunidense

Desde Harvard, Matos Moctezuma describió un viaje por el Templo Mayor

Conocer el centro fundamental de la civilización mexica es un privilegio, apuntó

Foto
Eduardo Matos Moctezuma (recuadro), en una captura de pantalla, durante su disertación sobre el Templo Mayor mexica en el Museo Peabody de Arqueología y Etnología en Cambridge, Massachussets, transmitida por Facebook
 
Periódico La Jornada
Jueves 12 de abril de 2018, p. 8

El arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma dictó una conferencia magistral, segundo acto inscrito en la cátedra instituida en 2017 con el nombre del investigador mexicano.

La conferencia Eduardo Matos Moctezuma se encuentra a sí mismo: excavaciones del gran templo Azteca se efectuó el martes en el Museo Peabody de Arqueología y Etnología, recinto afiliado a esa universidad estadunidense, ubicado en Cambridge, Massachussets, y fue transmitida en vivo a todo el mundo por su página en Facebook.

Como arqueólogo, dijo, es un privilegio conocer el centro fundamental de un pueblo y contó que su inclinación por la arqueología la debe al libro Dioses, tumbas y sabios, de C.W. Ceram.

Tras reconocer la influencia de los arqueólogos Gordon Childe (Australia) y Pedro Armillas (España), recordó que antes de llegar al Templo Mayor trabajó en varias zonas y sitios arqueológicos, como Teotihuacán, Cholula, Tula y Tlatelolco, los cuales le dieron la oportunidad de conocer las principales ciudades del centro de México

Apoyado en la proyección de fotografías, dibujos y esquemas, el investigador advirtió al auditorio que realizaría un viaje al pasado: a los 40 años que tiene el proyecto del Templo Mayor, el comenzó con el hallazgo del monolito de la Coyolxauhqui, diosa mexica de la Luna, en 1978.

Trabajos arqueológicos con buena estrella

Matos Moctezuma dijo que con la conquista española el Templo Mayor fue prácticamente arrasado, pero que gracias a la arqueología y otras disciplinas se ha penetrado en el pasado para conocer lo que había en ese gran recinto mexica.

Reconoció que los trabajos arqueológicos contaron con buena estrella desde el principio, pues encontramos restos de mucha de la arquitectura y también de los pisos de la gran plaza de Tenochtitlán. La mano de obra que se necesitaba para hacer cada una de estas etapas era enorme, así como los materiales que se utilizaron.

Detalló que el templo contaba con dos escaleras que llevaban a la parte más alta, donde se encontraba un par de santuarios o capillas: uno dedicado al dios del agua (Tláloc) y el otro al de la guerra (Huitzilopochtli).

La presencia de estos dioses es muy importante porque significa la base fundamental en la que se sostenía el imperio azteca. Por un lado, el dios del agua, de la producción agrícola, y, por el otro, el de la guerra, que significaba la imposición militar a otros grupos que debían pagar un tributo para Tenochtitlán.

El arqueólogo se refirió a los hallazgos en las diferentes etapas constructivas del Templo Mayor, como la designada con el número dos, que corresponde al año 1390 de nuestra era y en la cual se encontraron urnas funerarias, entre ellas una con figura de perro que contenía restos de huesos quemados y otra hecha en travertino y con tapa de obsidiana, que son las piezas más antiguas de la zona.

Habló del hallazgo en 2006 del colosal monolito de la diosa de la Tierra, Tlaltecuhtli, el más grande encontrado hasta el momento en el lugar, así como de las investigaciones que se han desarrollado para descubrir los colores originales de varias piezas.

Destacó que parte esencial de los trabajos en el Templo Mayor es una abundante bibliografía que a la fecha consta de más de mil 220 títulos. Después de haber visto todo esto que es una pequeña muestra de lo que hemos encontrado en 40 años, ¡díganme si no voy a encontrarme a mí mismo!