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Aniversario luctuoso de Javier Valdez

Los más libres son los que están muriendo, asegura Hootsen

Dar con todos los involucrados en el asesinato de Valdez, exige el CPJ
 
Periódico La Jornada
Martes 15 de mayo de 2018, p. 4

Es una injusticia reducir el extenso trabajo periodístico de Javier Valdez Cárdenas a una definición tan simple como “cronista de cárteles”. En realidad, el corresponsal de La Jornada en Sinaloa, asesinado el 15 de mayo de 2017, iba más allá. Se enfocaba en las víctimas, en la vida diaria de las personas afectadas, y lo describía con un estilo completamente único, un estilo que no he visto en ningún otro periodista en México y en América Latina.

Esa es la opinión de Jan-Albert Hootsen, representante en México del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), organización internacional que en 2011 confirió a Valdez Cárdenas el Premio Internacional de la Libertad de Prensa.

Tenía la capacidad única de visualizar situaciones, emociones y la vida diaria de las personas. Su periodismo es de suma importancia, muy empático. Me atrevería a decir que era uno de los cronistas más importantes del siglo XXI en América Latina. Nos enseñó cómo hacer tangible toda la violencia, toda la catástrofe que está viviendo México. Y lo hizo desde el punto de vista que importa: el de la gente, el de las víctimas, el de las familias.

En entrevista con este diario por el primer aniversario del homicidio del también cofundador del semanario Ríodoce, Hootsen rememora que Javier era la persona en Sinaloa con la que más hablaba, a quien le pedía yo informes o ayuda; fue mi amigo... (Su asesinato) representa una pérdida enorme que a la fecha nos sigue causando dolor.

No se conforma con los avances en las indagatorias por el asesinato. Si bien reconoce que se ha identificado a los tres presuntos autores materiales, uno de ellos ya detenido, el activista por la libertad de expresión subraya que tiene que vincularse a proceso y sentenciar a todos los involucrados en el crimen, incluidos quienes dieron la orden de matarlo.

La crisis de la libertad de expresión y la persecución a los periodistas se da en todo el mundo. EL CPJ ha detectado retroceso en la garantía de ese derecho a escala global y mayores riesgos para los comunicadores. Si bien los asesinatos se han reducido a escala internacional, hoy hay más reporteros que nunca en las cárceles.

Hootsen refiere que varios galardonados con el premio de su organización han sido asesinados. Además de Valdez, recuerda que en julio de 2016 el periodista ucraniano Pavel Sheremet, reconocido en 1998 por el CPJ, también perdió la vida. Los más libres son los que están muriendo.

Al hablar de la situación de la prensa en México, la ubica como “un caso muy particular. La más reciente edición del Índice de impunidad del CPJ coloca al país en el sexto lugar, sólo por debajo de naciones en guerra, como Afganistán, Siria, Irak y Somalia. México es el país en paz –entre comillas, pero esa es otra discusión– más letal e impune para periodistas. Hay un problema enorme de estado de derecho, de impunidad, de disfunción de la institucionalidad, de falta de compromiso y de voluntad política de los funcionarios públicos ante una situación extremadamente grave”.

En ese sentido, lamenta que hasta ahora el tema de la libertad de expresión haya estado ausente de las campañas electorales, particularmente entre los cinco aspirantes a la Presidencia de la República.

Cada periodista asesinado, señala, representa una paliza para el estado de derecho y la democracia mexicana, independientemente de si se trata de reporteros con reconocimiento internacional como Valdez o Miroslava Breach (corresponsal de La Jornada en Chihuahua, asesinada el 23 de marzo de 2017) o de profesionales como Leobardo Vázquez (Veracruz) o Daniel Esqueda (San Luis Potosí), que tenían menos reflectores globales.

La pérdida de Javier Valdez nunca podrá ser compensada. No hay otro como él. El mejor homenaje que le podemos hacer es leerlo. Nos dejó un cuerpo impresionante de cientos o hasta miles de crónicas, con un estilo único que no se ha visto en ningún otro lado de América Latina. En lo personal, al leerlo me inspira a ser un mejor periodista y una persona con más empatía hacia los demás.