Génova

Italia despidió ayer a las víctimas del derrumbe del puente genovés Morandi en un funeral de Estado que fue boicoteado por la mitad de las familias de los 38 muertos. Por su parte, la empresa concesionaria del viaducto, Autostrade per l’Italia, prometió 500 millones de euros para ayudar a los afectados y los trabajos de reconstrucción.

El balance del incidente ascendió a 40 decesos, tras el fallecimiento de un rumano herido y el hallazgo del cadáver de un obrero genovés entre los escombros, reportaron fuentes sanitarias. La cifra podría elevarse a 43, ya que aún se espera confirmar la identidad de tres personas –una pareja turinesa y su hija de nueve años–, que fueron halladas en un vehículo aplastado por un bloque de cemento.

Con este nuevo informe las autoridades no tienen reportes de más desaparecidos.

Cientos de miles se congregaron en el Centro de Exposiciones y Ferias de Génova para presenciar la misa, oficiada por el arzobispo de este puerto, Angelo Bagnasco.

Entre los asistentes figuraron altos mandos del Estado, como el presidente Sergio Mattarella y el premier Giuseppe Conte.

En la sala del pabellón, convertida en capilla ardiente, sólo hubo 19 féretros, cada uno rodeado por un puñado de familiares y coronas de flores.

La otra mitad de las familias optó por funerales privados, pues acusan al gobierno de ser el responsable de la tragedia.

En los ataúdes estaban los cuerpos de dos jóvenes musulmanes albaneses que vivían en Italia. Sus restos fueron bendecidos por un imán con una oración salmodiada, en la que se escuchó cuatro veces “Alá akbar”(Dios es grande) en medio de un silencio respetuoso por la comunidad católica.

Los dirigentes de Autostrade per l’Italia dijeron que hay 500 millones de euros disponibles a partir del lunes para ayudar a las víctimas y a la ciudad.

El Ministerio de Transportes informó que puso en marcha el procedimiento para revocar la concesión a Autostrade.