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Penultimátum

Sergio Ramírez y Ernesto Cardenal enaltecen a Nicaragua

M

ientras pierde cada vez más legitimidad el régimen autoritario y corrupto que encabezan Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo; cuando los muertos, heridos y disidentes encarcelados pesan sobre estos personajes y sus cercanos colaboradores, Nicaragua adquiere relieve gracias a sus intelectuales como Sergio Ramírez, recientemente distinguido con el Premio Cervantes por su obra literaria, que en buena parte recrea la lucha del pueblo de su país por la libertad y la justicia.

Ramírez fue vicepresidente de Nicaragua durante el primer gobierno sandinista presidido por Ortega, hoy su enemigo acérrimo. Como también hizo parte otro personaje ilustre: el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal a cargo del Ministerio de Educación y Cultura. Para el también traductor, escultor y ensayista, la revolución sandinista fue de las más bellas y solidarias del mundo entero. Una guerra de siete años contra Estados Unidos y se ganó haciendo que las tropas y la influencia de esa nación dejaran Nicaragua. Pero, agrega que algunos de los principales dirigentes empezaron a robar, se emborracharon de poder y perdieron la revolución. “Ahora están en el gobierno esos mismos que la traicionaron y también al sandinismo’.’

Al igual que Ramírez, el sello que distingue a Cardenal es su sencillez. Cuando le preguntan qué opina cuando se le menciona como uno de los grandes poetas de América Latina y de los más traducidos a otros idiomas, responde que ese juicio es muy arbitrario. El que te traduzcan tu obra no es signo de excelencia. No me creo tan importante, y, aunque lo fuera, no tiene importancia el ser importante. De lo que sí estoy seguro y orgulloso es de que mis poemas nacen de las experiencias de mi país.

Cardenal no olvida el maltrato público que le profirió el papa Juan Pablo II cuando visitó Nicaragua en 1983 y lo acusó de ser parte de una revolución marxista y alentar en sus textos la Teología de la liberación. El poeta sostiene que nunca ha creído en el Vaticano, pero sí en Jesús. Años después tendría oportunidad de referirse a ese pontífice, al condenar en 2014 su beatificación: es, dijo, una insensatez y deshonra para la Iglesia hacer santo a quien protegió a ese monstruo que fue Marcial Maciel. Y ahora que se celebra el bicentenario del nacimiento de Carlos Marx, reconoce la nobleza del pensador alemán.

Hoy la dupla que desgobierna Nicaragua ve alejar el apoyo que tanto le dieron la Iglesia y los grandes empresarios. Nuevamente la inconformidad ciudadana, como en tiempos del sandinismo auténtico, la encabezan los estudiantes y los intelectuales. Y entre estos últimos brillan los más ilustres. Como Ramírez y Cardenal, quien a sus lúcidos 93 años se ocupa de luchar en favor de niños que padecen cáncer.