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En el primer medio siglo de Led Zeppelin
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John Paul Jones, Robert Plant, oculto tras la batería John Bonham, y Jimmy Page
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Portada del disco
 
Periódico La Jornada
Sábado 19 de mayo de 2018, p. a16

En los estantes de novedades discográficas esplende un documento a manera de conmemoración, himno, clamor, ritual y explosión de adrenalina.

Led Zeppelin. How the West was won, álbum triple cuyo argumento de re-edición es incontestable: un trabajo de ingeniería acústica asombroso.

Comienzan así las conmemoraciones por una efeméride notable: se cumplen, en septiembre, 50 años de la fundación del grupo más relevante de hard rock, Led Zeppelin.

El grupo desapareció hace 38 años pero el genio comercial de Jimmy Page lo ha mantenido en el pináculo.

En el Disquero hemos reseñado en sus oportunidades los rescates documentales que ha realizado míster Page, página a página (page, je) de los archivos de la BBC y de sus propios amontonaderos de cintas magnetofónicas.

Hace 15 años decidió sacar a luz el disco que hoy nos vuelve a ocupar: How the West was won.

Sus argumentos también resultaron abrumadoramente correctos en aquel entonces: la gira descomunal que emprendieron en 1972 por Estados Unidos resultó ser el mejor momento, en términos musicales, de la banda.

Este álbum resultó el más exitoso entre los que estaban produciendo los músicos británicos.

En cuatro años, los cuatro fantásticos ya habían creado arsenal interminable. Sus conciertos duraban más de cinco horas y el público enloquecía de placer.

Es tan bueno ese momento musical, que volvimos a comprar el mismo disco, algo semejante que sucedió en su momento con The Beatles y que sigue sucediendo con Pink Floyd: los avances tecnológicos permiten el nacimiento de nuevas ediciones de viejos discos y resultan novedades absolutas en términos acústicos.

Ya en anteriores remasterizaciones se había recuperado el trabajo de John Paul Jones en el bajo zumbeante, ronroneador.

Ese músico había quedado en la penumbra a pesar de ser el alma de la base rítmica del grupo. John Baldwin, nombre real de John Paul Jones, dio a Led Zeppelin el vigor musical más allá del riff de Page, la voz chillona de Plant y la espectacularidad de John Bonham en la batería.

Bajo y teclado, ese fue su arsenal y en el disco triple que hoy nos ocupa lo podemos escuchar en todo su esplendor. Al disolverse el grupo en 1980, viró hacia la música para cine y compuso partituras que le vimos estrenar, en persona, en México, en la sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario.

En 1994 grabó un álbum de culto: Sporting Life, con la dama de culto Diamanda Galas. Una exquisitez musical.

Está el vigor musical de John Paul Jones por ejemplo en el arranque del disco dos de la remasterización que hoy nos ocupa, junto al gong del Bonzo Bonham, las experimentaciones sonoras de Page en guitarra y una atmósfera de música de concierto.

Esa versión de Dazed And Confused registrada en vivo en el L.A. Forum es una auténtica obra de arte, junto a la versión legendaria, en el mismo álbum, de 19 minutos con 20 segundos de Moby Dick. No es un solo de batería, es pura dinamita, nitroglicerina en suspensión de mercurio en alto octanaje, megavatios, magma y esmegma.

Por cierto, en el largo pasaje instrumental de la pieza Dazed And Confused, suenan cánticos de ballenas desde los artefactos electrónicos de John Paul Jones y Jimmy Page. Sublime.

Esa arquitectura interior, esos cuadros sonantes de Escher, esos paseos indómitos por lo más experimental, propositivo y telúrico, desemboca al inicio del disco tres en una versión monumental de Whole Lotta Love, de 20 minutos con 59 segundos.

Los críticos calificaron esos materiales sonoros como cock rock music (siendo cock alusión directa al falo) por sus claras intensidades sexuales, por su presencia felina, abiertamente erótica en escena, por la lascivia de su música que el propio Robert Plant definió así: somos como un grupo de encuentro sexual a primera cita.

Canta Robert Plant:

Hey, hey mama, me encanta
cómo te mueves
te voy a hacer sudar
te voy a hacer gozar
ah, ah, nena, me encanta
cómo mueves aquellito
lo voy a inflamar todito
en un piquete
hey, hey, baby, cuando
caminas caminas así
como lo haces
te veo gotear dulcemente y no
te suelto ya
hey baby, oh baby, pretty
baby
muévelo mientras me haces
así, tan rico

Eso era demasiado para las buenas conciencias de los años 70. En representación subliminal de los valores morales, los críticos de música asumieron, sin que nadie se los pidiera, y sin que ellos siquiera se dieran cuenta, un linchamiento moral disfrazado de crítica musical.

Les dijeron entonces plagiarios, obscenos, lascivos, hippies, autores de pot music (música de mariguana) entre otras linduras. El crítico musical Kirs Needs reconoció, acorde con su apellido: necesitábamos un enemigo cuando apareció el género de música punk y Led Zeppelin era el blanco perfecto.

La leyenda Led Zep se extiende hasta el ocultismo y alcanza los umbrales que traspasó David Bowie a la hora de morir: una inclinación poderosa hacia Aleister Crowley, renombrado místico, mago, ocultista fundador de la corriente religioso-filosófica Thelema, miembro de la organización esotérica Hermetic Order of the Golden Dawn y apodado Frater Perdurabo y también La Gran Bestia. De hecho, John Bonham cambió su apodo en 1973, quiso dejar de ser El Bonzo para que lo llamaran La Bestia.

La pasión de Jimmy Page por Crowley lo hizo amasar una impresionante colección de libros, manuscritos y efectos personales de Crowley, incluso compró la casa donde vivió el ocultista en el Lago Ness, y allí se fue a vivir.

Eso causó la ruptura con Robert Plant, quien vacacionaba en Grecia y tuvo un serio accidente automovilístico con el que se vio cerca de la muerte. Tiempo después, su hijo Karac, de seis años de edad, contrajo un virus raro y murió fulminado en horas.

Plant culpó de inmediato a Page de lo ocurrido, atribuyó a sus extrañas prácticas de ocultismo que el mal fario se ensañara con su entorno.

Hace años que Plant hace poco caso de Page. Se han reunido para tocar juntos, pero ya no es lo mismo.

La salida de esta remasterización, How the West was won, la recibió con desdén.

En el año del primer medio siglo de Led Zepp, queda el eco de los diálogos musicales de Jimmy Page y Robert Plant, entre las cuerdas de la guitarra y las cuerdas vocales en llamados y respuestas, en el centelleo de la guitarra penetrando la zona de falsete agudo donde, como apunta Alex Ross, el crítico musical del New Yorker, se llaman a gritos uno a otro, como caminantes en medio de un paisaje desolado.

Larga vida a Led Zep.

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