Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 26 de octubre de 2002
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Mundo
Fuerzas de elite rusas usaron gas neuroparalizante para sorprender a los secuestradores

Al menos 66 muertos deja rescate de rehenes del comando checheno

Los caídos, 36 plagiarios, entre ellos el líder, y 30 cautivos, según primeros reportes oficiales

Los rebeldes no pudieron concretar su plan de accionar los explosivos colocados en el teatro

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, sabado 26 de octubre. La pesadilla terminó la madrugada de este sábado, y aunque todavía se desconocen muchos detalles de lo ocurrido, la mayoría de los rehenes que por tercer día consecutivo retenía un comando separatista checheno fue liberada como resultado de una operación de rescate de unidades de elite rusas.

La decisión de iniciar el asalto del teatro se tomó cuando las autoridades obtuvieron confirmación de que los secuestradores fusilaron a dos de los rehenes, a raíz de lo cual un numeroso grupo de personas trató de escapar.

Varios de los retenidos murieron en el intento y otros fueron heridos, pero dos mujeres lograron salir ilesas en medio de la confusión. Su testimonio fue valioso, pues permitió evaluar lo que estaba sucediendo dentro del teatro, y dentro de las opciones consideradas se concluyó que era indispensable intervenir sin demora.

Para evitar que los secuestradores cumplieran la amenaza de volar el edificio, se ordenó comenzar la operación de rescate y actuar de acuerdo con las circunstancias, reconoció Serguei Ignatchenko, vocero del Servicio Federal de Seguridad (FSB).

Los hechos se dieron de manera vertiginosa, al punto que los rebeldes chechenos no tuvieron tiempo de llevar a cabo su plan de accionar los explosivos que habían colocado en distintos lugares del teatro. Todo indica que se empleó un gas neuroparalizante que tomó por sorpresa a los secuestradores, a juzgar por el estado en que se encuentran muchos de los rehenes liberados.

Se desconoce la cifra de heridos

Las fuerzas especiales hicieron un boquete en un muro del edificio y luego irrumpieron en el teatro, relató un actor de la comedia musical Nort-Ost, que se representaba cuando ocurrió la toma de rehenes por parte del comando checheno, la noche del miércoles pasado.

Según el viceministro del Interior de Rusia, Vladimir Vasiliev, los efectivos de las unidades de elite, al aprovechar este factor, liquidaron al jefe del comando suicida, Movsar Barayev, y a otros 35 secuestradores.

Asimismo, lograron detener a varios, entre ellos a uno que intentó pasar por periodista, quienes ahora son interrogados; otros, en número aún no determinado, pudieron escapar al mezclarse en ropa civil con los rehenes que empezaron a correr en todas las direcciones, apenas se sintieron los primeros efectos del gas.

Al cierre de esta edición, el alcalde moscovita, Yuri Luzhkov, indicó que 30 rehenes murieron durante la operación de rescate, pero no había reportes de cuántos resultaron heridos. Vasiliev, por su parte, subrayó que a pesar del riesgo que existía fue posible salvar muchas vidas.

Un minuto antes del asalto dos mujeres cautivas llamaron a la radio Ejo Moskvy para denunciar: "han inyectado gas en el teatro y esperamos que esto no vaya a terminar como el Kursk", submarino que se hundió en agosto de 2000.

"Tenemos la impresión de que las fuerzas especiales han comenzado el asalto. No sé de qué gas se trata. Ellos quieren que no salgamos de aquí. Vamos todos a volar", dijo una de ellas.

En ese momento estalló un intenso tiroteo. "Son los nuestros los que disparan. Los tiros vienen de fuera. Nuestro gobierno ha decidido que nadie salga vivo", agregó.

El asalto estuvo precedido de una larga jornada de tensión y desánimo, en la cual parecía agotada ya, sin haber empezado propiamente, la vía de la negociación para una solución incruenta al drama de los casi 700 rehenes que aún permanecían encerrados en el teatro desde la noche del pasado miércoles.

La información se tornó en extremo confusa conforme se supo del deterioro de las condiciones de cautiverio de los rehenes, tras más de 60 horas en que se acabaron las de por sí escasas reservas de agua y alimentos.

