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Muestra en el Museo Federico Silva

Exhiben en SLP obra de cuatro escultoras

Archipiélago incluye piezas de Águeda Lozano, Naomi Siegmann, Josefina Temín y Paloma Torres

 
Periódico La Jornada
Jueves 10 de mayo de 2018, p. 4

El Museo Federico Silva Escultura Contemporánea de San Luis Potosí aloja la exposición Archipiélago. 4 escultoras mexicanas. 4 materiales transfigurados, que reúne obras de Águeda Lozano (1944), Naomi Siegmann (1933-2018) –fallecida el pasado 28 de febrero y a quien está dedicada–, Josefina Temín (1954) y Paloma Torres (1960). La muestra concluirá el 3 de junio.

Según Enrique Villa, director del recinto, la exhibición muestra, como en una polifonía, la obra de esas creadoras de pesos completos. En entrevista con La Jornada, dice que el diálogo entre la obra de Josefina y Naomi es un contrapunto con la de Paloma y Águeda, a modo de islas soberanas y deslumbrantes.

Es la última exposición, al parecer, en la que Siegmann intervino personalmente en la selección de obra reciente. Neoyorquina de origen, aunque avecindada en México desde los años 60 del siglo pasado, primero en Santa Rosalía, Coahuila, y después en Ciudad de México, Siegmann presenta ejemplares de su exploración, Raíces, que en efecto son raíces de árboles trabajadas a manera de escultura.

Volumen y tridimensionalidad

Para Armando Herrera Silva, secretario de Cultura de San Luis Potosí, el nombre de la muestra sugiere el constante desprendimiento y esparcimiento de las piezas escultóricas que la componen.

El escritor y ensayista Luis Ignacio Sáinz recordó que este es un museo único dedicado a preservar y difundir los lenguajes del bulto, del volumen y de la tridimensionalidad. A eso le debemos el enorme talento del escultor Federico Silva, añadió.

De Lozano se exhibe casi pura maqueta, es decir, piezas de las que parte su obra monumental como aquella expuesta a finales de 2017 en el corredor del Palacio de Bellas Artes. Si en el museo potosino expone Flor del desierto, de 43 x 26 x 30 centímetros, la obra monumental tiene casi cuatro metros de alto y tres de ancho.

Lozano, quien trabaja el acero inoxidable y el carbón, dijo en entrevista que lo de archipiélago significa ¡viva la diferencia! Aunque Naomi ya no está con nosotros, su ensoñación sí. Como artista veo que cada quién tiene la misma preocupación: encontrar su diálogo con los elementos de la naturaleza, porque los artistas no inventamos nada. Por más abstracto que sea, o que digas no entiendo eso, existe en algún lugar.

Foto
Amparo, 2012, acero inoxidable de Águeda Lozano (Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, 1944), trabajo incluido en la exposición montada en el Museo Federico Silva Escultura Contemporánea, en la capital potosina, que concluirá el 3 de junioFoto Manolo Lozano

Torres, quien utiliza el barro, ha trabajado sobre el paisaje urbano. Hoy se concentra en la ausencia de espacio vital dentro del espacio privado. Para ella uno de los grandes problemas de las urbes es que “las personas no tienen un mínimo espacio que les pertenezca; si ves los conjuntos habitacionales con departamentos que miden 36 metros cuadrados y son habitados por un familia de cinco o seis. Por eso hay violencia.

Es como el reflejo de estos planos de la ciudad transferido a las ruinas, porque en las metrópolis contemporáneas tenemos que hablar de una arqueología urbana. Vivimos en una urbanidad llena de ruinas. Entonces, allí es donde vemos este territorio y cómo lo habitamos para reconstruirlo.

Dijo que gran parte de la población vive en ciudades; tenemos una manera diferente de enfrentarnos a lo que es el paisaje externo. Cuando sales de tu casa, la ciudad es tu jardín; tenemos que aprender a ser más respetuosos de los espacios públicos, porque el paisaje determina el carácter de una sociedad.

La naturaleza es el tema de Temín, quien en sus caminatas recoge vainas y troncos, cuyas formas integra a su trabajo junto con el papel: “La naturaleza es todo. Estar en comunión con la vida. Me emociona siempre observar hojas, flores o palos, que me llaman la atención, pues representa entender el mundo de otra forma. Es un hábito ver para abajo o para un lado; de repente me encuentro una piedrita, una plantita y me las llevo. Nada arranco, sólo digo, ‘mira esta maravilla’ y me lo llevo como pepenadora de cosas de la naturaleza”.