A mí papá también lo llamaron populista, dice Tatiana Clouthier, y remite a los presentes a un artículo publicado por Soledad Loaeza, en el que se dibuja la personalidad claramente autoritaria del sinaloense. Treinta años después, la hija del célebre Maquío presenta un libro que retrata al otro populista: Andrés Manuel López Obrador, obra de un cercano colaborador del candidato presidencial, José Agustín Ortiz Pinchetti. Mi maestro, dice Tatiana Clouthier.

Autor y presentadora se conocieron en los 90, cuando la sociedad civil irrumpió en la escena pública para impulsar reformas electorales e instituciones autónomas. El preámbulo había sido el agitado 1988 del fraude electoral.

Tatiana Clouthier tenía 23 años cuando su padre cerró su campaña por la Presidencia con un discurso en el que se asumió como tercera vía frente al régimen autoritario y lo que llamó confusión nostálgica del neocardenismo.

Ahora es una de las coordinadoras de campaña de un hombre que conoció en 1991, en la plaza de Cárdenas, Tabasco.

Clouthier se detiene en ese episodio. Cuenta que como observadora electoral, le tocó ver la indignación del pueblo que zarandeaba a un sujeto por haberse rebado una urna. Y luego, ya de noche, el grito que escuchó en la plaza: “¡Ahí viene El Indio!”

Fue entonces que vio entrar a Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador. Para ella, venida del norte, fue algo culturalmente muy fuerte mirar a aquellos dos personajes, con sus voces lentas, melódicas, dirigirse a la multitud. No podía entender cómo esa gente hacia caso de sus instrucciones.

Muchos años después le tocaría atestiguar los resultados de López Obrador como gobernante de la capital del país y confirmar que quienes lo criticaban eran muy güeyes, porque le copiaban todo.

De un salto, a la coyuntura. Clouthier dice que le preguntan en tono sorprendido cómo logra comunicar sus mensajes con el éxito que ha tenido en esta campaña. Es muy fácil cuando tienes un personaje como AMLO y un proyecto de país, responde.

El desafuero, momento cumbre

Toca el turno del autor, Ortiz Pinchetti, quien ha visto los toros desde la barrera obradorista desde los años del fallido desafuero y explica qué se propuso al escribir AMLO. Con los pies en la tierra: Me propuse desidealizar a AMLO, tanto de las invenciones negativas como de las positivas. Es decir, romper las supersticiones que existen sobre él, que no son sólo la demonización, sino también el fanatismo.

Ortiz Pinchetti traza los rasgos de un político que considera excepcional (su momento cumbre es cómo resolvió el desafuero): un hombre sencillo, jamás colérico, jamás grosero, auténticamente honesto y que por decisión propia vive de un modo muy austero.

El ex secretario de Gobierno de la capital recurre una y otra vez a ejemplos de cómo López Obrador ha contenido la violencia, incluso con medidas tan polémicas como el plantón de Reforma. Ha atemperado el impulso destructivo de la muchedumbre.

Fuera de programa, Porfirio Muñoz Ledo llega tarde y parte plaza. Se apodera del micrófono para hablar de su cercanía (¿en qué capítulo de la historia reciente podría faltar?) con dos personajes clave en la formación de López Obrador: Daniel Cosío Villegas y Carlos Pellicer.

Porfirio hace chistes. Hay risas, pero ninguna como la que consigue Ortiz Pinchetti cuando dice: “Nosotros, que somos los pejezombies…”