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El abanderado de Juntos Haremos Historia dialoga en privado con los obispos en la CEM

López Obrador ofrece invitar al Papa a un debate nacional para pacificar México

Aunque sus adversarios se enojen, insiste en que si gana la Presidencia no habrá gasolinazos

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Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de la coalición Juntos Haremos Historia, tras la reunión privada que sostuvo ayer con los obispos mexicanosFoto Yazmín Ortega Cortés
Reporteras y corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 14 de abril de 2018, p. 7

Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de la coalición Juntos Haremos Historia, informó a la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) que si gana la Presidencia de la República invitará al papa Francisco, entre otros líderes espirituales y dirigentes sociales del mundo, a participar en un debate nacional para lograr la paz y la reconciliación en México.

Apenas unos minutos antes de que ingresara el candidato del PRI, PVEM y Nueva Alianza, José Antonio Meade, acompañado de su esposa Juana Cuevas, a las instalaciones del organismo católico, también para reunirse en privado con los obispos, López Obrador resaltó en entrevista el papel que el pontífice ha jugado en otros procesos de paz.

Con otras características, desde luego, pero él participó en la reconciliación de los gobiernos de Cuba, de Estados Unidos; participó en los acuerdos de paz en Colombia. Él ha estado participando en todo aquello que contribuye a que haya paz y tranquilidad, y por eso se le va hacer en su momento la invitación para que nos acompañe en este proceso, aseveró. Aclaró que no hubo respuesta de los prelados. Sólo lo expuse, dijo.

El abanderado presidencial de Morena, Partido del Trabajo y Encuentro Social intercambió puntos de vista con los obispos, en compañía de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller y su vocero César Yáñez, durante más de una hora. A más de un centenar de jerarcas católicos les dio su palabra de que cumplirá con todos los compromisos de campaña que ha venido planteando en plazas públicas desde hace mucho tiempo para lograr la transformación de México.

Fue su tercera visita a la casa del Episcopado Mexicano como candidato presidencial. La primera ocurrió el 24 de abril de 2006, cuando inauguró las reuniones oficiales en la historia del organismo católico con un abanderado presidencial, y la segunda en 2012.

Esta vez, López Obrador enfatizó ante los prelados, encabezados por el presidente de la CEM, el cardenal José Francisco Robles Ortega, su proyecto para pacificar al país. Les dio a conocer que si gana las elecciones, convocará a foros –a partir de julio y hasta antes del 1º de diciembre, cuando rendiría protesta– para analizar entre todos el problema de la inseguridad y la violencia. Va a ser un debate nacional, un diálogo entre todos los mexicanos, añadió.

Con los prelados no abordó el tema de la amnistía a delincuentes, pero sostuvo que tanto pastores de iglesias evangélicas como sacerdotes, obispos e integrantes de organizaciones ciudadanas y sociales tienen mucho que aportar.

Tras el encuentro, en una entrevista banquetera, inicialmente pidió a los reporteros moverse de la entrada de la sede de la reunión, porque va a llegar el otro candidato.

–¿No lo quiere ver? –se le preguntó– y dio paso a las preguntas que se le plantearon.

Entre otros temas, resaltó su confianza en que los representantes de la Iglesia católica orienten a los ciudadanos a votar de manera libre el 1º de julio.

Resaltó que aunque sus adversarios se enojen, mantiene su propuesta de que no habrá gasolinazos si gana la Presidencia.

Más tarde, el candidato presidencial realizó un mitin de campaña en el municipio de Cuautitlán Izcalli, y posteriormente estuvo en la plaza central de Tlalnepantla. Allí planteó que el 1º de julio será la última elección que se va a celebrar en México bajo sospecha de fraude, porque una vez consolidado el triunfo de Morena se va a consolidar la democracia en el país.