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El realizador, distinguido por su humildad, murió en Roma

El cine es mi vida; sin él sería un fantasma: Vittorio Taviani
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Vittorio y Paolo Taviani el 11 de febrero de 2012, durante la presentación de su película César debe morir, en la BerlinaleFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Lunes 16 de abril de 2018, p. a11

Roma.

El director de cine Vittorio Taviani, quien murió en Roma a los 88 años, escribió con su hermano Paolo algunas de las páginas más bellas del cine italiano, en una obra atípica que mezcla historia, sicoanálisis y poesía.

El cine es mi vida, porque si no, sería sólo un fantasma y todas las relaciones con los demás se disolverían en la confusión, decía Vittorio Taviani, indisociable de su hermano Paolo, dos años mayor que él.

Un dúo único que hablaba siempre con una sola voz y escribía a cuatro manos sobre sus indignaciones y sus iras, pero también acrca de su amor por el arte y la belleza.

No sabemos cómo podríamos trabajar el uno sin el otro. (...) Mientras podamos respirar misteriosamente al mismo ritmo, haremos películas juntos, afirmaban los cineastas que, en 1977, se comparaban con el café con leche: ¡Es imposible decir donde termina el café y dónde empieza la leche!

Muy inspirados por el maestro del neorrealismo, Roberto Rosselini, pero también por Vittorio De Sica, los dos hermanos se interesaron desde sus inicios, en los años 1960, por los temas sociales.

Su cine se diferenció rápidamente por un estilo singular en el que se mezclan historia, sicoanálisis y poesía.

Es un día triste para la cultura, uno de los mayores maestros de nuestro cine se va, declaró en un comunicado el ministro italiano de Cultura, Dario Franceschini.

“Don, bondad, humildad. Clase. El hombre de la boina que lo diferenciaba de Paolo. Puedo decir como Scola ‘Nos quisimos tanto’. La noche de San Lorenzo es su obra maestra”, reaccionó en Twitter Gilles Jacob, ex presidente del festival de Cannes.

Tras una serie de documentales, los hermanos Taviani realizaron su primer largometraje, Hay que quemar a un hombre (1962), que cuenta la historia de un sindicalista marxista que lucha contra la mafia siciliana.

Después la pareja abordó el divorcio con la comedia I fuorilegge del matrimonio, antes de dirigir Sotto il Segno dello Scorpione, alegoría de los acontecimientos del 68. En 1974, con Allonsanfan, obtuvieron su primer éxito internacional.

Nosotros nunca nos rendimos. Dicen que al volverse viejo uno es más generoso y más tolerante. Es mentira. Nosotros siempre tenemos el mismo instinto de rebelión, decían.