México D.F. Lunes 21 de julio de 2003
El 27 de junio donó al gobierno de BCS
6 barcos concesionados, devueltos por incosteables
Cierra el gobierno federal capítulo negro
en la historia del manejo de transbordadores
Anomalías en complicidad de autoridades, constante
de Sematur en la explotación del permiso
PEDRO JUAREZ MEJIA Y VICTOR CARDOSO CORRESPONSAL
Y REPORTERO
La Paz, BCS, 20 de julio. El gobierno federal cerró
un negro capítulo en la historia del servicio de transbordadores
entre la península de Baja California y el macizo continental que
durante 14 años explotó comercialmente la empresa privada
Servicios Marítimos Turísticos (Sematur), propiedad del ex
secretario de Marina, Miguel Angel Gómez Ortega. El pasado 27 de
junio la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), donó
los seis barcos de esa empresa al gobierno de Baja California Sur.
Durante los 14 años que Sematur explotó
la concesión se acumularon una serie de irregularidades en que empresa
y autoridades incurrieron para mantenerla a flote. La última fue
un adeudo por casi 28.5 millones por el arrendamiento de dos barcos, que
llevó a la SCT a presentar una demanda ante la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Para la donación de las embarcaciones al gobierno
sudbajacaliforniano las autoridades federales argumentaron la intención
de "fortalecer el federalismo", contribuir a "comunicar a la península
con el resto del país" y "descentralizar más las funciones
y las propiedades federales a los gobiernos estatales".
Pero según especialistas, sólo se traspasó
un problema. El gobierno estatal difícilmente podrá vender
las embarcaciones, porque sólo dos están en condiciones de
navegar (Coromuel y Puerto Vallarta) y las otras cuatro (Guaycura,
Benito Juárez, Loreto y Azteca) se encuentran fondeadas en el
puerto de Guaymas, Sonora, por descomposturas derivadas del incumplimiento
en la bitácora de mantenimiento y que la empresa estaba obligada
a realizar regularmente.
Reparar esas embarcaciones, que en promedio tienen 30
años en servicio, requeriría una inversión de por
lo menos 3 millones de dólares cada una, lo que representa 600 veces
el valor comercial calculado en 500 mil dólares por barco.
"Yo ya no soy de Sematur"
El
director general de la empresa, Miguel Angel Gómez Gómez,
hijo del accionista mayoritario y ex secretario de Marina en el sexenio
de Miguel de la Madrid, Miguel Angel Gómez Ortega, dio carpetazo
al asunto el pasado 26 de junio, cuando en una visita a La Paz el presidente
Vicente Fox atestiguó la donación de los transbordadores
al gobierno estatal: "Yo ya no soy de Sematur", dijo el empresario.
En esa ceremonia, el gobernador Leonel Cota Montaño
explicó que de inmediato se licitaría la venta de los seis
barcos, con lo cual espera obtener 4 millones de dólares, que serían
destinados a su vez a la terminación del libramiento urbano del
puerto de Pichilingue.
Allí mismo, el mandatario estatal recordó
que en abril pasado Sematur renunció a los derechos del título
de concesión. Pero más que derechos, de acuerdo con informes
de especialistas que conocen del proceso, ese permiso representaba para
la empresa adeudos de por lo menos 60 millones de pesos por el incumplimiento
en el clausulado del permiso.
En el golfo de Cortés actualmente operan tres empresas,
Sematur, Regiomar y Baja Ferries. El servicio de transbordadores ha mostrado
una tendencia creciente en los recientes años. Sólo en los
primeros cinco meses de 2003 el mercado mostró un crecimiento calculado
en casi 7 por ciento, con 205 mil 473 pasajeros transportados.
Historia oscura
La discrecionalidad en las decisiones referentes a la
operación de los transbordadores y el apoyo evidente de las autoridades
fue la constante en la historia de la concesión de Sematur, empresa
que llegó a ser monopólica del servicio en el mar de Cortés,
al movilizar 90 por ciento del abasto a Baja California Sur y prestar servicio
a casi 400 mil usuarios anuales entre los puertos de La Paz, Mazatlán,
Topolobampo, Guaymas y Santa Rosalía, así además de
ser una fuente de empleo para unos 670 trabajadores.
