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Nadie tan progresista como Pellicer
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abla Porifirio Muñoz Ledo, en entrevista con La Jornada:

“Conocí a Carlos Pellicer por don Jaime Torres Bodet. Me quería mucho don Carlos, me quería mucho Torres Bodet, me quiere mucho Andrés Manuel, me quiere mucho Cuauhtémoc Cárdenas. Nadie de Los Contemporáneos era tan progresista como Carlos Pellicer. Escribí sobre Los Contemporáneos cuando era joven, los conozco a todos. Salvador Novo era centro-derecha, Xavier Villaurrutia era centro-izquierda, Gilberto Owen era izquierda; por favor, Elena, lee Sindbad el varado, el mejor poema de Gilberto Owen; Enrique González Martínez era centro-izquierda, Bernardo Ortiz de Montellano era centro, don Jaime era centro-izquierda. Carlos Pellicer era el único de izquierda, es algo que nadie sabe, hay que decirlo a voz en cuello.

“¡Esta es una gran conversación!: fui a casa de Pellicer en Las Lomas a ofrecerle una senaduría y me dijo: ‘Porfirio, yo no puedo ser candidato a senador, menos por su partido’. ‘¿Por qué, don Carlos?’ ‘¡Porque soy socialista!’ ‘¡Es lo que quiero, un socialista en mi partido!’ Después, Juan Sabines fue diputado conmigo. Yo hacía cosas muy extrañas en el PRI, soy medio singular.”

–¿Juan Sabines, el gobernador de Chiapas y hermano del poeta?

–Sí, él fue mi número dos en el partido. Un hombre muy bueno, muy recto pero muy excedido en todo. Era el macho mexicano por definición, se inyectaba hormonas, una locura. Creo que Jaime también se inyectaba hormonas para ser macho.

–¡Ay, Dios mío!

–Entonces, me dice don Carlos Pellicer: Yo no puedo, Porfirio, porque soy socialista. Ay, don Carlos, es lo que estoy buscando, eso es lo que le pido. Entonces durante toda la campaña, él pronunció discursos socialistas. Andrés los debe tener, me dijo que los conserva o se perdieron, porque Andrés acompañó a Carlos Pellicer en toda su campaña en Tabasco.

“Un día vi que tenía yo en mi biblioteca dos ejemplares de un libro maravilloso que es muy difícil de conseguir, Material poético, de Carlos Pellicer. Se lo regalé a Andrés, se emocionó y ahí lo tiene en su casa. Un día, llegué a una de esas bodegas –los que hemos sido hombres públicos tenemos enormes bodegas de cosas que nos regalan que ni vemos– y casi todas las tiré cuando me fui de mi casa. Bueno, unas las vendí, otras las colgué, hice venta de garaje, seguí el consejo de León Felipe: ‘Hay que viajar ligero por la vida’. Entonces de una caja saqué un busto de Carlos Pellicer y se lo di a Andrés, lo tenía frente a él en su oficina de la calle de San Luis Potosí. Andrés, en estado puro, es un sentimental; un hombre sensible y sentimental.”

–De los aspirantes a hombres de Estado, ¿Andrés ha sido el que más te ha conmovido?

–Bueno, ahora es otra época, porque antes era una sucesión dentro del sistema y ahora es una sucesión disruptiva del sistema. Andrés sabe de las mañas del PRI, las aprendió adentro, igual que yo. Conoce el antiguo régimen, igual que yo. Y yo lo conozco más. Venustiano Carranza fue gobernador de Coahuila en la época de Porfirio Díaz y cuando llegó conocía tan bien el sistema que lo desmontó.

–¿Desmontar es lo que va a hacer Andrés?

–Por eso los del PAN no tienen ni idea de lo que hacen. A Andrés le ayuda haber sido presidente del PRI de Tabasco, en vez de infamarlo. Le pasa como a mí. En mi carrera en los últimos 30 años, uno de los grandes ases que tuve, la mayor de todas mis ventajas, fue conocer al PRI por dentro y por eso lo desfondé.

–¿Eso mismo le sucedió a Andrés Manuel?

–Lo conoce desde dentro, conoce el sistema a fondo. No olvides que desde muchacho fue un gran líder regional. Cuando González Pedrero le pidió que fuera presidente del PRI, Andrés Manuel aceptó y a los seis meses renunció. Enrique lo nombró Oficial Mayor del gobierno. Andrés aceptó en la mañana, pero se arrepintió en la tarde. Sí, gobernador, cómo no. Andrés, quien tiene gran sentido de gratitud, le dijo que sí, pero se puso a pensar y ahí mismo renunció al sistema. Es un momento muy interesante en su vida. Andrés Manuel aceptó la Oficialía Mayor del gobierno del estado, González Pedrero sacó a Andrés Manuel del PRI, porque era un revoltoso, un muchacho izquierdoso; entonces, en la tarde, Andrés Manuel le dijo al gobernador: Perdóneme, no voy a aceptar. Con ese acto se volvió independiente, autónomo; rompió con el sistema. Ese día, Andrés empezó su carrera de manera independiente.

–¿Salir del PRI en aquellos años era condenarse políticamente?

–Sí, pero lo que quiero dejar por escrito es que Andrés Manuel ha luchado desde adolescente por ser un hombre de la historia y ya lo logró, él va a hacer historia, y todos tenemos que participar en la consolidación de esa nueva forma de hacer política.

Hay dos aspectos que a menudo se olvidan. Uno es la victoria electoral de Andrés, que para mí es totalmente indiscutible y totalmente irreversible, y el cambio radical que va a hacer, y que tú y yo todavía vamos a ver. Andrés ha compartido conmigo durante muchos años la idea de la Cuarta República Mexicana. No hablo de un ciclo, sino de un largo periodo de la historia: el fin del abominable ciclo neoliberal que implantaron los empresarios y el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

–¿Y Cuauhtémoc Cárdenas?

–Cuauhtémoc y yo empezamos un movimiento dentro del PRI para la izquierda, entonces nos aplastaron a la mala, y Salinas y su equipo implantó el ciclo neoliberal. Ese fue el atraco de 1988 que impidió el cambio histórico; el PRI ya estaba muy cargado a la derecha. Andrés Manuel es heredero directo del 88 aunque sólo se acercó a nosotros en 89, cuando Cuauhtémoc Cárdenas y yo lo conocimos el mismo día y a la misma hora. Era muy delgado, moreno, pelo negro y, como dicen, de ahí pal’ real. Me cayó fantástico. Además, el PRD no tenía líderes en la provincia. Se inventaron tres o cuatro, pero el único, el mejor, fue él, todos los demás eran ficticios. Tanto Cuauhtémoc como yo lo impulsamos. Desde el principio vimos de lo que era capaz e inmediatamente se volvió una figura nacional.

–Entonces, ¿por qué no está Cuauhtémoc con él?

–Está y no está, lo acaba de declarar. Está en la idea general, pero quiere que Andrés hable de revertir. Yo escribí un artículo que explica muy bien que revertir quiere decir volver las cosas al estado en el que estaban. ¿Revertir a qué época? ¿Cuándo? ¿A 1938? ¿A la época de Díaz o la de los aztecas? Es muy vago eso. Andrés ya dio todos los nortes de qué quiere cambiar.

Cuauhtémoc es heredero de principios y le cuesta mucho trabajo entenderlo como un personaje de la historia de México. Andrés quiere un cambio radical en el país y lo va a lograr.