Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 26 de octubre de 2002
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La alternativa, ni socialismo ni proteccionismo, sino "autonomía con desarrollo"

Luego del triunfo de Lula, choque entre democracia y especuladores: analistas

El gobierno que será elegido este domingo enfrentará presiones internas y externas, avizoran

STELLA CALLONI ENVIADA

Sao Paulo, 25 de octubre. Al día siguiente, cuando -como todo lo indica- Luiz Inacio Lula da Silva sea elegido presidente, comenzará en Brasil el choque entre la especulación financiera y la democracia. Pero todos en-tienden aquí que habrá un periodo de transición hacia la "alternativa", sostiene el sociólogo y catedrático Emir Sader, de la Universidad de Río de Janeiro.

En el mismo sentido -con algunos elementos distintos en el análisis- se expresó el analista político Helio Jaguaribe, ambos entrevistados separadamente por La Jornada, en vísperas de las trascendentales elecciones en las cuales más de 115 millones de brasileños elegirán en una segunda vuelta a su nuevo mandatario.

Para ambos entrevistados, al igual que pa-ra los sondeos y analistas, no caben dudas de que Lula, el obrero metalúrgico fundador del Partido de los Trabajadores (PT), será el próximo presidente de Brasil.

Sader recordó las presiones de esos sectores financieros, que plantean asfixias y hasta fugas de capitales. Sin embargo, considera que son muchos y diversos los grupos económicos dispuestos a que se respete el derecho de la gente, como una forma de impedir ese virtual veto que proponen algunos dueños del dinero.

El profesor universitario destaca los procesos integradores, como el Mercado Co-mún del Sur (Mercosur), entre los intentos de los países que buscan alternativas en ese enfrentamiento entre "especulación financiera y pueblos que masivamente exigen ya una democracia verdadera".

Para Sader y Jaguaribe, nadie cree que haya sorpresas de aquí al domingo. El tema es "ese día después", cuando el nuevo presidente deba enfrentar no sólo las expectativas de la esperanza y el cambio de un pueblo rico pero con millones de pobres, sino las severas presiones internas y externas.

Jaguaribe dijo a La Jornada que "en estas horas no hay dudas sobre el triunfador, porque José Serra (del oficialista Partido de la Social Democracia Brasileña) no pudo provocar ningún cambio y ya no tiene tiempo. Los intentos televisivos de un debate no modifican las cosas como están. En lo que hay que poner atención es en lo que viene después de los comicios".

Ejecutivo "honorable"

Nadie duda, agrega, de que Lula hará un gobierno "honorable", pero sabe que va a pasar momentos muy difíciles entre 2003 y 2006, que enfrentará terribles presiones do-mésticas y externas, y muy especialmente la de los millones que esperan el cambio, la mudanza en lo económico y lo social.

"Esto no se puede hacer rápidamente, y eso se ha dicho con toda honestidad. Se tiene que hacer gradualmente, porque nadie podría hacerlo de otra manera. Pero ya hay planes posibles", añade.

Jaguaribe considera que también hay que tener en cuenta la dependencia que el país tienen del sistema internacional, y que no puede decidir "salir de un día a otro" del mismo, sino buscar una modalidad propia de inserción que preserve los elementos más sanos de la autonomía.

"También es un momento muy difícil para los países del Primer Mundo, donde estamos viendo un recrudecimiento del unilateralismo que plantea Estados Unidos cuando amenaza a todos, y también a Brasil", advierte.

Jaguaribe y Sader señalan, sin embargo, que el gobierno electo que comenzará el lunes su trabajo de transición hasta el primero de enero de 2003, tiene como ventaja la evidencia de la ineficacia del modelo económico impuesto en el mundo y su fracaso cada día más obvio para los pueblos.

Para el primero, aún así "sabemos que en estos momentos, y por las circunstancias, la alternativa no es el socialismo, ni tampoco el proteccionismo, sino que existe una op-ción que contempla autonomía con desarrollo. Para que esto funcione, el gobierno debe contar con una gran base popular para poder resistir las presiones locales y externas, frente a un poder que además tiene influencia sobre los medios".

En su opinión, para lograr esto, el próximo gobierno "necesitará gente muy capacitada, y ésta existe. Lula tiene la base popular necesaria, es muy activo, muy inteligente, conoce la realidad, y está rodeado de personas muy valiosas, y por lo que se ve está claro que un gobierno, para funcionar en estas circunstancias, no puede quedarse solamente en el ámbito partidario. La capacidad negociadora y el realismo que están mostrando los dirigentes petistas nos lleva a pensar que esa alternativa existe y que en Brasil se puede lograr".

Por otra parte, señala que tampoco los sectores externos pueden continuar en el camino que llevaban, ya que analizaron los peligros de una crisis en Brasil, la mayor economía latinoamericana.

Sader, a su vez, sostiene que el triunfo de Lula marca los graves errores cometidos por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, y que desde 1989 Brasil es un país muy dividido entre los que privilegian el déficit fiscal y los que luchan por lo social.

Estima que el gobierno de Lula tendrá que hacer un camino de transición hacia el posneoliberalismo, pero advierte que al líder del PT le han dejado muchas trampas en el camino. Por ello tendrá un primer año difícil, de negociaciones duras, ya que la Banca Morgan y City Bank plantearán fuertes presiones, mientras que el gobierno futuro quiere apoyarse en las pequeñas y medianas empresas, en políticas que den respuesta a la dramática situación social, y encarar el problema de la tierra, todo "aquello que puede resolver en reales, porque en dólares será muy difícil".

Pero, optimista, también considera que "Lula tendrá un camino de transición hacia una salida y se han preparado muy bien para eso", y en este aspecto señala que ya se pronostica el tipo de acciones internacionales que deberá enfrentar el primer gobierno izquierdista de Brasil, como el chantaje de recursos o de préstamos en momentos de crisis del modelo.

El hecho de que Lula haya decidido que su primer viaje sea a Argentina marca también un cambio, una definición en su política internacional. En tanto, destaca, algunos sectores derechistas ya comienzan a actuar, como se deja ver en planteamientos en el Financial Times, por ejemplo, que advierte sobre un "ridículo eje del mal de Brasil con otros países", en aparente alusión a Venezuela, y quizá a Ecuador tras el reciente triunfo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del ex coronel Lucio Gutiérrez, que apoyara hace dos años la rebelión indígena y popular que derrocó a Jamil Mahuad.

Recuerda Sader, que poco después de las elecciones, se reúne el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en Quito, Ecuador, donde Brasil asumirá la presidencia junto con Estados Unidos.

"Hay expectativas ya de aplazamientos del programa del ALCA, posiblemente hasta el 2010, ante la inviabilidad de la vía rápida aprobada en Estados Unidos", dice.

Por lo pronto, a nadie aquí pasó inadvertido el hecho de que en estas horas el gobierno de Washington acaba de abrir su mercado a más de 40 productos argentinos trabados por el proteccionismo estadunidense, como parte de esos juegos de toma y daca que ya se esperan también en Brasil.

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