* Carlos Bonfil *

Aimée & Jaguar

El Instituto Goethe y Cinemex Masaryk Casa de Arte presentan del 9 al 15 de mayo un estupendo ciclo de cine alemán reciente, integrado por nueve largometrajes, casi todos de 1999, entre los que destaca Aimée y Jaguar, primer trabajo para cine del joven Max Faberbröck, conocido en Alemania por su producción teatral y sus realizaciones para la televisión. La cinta se presentó el año pasado en el Festival de Berlín, donde sus dos protagonistas centrales conquistaron el Oso de Plata para la mejor actuación femenina.

La acción se desarrolla justamente en Berlín, en 1943, donde Felice (Maria Schrader), una joven periodista judía, muy vital y de un desenfado sorprendente dadas las amenazas que penden sobre su vida, se enamora de otra mujer, Lilly Wust (Juliane Köhler), esposa de un oficial nazi, madre de cuatro niños, premiada por su contribución al impulso natalista del régimen. Como en Lianna (1983), de John Sayles, una esposa, en principio heterosexual, descubre con azoro y miedo una inclinación sentimental lésbica que remplaza ventajosamente a sus propias certidumbres conyugales. El esquema parecería, en lo posible, clásico: un ama de casa aburrida, con su marido en el frente oriental, sucumbe al encanto de una joven encantadora y vivaz en un episodio intrascendente de homosexualidad pasajera. La cinta cala sin embargo mucho más hondo. Sin proponérselo demasiado, Lilly cuestiona de un mismo golpe la moral familiar y el orden patriarcal del nacionalsocialismo. El culto a la maternidad, impuesto por decreto por el régimen nazi, se ve sacudido por la actitud de una mujer aria dispuesta a sacrificar su bienestar conyugal y la atención de sus hijos en beneficio de la mujer amada, la cual es además judía. Lilly se convierte así en una auténtica renegada: "esposa de un nazi y amante de una judía", como lo resume lapidariamente un personaje. Hay algo más. A diferencia de los retratos atormentados de personajes lésbicos en el cine de Fassbinder (Las amargas lágrimas de Petra von Kant, 1973), o del romance frustrado que viven mujeres "sáficas" en un cine alemán más temprano, Muchachas en uniforme (Mädchen in uniform 1931), de Léontine Sagan, la experiencia pasional de Aimée (amada), sobrenombre elegido para Lilly, y de Jaguar, agresiva variación seductora para Felice, es abiertamente jubilosa, lo que no impide ocasionales escenas de celos. La cinta muestra también una imagen inusitada: una armonía familiar en el hogar donde la pareja lésbica convive y juega con los cuatro niños. En Aimée & Jaguar abundan los momentos de ternura, uno de ellos, capital, es el primer encuentro carnal de las dos protagonistas, con una crisis de temblores y pudores afectivos muy alejados de la manera tradicional de ilustrar la pasión lésbica. No hay aquí el mínimo espacio, o coartada, para algún morbo voyeurista. La afirmación del placer al margen de y en oposición al deber conyugal es de una rara franqueza. Al respecto es notable la actuación del marido Günther (Detlef Buck), quien candorosamente asiste a una fiesta exclusiva de mujeres sin percatarse de los intereses nuevos de su esposa, o la secuencia en la que finalmente toma conciencia de los mismos con un desasosiego similar al que le invade al ver el colapso del Tercer Reich, para él tan vigoroso e incuestionable como su propio matrimonio. "Sin ustedes ųaventura a decirle a su esposaų, yo no valgo absolutamente nada".

Aimée & Jaguar se basa en la obra homónima de Erica Fischer. Dramatización de hechos reales, la cinta parte de una imagen entrañable: cincuenta años más tarde, una Lilly octogenaria rememora en un retiro de ancianos su pasión amorosa y el desenlace trágico. Maria Schrader (Felice/Jaguar) es una presencia fascinante, en un momento es la Sally Bowles de la novela Adiós a Berlín (1939), de Christopher Isherwood; en otro, el personaje que interpreta Maria de Medeiros en la cinta Henry & June, de Philip Kaufman (1990). Juliane Köhler (Lilly/Aimée) transmite con inteligencia las complejidades de su personaje. Es un acierto que Max Faberbröck haya suplido las carencias presupuestales, que en mucho limitan la veracidad de la reconstitución histórica, con una ambientación muy justa de los interiores y los detalles de la vida cotidiana bajo el nazismo. Lejos de algún afán didáctico o del deseo de exorcizar culpas colectivas, la cinta de Faberbröck es la crónica sentimental de los años de una intolerancia atroz. Dos seres socialmente opuestos, súbitamente igualados por la ternura compartida y el deseo, en peligro constante de ser violentamente separados, es también el argumento de la estupenda cinta de Ettore Scola, ambientada en la Italia fascista, Un día especial (Una giornata particolare, 1977). Como se ve, el arranque del primer Festival de Cine Alemán es prometedor y sin duda estimulante en el panorama muy convencional de nuestra cartelera.

Aimée & Jaguar se exhibe únicamente hoy en Cinemex Masaryk Casa de Arte.