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Ciudad perdida

El PRD, sin identidad propia // Derrotado por sus tribus

L

a crisis de identidad que ahora afecta a los partidos políticos tiene mayor profundidad en el PRD. Huérfano de los líderes, de los ideólogos que le dieron vida, los amarillos, o mejor dicho, sus cúpulas, decidieron olvidar principios y razones para entregarse a los intereses de las tribus dominantes.

Así, sin otra bandera que la ambición de mantenerse en la nómina de cualquier instancia del poder, y sin otra estrategia que no sea la de convertirse en eco y comparsa de cualquier partido que considere dominante, el PRD ha renunciado a tener un perfil propio para permanecer listo a colgarse de quien mejor le convenga.

Por ello, los amarillos desechan cualquier rumbo ideológico, esconden los principios que les dieron vida política y votos, y compiten subsumidos entre las banderas de las doctrinas que alguna vez fueron razón de su existencia, y afectados por el virus del mercado renuncian a ser un partido político para significarse como una organización parche, y nada más.

Y no sÓlo han renunciado a eso. En la Ciudad de México renunciaron también a seguir siendo quienes trazarán la vida política de la capital del país. Aunque no hace falta recordar que el sol azteca es el partido que tiene, cuando menos en teoría, el timón del gobierno, la alianza con el PAN les ha quitado presencia y fuerza, y los tiene al borde de un fracaso que va más allá de su permanencia en el poder.

La fuerza deL PAN ha ido menguando. Sus dos bastiones, Miguel Hidalgo y Benito Juárez, están en peligro; nadie está dispuesto, como antaño, a decir con seguridad que los azules van a conservar esas demarcaciones, y esos dos fracasos se apuntarán también a la cuenta de los amarillos, que podrían perder en la mesa, por violaciones a la ley, algunas que hoy parecerían seguras.

Pero de cualquier forma lo que ha perdido el PRD, desde su iniciativa para firmar el Pacto por México, es el motivo ideológico de su ser, y confunde el hecho de gobierno con una oficina de administración en la que un gerente promociona, suma, resta y ofrece resultados que no perfilan ideas, y que suponen hechos aislados que no suponen el seguimiento de un proyecto o de algún programa.

Desideologizado, sin presencia sustancial entre el electorado, el PRD no desaparecerá porque. por lo pronto, tiene bien trazado su destino: habrá de servir, sin mayor recato, hoy al PAN, mañana al PRI y quién sabe, tal vez en un futuro no muy lejano, a Morena. Total, para eso estará.

Frente a la elección que viene, tal vez el PRD sea el partido más desecho. Muchos militantes, junto con los líderes más conspicuos, lo han abandonado; en el ámbito nacional han sido engullidos por un PAN en descenso –que tampoco encuentra pista de aterrizaje ideológico claro–, y en su bastión, la Ciudad de México, ha sido derrotado por sus tribus que ahora trabajan como unidades financieras de gestión, en el mejor de los casos.

De pasadita

No basta que el IECM local enumere y envíe a las instancias correspondientes las quejas que suponen ilícitos, ni que localice geopolíticamente a los supuestos infractores. Las campañas que estén en la línea de la violencia electoral, como el caso del ex líder de bomberos Ismael Figueroa, deberían suspenderse ya. Las consecuencias de permitir que en Coyoacán, Iztacalco y otras delegaciones se sigan cometiendo actos presumiblemente fuera de la ley, pueden ser más graves que los hechos denunciados. Aguas.