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Es una atleta que compite en el más alto nivel del raquetbol, pero no es una máquina

Mi debilidad es querer ser perfecta: Longoria

Sufrió su primera derrota de la temporada; será la número uno por novena ocasión consecutiva

 
Periódico La Jornada
Jueves 26 de abril de 2018, p. a12

Está acostumbrada a ganar. Lo dice Paola Longoria con una honestidad sin dejos de arrogancia. La raquetbolista mexicana número uno del ranking mundial está a punto de terminar la temporada en la cima de la clasificación por novena ocasión consecutiva, pero aún sufre cuando pierde, aunque el tropiezo no afecte la meta que se propuso al inicio de la campaña.

Perdió este fin de semana la Batalla del Álamo, en San Antonio, Texas, un torneo del que salió invicta seis temporadas consecutivas. La mexicana Samantha Salas la venció por primera vez en una final del tour profesional de raquetbol femenil. La primera derrota de esta temporada en la que nadie hace sombra a Longoria.

No he encontrado todavía cómo asimilar las derrotas; aún me duele perder y lloro. Mi debilidad es querer ser perfecta, dice Longoria desde un aeropuerto, uno de los lugares que más frecuenta, además de las canchas.

Uno se acostumbra a ganar, me preparo para eso y quisiera terminar cada temporada invicta, pero cada que pongo el pie en la cancha, la derrota acecha y siempre es una posibilidad.

Paola tiene que fragmentarse para cumplir la infinidad de compromisos que exige su condición de número uno del raquetbol. Apenas compite, toma un vuelo y ya tiene la agenda apretada con conferencias, entrevistas y asuntos con patrocinadores que tiene que armonizar con sus entrenamientos. Mientras tanto, señala, las rivales la estudian con precisión, analizan sus movimientos y estrategias para conseguir derrotar alguna vez a la número uno.

He estado en los dos lados de la moneda, cuenta, fui la aspirante a derrotar a las rivales más fuertes; hoy soy la rival a la que todas quieren ganar. Tengo que preparar cambios de estrategia y mejorar cada juego para que no me sorprendan, pero es difícil porque no estoy metida sólo en jugar.

Incluso la Batalla del Álamo iba a quedar fuera de su programa, pero consiguió un vuelo de último minuto y pudo llegar prácticamente a meterse a la cancha para competir. El año pasado Salas estuvo en la final y perdió en el límite ante Longoria. Hoy, asume que no pudo refrendar esa superioridad y tiene que asimilar el segundo lugar de un torneo que acostumbra ganar.

Paola admite que una derrota le devuelve la dimensión de una atleta que compite en el más alto nivel, pero que no es una máquina programada para vencer.

La verdadera misión, casi cumplida, será terminar la temporada el próximo mes como la número uno por nueve años consecutivos. Faltan un par de torneos y será realidad. Lo que seguirá será conseguir un boleto para el Campeonato Mundial en Cali en verano, justo después de que compita en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, donde ya consiguió su lugar en un selectivo.

Me parece absurdo competir por un boleto para el Mundial, cuando hace un mes competí por un lugar en la selección, lamenta Longoria; en otros países la mejor clasificada ya tiene un lugar asegurado. Todo sea por volver a representar a México, que es una de las experiencias que más quiero en mi carrera.