Ciudad del Vaticano.

El Papa Francisco pidió hoy a una delegación de médicos católicos, que recibió en audiencia privada, que intervengan activamente en las discusiones públicas sobre temas sensibles como el aborto o la eutanasia.

Ante representantes de la Federación Internacional de las Asociaciones de los Médicos Católicos advirtió que las palabras, gestos y consejos de esos profesionales pueden convertirse en un testimonio de fe vivida.

Para el líder católico, el rol de los médicos no se reduce a ser simples ejecutores de la voluntad de un enfermo o de las exigencias de un sistema sanitario. Por eso, defendió su libertad para opinar en aspectos como la interrupción del embarazo y reivindicar la objeción de conciencia cuando lo consideren necesario.

La Iglesia está a favor de la vida y su preocupación es que nada esté contra ella, por débil, indefensa, no desarrollada o poco avanzada que sea, dijo. Ser médico católico es sentirse operador sanitario que desde la fe y de la comunión con la Iglesia recibe el impulso para hacer siempre más madura la propia formación cristiana y profesional, añadió.

El encuentro con los médicos tuvo lugar a pocos días del comienzo de un congreso titulado La santidad de la vida y de la profesión médica; de la Humanae vitae a la Laudato si, que tendrá lugar en Zagreb, Croacia. El Papa instó a contrarrestar la tendencia a reducir a los enfermos a simples máquinas por reparar, sin respeto por los principios morales, y a explotar a los más débiles descartando lo que no corresponde a la ideología de la ganancia.

Llamó a humanizar la medicina y advirtió que la identidad católica de los médicos no condiciona la colaboración que ellos pueden tener con profesionales de otros credos o sin ninguna espiritualidad específica.