Durante los primeros siete años de la concesión
todo iba bien para Sematur, hasta que en 1996 la SCT determinó autorizar
los mismos servicios de transporte marítimo a otra naviera, Regiomar,
del empresario Arturo González.
Ante la competencia, en los siguientes siete años
de vida de Sematur fueron constantes las maniobras del presidente del consejo
de administración, Miguel Angel Gómez Ortega, para recibir
el auxilio del gobierno federal. Siempre, con la amenaza de suspender las
operaciones parcial o totalmente con el argumento de que "ya no podemos
trabajar perdiendo dinero".
Mientras tanto, dentro de la empresa, en un franco madruguete
para convertirse en el único dueño, en 1999, Miguel Angel
Gómez Gómez, hijo del presidente del consejo de administración,
desplazó a los otros dos accionistas: Juán López Mejía
(30 por ciento) y Mariano Ruano Boza (10 por ciento).
A principios de 2000 el ex secretario de Marina solicitó
a la SCT un esquema de rescate financiero con el argumento de que sólo
en la ruta Guaymas-Santa Rosalía enfrentaba pérdidas superiores
a medio millón de pesos mensuales. Pero, por el contrario, informes
de la SCT indicaban que Sematur obtenía utilidades netas por 2 millones
de dólares anuales y la petición fue rechazada.
Fue a mediados del año pasado cuando Gómez
Gómez, como nuevo director general de Sematur, se "acercó"
a las autoridades de la Coordinación General de Puertos y Marina
Mercante para lograr un acuerdo mediante el cual, "por incosteabilidad",
devolvía anticipadamente las seis embarcaciones concesionadas y
cuatro terminales portuarias que operaba en custodia. Las autoridades aceptaron
sin aplicar sanción alguna, como preveía el título
de concesión.
El argumento para aceptar el trato del entonces titular
de Puertos y Marina Mercante, Francisco Avila Camberos, fue "mantener las
fuentes de empleo". Una vez cerrada la operación se decidió
que Sematur podía seguir operando con las dos embarcaciones que
todavía funcionaban mediante el pago de una renta de 6 mil 500 pesos
al día (unos 195 mil pesos mensuales por ambas). Hasta hace cinco
años Sematur pagaba cerca de dos millones de pesos mensuales de
arrendamiento, compuesto por 10 por ciento de los ingresos brutos de la
naviera (casi 250 por ciento más de lo que las autoridades aceptaron
recibir en el nuevo contrato).
Pero Sematur no pagó el arrendamiento y acumuló
un adeudo que asciende actualmente a casi 28.5 millones de pesos, porque
en ningún punto del convenio se contempló que eso fuera una
causal de rescisión o cancelación del contrato.
Aun así, la SCT solicitó la intervención
de la Administración Local de Grandes Contribuyentes de la SHCP
con sede en Culiacán, Sinaloa, para llevar a cabo el procedimiento
administrativo de ejecución, previsto en el Código Fiscal
de la Federación, en contra de Sematur.
Pero el 8 de julio la SHCP se declaró incompetente
para cobrarle a la naviera con el argumento de que el adeudo carece de
carácter de crédito fiscal, ya que es una contraprestación
de derecho privado y no falta de contribuciones fiscales. Por tanto, determinó
la recuperación del adeudo que la SCT deberá hacer por medio
de un juicio civil.
A todo eso habría que añadir el "olvido"
de Sematur y de las autoridades federales de un compromiso de la empresa
para dar mantenimiento a las cuatro terminales portuarias que le fueron
entregadas en custodia por ser necesarias en su operación (La Paz,
Santa Rosalía, Puerto San Carlos y Loreto), a las que durante cinco
años no les brindó mantenimiento. Ahora esos recintos requieren
inversiones calculadas extraoficialmente en más de 30 millones de
pesos.
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