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Sobre el Así no del CMN
O

tro zafarrancho mediático entre Andrés Manuel López Obrador y miembros de la mafia del poder irrumpiría a finales de abril, después de que las ocho columnas de La Jornada (27/4/18) anunciaron: Sondea IP vía para la declinación de un candidato: INE. La nota recogía las declaraciones del presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, acerca de que a poco más de dos meses de los comicios, en una reunión a puerta cerrada un grupo de 800 empresarios integrantes de los consejos regionales de Citibanamex y directores de los 20 mayores fondos de inversión del mundo le habían planteado sus preocu­pa­ciones sobre la posibilidad legal de que un candidato presidencial declinara su pos­tulación o se sumara a otro abanderado.

Ya antes se había ventilado que tras una reunión celebrada el 14 de diciembre pasado entre Enrique Peña Nieto y algunos magnates del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), Claudio X. González Laporte había solicitado al jefe del Ejecutivo robarse los comicios del 1º de julio para impedir la llegada de AMLO a la Presidencia. El 31 de enero López Obrador denunció la maniobra y aseguró que la misma fue recibida con perplejidad e indignación por el mandatario. También era pública la versión de que el 3 de abril de 2018, la cena del 70 cumpleaños de Carlos Salinas de Gortari fue el banderazo de salida de una operación de la élite plutocrática para frenar el avance electoral de López Obrador.

Para entonces, la comentocracia había consignado que José Antonio Meade ya no era el preferido de los multimillonarios del CMN y el Grupo Monterrey, y que los empresarios presionaban muy fuerte para que el candidato Meade declinara en favor de Ricardo Anaya. Incluso, Enrique Coppel Luken, dueño y accionista principal del Grupo Coppel, instó a que Anaya y Meade se unieran, porque si no la cosa se iba a poner muy fea.

El 27 de abril, agitando el voto del miedo con fines de manipulación electoral, la organización Mexicanos Primero lanzó un anuncio en el cual cinco niños defendieron las medidas punitivas de la contrarreforma laboral educativa. El spot venía a sumarse a otros mensajes de la guerra sucia mediática, que los meses anteriores, de la mano de los intelectuales orgánicos de la plutocracia Mario Vargas Llosa, Enrique Krauze y Jorge G. Castañeda, había agitado los fantasmas del populismo castro-chavista y echeverrista y el Russiagate en México.

El 1º de mayo, en Zongolica, Veracruz, AMLO llamó a los empresarios Alberto Bailleres (Grupo Peñoles), Germán Larrea (Grupo México), Claudio X. González (Kimberly Clark), Alejandro Ramírez (cadena Cinépolis) y Eduardo Tricio (Lala y Aeroméxico) traficantes de influencia y beneficiarios de la corrupción, y dijo que habían hablado con Ricardo Anaya para que le bajara a la amenaza de meter a la cárcel a Peña, a cambio de que le apoyara.

El 3 de mayo, el Consejo Mexicano de Negocios publicó el desplegado Así no, donde rechazó por injuriosas, calumniosas e infundadas las expresiones de López Obrador. Un día después, AMLO calificó a Baillères, Larrea, González, Ramírez y Tricio como una minoría rapaz que tiene confiscadas a las instituciones y de rehén al gobierno, y dijo que se oponen a un cambio de régimen porque no quieren dejar de robar y no quieren perder el privilegio de mandar. Reiteró que no sólo buscan hacer negocios al amparo del poder público, sino que se sienten los dueños de México. Alineados por sus intereses de clase, los líderes de los sindicatos empresariales José P. Castañón, Gustavo de Hoyos y Francisco Cervantes (del Consejo Coordinador Empresarial, Coparmex y Concamin, respectivamente) salieron en defensa de los magnates del CMN.

El 17 de mayo Peña dijo a los barones del dinero del CMN: Con Anaya no. Por ahí no vamos. Meade no declinaría. Entonces, apanicados ante el aumento en la intención del voto por López Obrador, en contravención de las disposiciones legales, en un ejercicio indebido de la jerarquía la­boral y del poder patronal, los dueños de los corporativos Grupo México, Herdez, Vasconia y Palacio de Hierro enviaron men­sajes al personal de sus empresas con el claro propósito de inducir o coaccionar el sufragio de sus dependientes, acusando a AMLO de populista, regresivo y peligroso para la estabilidad económica del país.

La insurgencia plutocrática amainaría el 5 de junio tras una reunión de 49 integrantes del CMN con López Obrador. Allí estuvieron Larrea, Baillères, Ramírez, González, María Aramburuzabala, Emilio Azcárraga, Carlos Slim Domit, Roberto Hernández y otros amos de México. Sólo faltó Daniel Servitje, de Grupo Bimbo. Ese día se pactó una tregua hasta el 1º de julio y, signo de los nuevos tiempos, AMLO cerrará su campaña en el estadio Azteca, del Grupo Televisa.