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Rumbo a Los Pinos

En esta ocasión López Obrador enfrentó a Anaya

El debate sobre migración deviene ataques personales

Anaya: El país es más grande que sus problemas; se recuperará la paz

Meade: En el momento de votar decidiremos entre dos proyectos; el mejor soy yo

AMLO: Vamos a sacar a México del atraso; pronto habrá un buen gobierno

Rodríguez: Mi mamá es mi héroe; dénme oportunidad de ser su presidente

Enviados
Periódico La Jornada
Lunes 21 de mayo de 2018, p. 3

Tijuana, BC.

Los temas a debate eran migración, combate al crimen organizado y seguridad fronteriza, a propósito de los cuales el segundo debate entre candidatos presidenciales derivó en intenso cruce de acusaciones. No se ahorraron epítetos, pero esta vez, Andrés Manuel López Obrador no se contuvo y pasó al ataque:

Es un demagogo, un canallita, le espetó al panista Ricardo Anaya para luego arremeter contra el Prian. Anaya y José Antonio Meade pertenecen a la mafia del poder, los dos han llevado al país a esta situación de inseguridad, violencia y pobreza, en alusión a la problemática migratoria. Y fue más allá: Es un corrupto, engañabobos.

No pasó mucho tiempo para la respuesta de Anaya: Algo peor que los engaños es la hipocresía. Meade se fue a estudiar a Estados Unidos, pagado con dinero del gobierno, y Andrés Manuel tiene un hijo que se fue para España a estudiar. No que muy nacionalista. Los dos son unos hipócritas, reviró aludiendo también a las críticas que Meade le lanzó por la residencia de sus hijos en Atlanta.

Y en esa refriega, terciaría Meade sin sus formas diplomáticas para arremeter contra Anaya: Se necesita ser muy cínico para ser presidente de la Cámara de Diputados, encargado de las reuniones interparlamentarias sin lograr un solo resultado para los migrantes para venir pontificando ahora. Se necesita ser muy cínico para sólo conocer de Atlanta, donde vivía su familia, sin visitar a los consulados mexicanos ni a los migrantes.

A la distancia, inexistente para sus adversarios, Jaime Rodriguez Calderón también entró al encendido tono del debate y los cuestionó porque se la han pasado todos peleando entre ellos, a ver quién es el más rata, quién es el más venenoso. Si ven, no me han dicho nada a mí.

Los temas a debate eran la seguridad fronteriza, los derechos de los migrantes y el combate al crimen organizado. Meade reivindicó la importancia de fortalecer las acciones para controlar el tráfico de armas en la frontera y también el lavado de dinero, momento que aprovechó para volver a la carga contra Anaya y López Obrador, quienes, dijo, conocen muy bien porque no han transparentado sus ingresos.

López Obrador habló de la necesidad de reintegrar una alianza para el progreso que incorporara a Canadá, Estados Unidos, México y Centroamérica para detonar el desarrollo, la generación de empleos y reducir la migración. Sin embargo, en medio de sus propuestas fue recurrente en el combate a la corrupción como elemento clave para lograr el respeto de Estados Unidos, para invertir más en detonar empleos en el país y para atender la frontera.

Aseveró que la violencia en la frontera no se puede combatir con más violencia, sino potenciando el desarrollo para generar condiciones de paz. Hay un abandono en el campo. La mejor manera de enfrentar violencia e inseguridad es combatir la pobreza, acabar la corrupción.

Y en ese empeño increpó a Anaya y a Meade: “Se ofenden porque digo que son lo mismo. Los dos se pusieron de acuerdo para aprobar que se entregara a una fundación, Juntos Podemos, de Josefina Vázquez, mil millones de pesos. Él (Meade) era el canciller y él también era dirigente partidista (Anaya). Es lo que yo llamo el Prian”. Acto seguido, anunció que convertirá los consulados en procuradurías de defensa de los migrantes.