Por su parte, los secuestradores empezaron a mostrar indicios el viernes de que se estaban hartando de todo, algo muy peligroso en integrantes de un comando que resaltaba estar realizando una misión suicida.

Surgieron versiones de que los rebeldes chechenos amenazaron con empezar a matar a los rehenes ya este sábado, si las autoridades no satisfacían su demanda de cesar la guerra de Chechenia.

Para ello, trascendió, reclamaban la presencia de algún alto funcionario de la presidencia de Rusia, quien serviría de garantía

de que el Kremlin estaba dispuesto a llegar hasta el final y retirar a sus tropas de la república caucásica.

El presidente Vladimir Putin calificó la situación de "muy grave" y aseguró que lo más importante era "tomar medidas que contribuyan a que los rehenes conserven la vida".

Durante el viernes, antes de la operación de rescate, sólo 11 adultos y ocho niños fueron puestos en libertad, en tanto los secuestradores incumplieron su promesa de dejar ir a todos los menores, que eran cerca de 30, y a los 75 extranjeros, la mayoría ciudadanos de Ucrania y otras antiguas repúblicas soviéticas.

Extraoficialmente, empezó a comentarse que, desde el punto de vista de los chechenos, el Kremlin fue el que incumplió el primer acuerdo más o menos relevante para desbloquear las negociaciones.

Varias fuentes coincidieron en señalar que Barayev ofreció liberar a esos rehenes justo después de que el canal de televisión NTV pasara completa la entrevista que le concedió la madrugada del jueves, junto con seis mujeres rehenes que también hablaron frente a las cámaras.

Al comienzo, NTV transmitió sólo imágenes de Barayev -a quien el FSB dio por muerto apenas hace dos semanas- y otros secuestradores y se dijo que sus periodistas, que entraron durante media hora acompañando al médico Leonid Roshal, reconocido pediatra que trabajó muchos años en Chechenia, no pudieron ver a los rehenes.

Sin embargo, las cosas ocurrieron de otra manera y el Kremlin impidió que se difundiera la entrevista a Barayev y las declaraciones de los rehenes, bajo el pretexto de que NTV podría incurrir en el delito de "apología del terrorismo" y se haría merecedor de severas sanciones, incluido el retiro de la concesión al canal.

De hecho, el Kremlin, a través del ministro de Información y Prensa, Mijail Lesin, estableció un veto sobre dicha entrevista. La prohibición obedeció a que Barayev desmintió al propio presidente Vladimir Putin y negó categóricamente que la toma de rehenes "se planeó y organizó en el exterior, por uno de los centros del terrorismo internacional", como sugirió el pasado jueves el mandatario ruso.

Barayev, de acuerdo con la transcripción de la entrevista, retirada ya de la página de Internet de la emisora Ejo Moskvy, explicó también que la acción fue preparada con mucha antelación; incluso los miembros del comando vieron varias veces el musical que se presentaba en el teatro para conocer por dentro el recinto.

Sostuvo que él mismo entregó a un subordinado suyo la videocinta con el encargo de hacerla llegar a la televisora qatarí Al Jazeera, que la divulgó el propio miércoles por la noche, horas después de hacerse público el secuestro masivo de rehenes, hecho que Putin indicó como prueba concluyente de la injerencia foránea.

Lo más que pudo conseguir NTV es el permiso para difundir, en horario más apropiado, las imágenes que pasó por primera vez a las 4 de la mañana del viernes, pero sin sonido directo. El reportero reconoció que pudo hablar con Barayev y ofreció una versión matizada de lo dicho por éstos, eludiendo todo lo que pudiera provocar malestar en el Kremlin.

Los medios rusos que se atrevieron a desafiar la censura oficial sufrieron de inmediato las consecuencias de semejante osadía. El noticiero vespertino del canal de televisión Moskovia no pudo salir al aire, los directivos de la estación de radio Mayak de cobertura nacional fueron amonestados y la emisora Ejo Moskvy estuvo a punto de ser clausurada. El Ministerio de Información y Prensa suspendió el respectivo procedimiento legal sólo cuando esta emisora retiró de su página en Internet el texto completo de la entrevista de Barayev.

Ahora, todo esto es únicamente parte del contexto en que se produjo la liberación de los rehenes. Este problema, por suerte, se resolvió. El problema de Chechenia, no.

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