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Desde Otras Ciudades

Neoyorkinos cambian el café por siestas

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Establecimientos ofrecen cabinas para dormir por la tardeFoto tomada de Internet
E

n Nueva York, sus estresados habitantes –con largas jornadas y trabajos competitivos– necesitan recargar baterías. Pero en vez de optar por un café exprés, bebidas energéticas o un cigarro, cada vez más neoyorquinos eligen dormir una siesta en horario de trabajo.

En medio de una creciente inquietud por el bienestar y la salud, surgen en Nueva York, y otras grandes ciudades de Estados Unidos, lugares donde es posible pagar para dormir la siesta.

Uno de ellos es Nap York, ubicado en Manhattan, que abrió hace tres meses y además ofrece yoga y comida saludable. Por 12 dólares se renta durante media hora una cabina individual de madera. Se pueden alquilar hamacas en la azotea para siestear al arrullo del aire primaveral.

Es muy difícil encontrar paz y tranquilidad en Nueva York. Queremos alojar a todos los exhaustos, narró Stacy Veloric, directora de marketing de Nap York.

Sólo 24 por ciento de los neoyorquinos duerme ocho horas diarias, según un estudio del Siena College. La falta de sueño ocasiona mal humor, baja productividad, falta de concentración, creatividad cero y ausencias.

Laura Li prefiere una siesta de 35 minutos a tomarse un café cuando está cansada. Es correctora en una publicación y duerme la siesta en YeloSpa –en la Quinta Avenida–, que desde hace 11 años ofrece una habitación para siestear.

Li ingresa en una cabina hexagonal, se acuesta con las rodillas dobladas y los pies elevados para descender el ritmo cardíaco y facilitar el sueño. En 35 minutos, despertará con un amanecer simulado, gradual. El costo es un dólar el minuto.

No cuenta a sus compañeros que toma una siesta en su almuerzo, pero sí a amigos, que hallan extraño el concepto de pagar para dormir. Mucha gente piensa que esto es pérdida de tiempo y dinero. Pero mientras pueda hacerlo vale la pena. Simplemente me siento mejor después, aseguró.

Afp