López Obrador aludió a su presunta mala salud con ironía y reivindicó su edad como expresión de experiencia sobre sus adversarios. “Soy el de más edad… más experiencia; estoy muy bien de salud. Y ahora quieren enfermarme. Estoy al cien, todavía me gusta batear: estoy bateando arriba de 300”.

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Ricardo Anaya Cortés
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José Antonio Meade Kuribreña
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Andrés Manuel López Obrador
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Jaime Rodríguez Calderón

Para entonces ya había acusado a Anaya de ser un Ricky Riquín. Fue la respuesta a la desafiante actitud con que Anaya trató a López Obrador. Acucioso lector de sus libros, le cuestionó que en su más reciente publicación, de 2018, aludiera a datos de hace cinco años. El problema no es la edad, el problema son las ideas, necesitas actualizarte.

Le recriminó que sus propuestas sólo se centraran en la política interior, sin entender que ahora los problemas mundiales repercuten en México, y redondeó: No entiendes el mundo. Una más de las descalificaciones que resumiría recriminándole la cantidad de disparates que decía en sus propuestas.

Al referirse a la problemática migratoria, anunció un cambio en el tratamiento a los migrantes que llegan al país, porque para tener autoridad moral frente a Estados Unidos es necesario que en México otorguemos un trato humano a los migrantes. Subrayó que México debe enfrentar la hostilidad estadunidense exigiendo que del otro lado hagan su parte, pues del otro lado hay miles de personas muertas por sobredosis. Nosotros hacemos todo para evitarlo a un altísimo costo y de las 200 mil armas que de allá vienen para acá no hacen absolutamente nada.

Familiarizado con el tema, Meade habló de reforzar la actuación de los consulados en Estados Unidos para defender a los migrantes en esta oleada de deportaciones, que aún no han sido mayores que las registradas en la administración Obama; de la necesidad de enfrentar el tráfico de armas, la impunidad y el lavado de dinero, como medidas para enfrentar la violencia en la frontera.

Meade pasó del combate a la impunidad en la frontera a increpar a López Obrador por la postulación de Nestora Salgado, de quien citó una presunta plática donde extorsionaba a unos padres. Nestora Salgado va a ser senadora plurinominal por Morena. Una secuestradora que está libre por una falla de la policía. Esto, Andrés, queda en tu conciencia.

Al igual que Anaya, Meade pasó de los temas internacionales para aterrizar en la salud de López Obrador, aunque en otra vertiente: “Es un gran empresario de la política, maneja a su disposición 3 mil millones de pesos de un partido que manejan sus hijos. Nos hemos preguntado de qué vive, y vive del manejo de un partido de forma personal, con los moches de senadores y diputados de los que no paga impuestos. (…) por eso tiene un médico que ni Obama”.

En medio de la rispidez, Rodríguez Calderón, entre sus cuestionamientos por los 3 mil millones de pesos de Morena, sugirió a López Obrador darle un abrazo a sus contendientes: Andrés, dale un abrazo a Meade y luego a Anaya. El tabasqueño se acercó a sus adversarios para proceder, pero ironizó al aproximarse a Anaya: Voy a cuidar mi cartera. Y murmuró: Yo doy abrazos, no balazos.

En su última intervención, los cuatro candidatos enviaron un mensaje general.

Meade aseveró que en esta elección se optará entre certidumbre y riesgo; de las cuatro alternativas, no tengo ninguna duda, ni ustedes tampoco, soy yo.

López Obrador recuperó la frase central de la elección pasada: Sonríe, vamos a la elección y a sacar a nuestro querido México del atraso.

Antes de retirarse de la Universidad Autónoma de Baja California, y después de que durante el debate dejó mudo a Anaya cuando resguardó su billetera del panista, los reporteros preguntaron a López Obrador:

–¿Y la cartera?

–A pesar de todo aquí está –respondió, mientras la mostraba a las cámaras.