DIRECTORA GENERAL CARMEN LIRA SAADE
   

DIRECTOR FUNDADOR CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   LUNES 31 DE OCTUBRE 2005 
NUMERO ESPECIAL


  Portada

Presentación

El Sistema Arrecifal Veracruzano, un ecosistema marino único
Guillermo Horta-Puga

La isla en disputa
Gabriela Cortés Delgado

La tortuga carey, una joya del mar
Raúl de J. González Díaz Mirón

El sistema de agua y drenaje, un caos en la Ciudad de Veracruz
Gabriela Cortés Delgado


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La isla en disputa

Once dependencias no se han puesto de acuerdo para reabrir Sacrificios, pensando en un atractivo turístico para Veracruz

Gabriela Cortés Delgado

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La Isla de Sacrificios posee una riqueza histórica y biológica no sólo para Veracruz sino para el mundo. Sin embargo, por más de 400 años la isla ha sufrido el saqueo de arrecifes y piezas arqueológicas y contaminación. De volverse a abrir, el futuro de la diversidad marina y de la historia aún no explorada es incierto.


Vista de la isla, FOTO Leticia Stransky

Hace 22 años, la isla fue cerrada al público y desde entonces la lucha entre las autoridades involucradas y quienes dependen del turismo y la pesca, ha sido constante sin que se logre un acuerdo.

Ha habido toda clase de proyectos para tomar la isla: desde edificar un hotel o construir un restaurante, hasta coordinar actividades ecoturísticas. Mientras, los corales tratan de sobrevivir a la constante agresión que sufren por la contaminación de los 52 desagües de aguas negras y la proveniente del río Jamapa.

La isla de Sacrificios mide aproximadamente 450 metros de largo de punta a punta y 198 metros de ancho. Los restos históricos que se encuentran enterrados no se han estudiado por completo; mientras tanto, a la isla se la traga el mar y con ella se hunden los vestigios de 700 años de historia.

Reabrir la isla es una tarea difícil, sobre todo porque el ecosistema que la rodea es tan delicado que la sola presencia humana puede dañarlo. Los restos históricos están sepultados sobre toda el área y cualquier construcción podría significar la pérdida de piezas valiosas.

Por eso urge tanto un reglamento de operación para regular las actividades en la isla. La directora del parque del Sistema Arrecifal Veracruzano trabaja en la elaboración de un estatuto que permita garantizar el futuro de la isla al ser reabierta, pero para hacerlo tiene que conciliar los pareceres e intereses de todas las dependencias involucradas. Entre ellas están la Semarnat, el INAH, el Acuario de Veracruz, Profepa, la Armada, la Capitanía del Puerto, la Asociación de Hoteles y Moteles, además de pescadores y dependencias de turismo y los ayuntamientos de Veracruz y Boca del Río.

Daño irreversible

Durante casi medio siglo, la Isla de Sacrificios ha soportado estoicamente huracanes, piratas, saqueadores, guerras y contaminación.

Sin embargo, su principal azote han sido el turismo y el crecimiento de la mancha urbana del Puerto de Veracruz. El desarrollo portuario fue acelerado y avasallador a tal grado que la configuración de la línea costera fue modificada y se perdieron casi todos los arrecifes litorales pues fueron sepultados y saqueados en más de 200 hectáreas.

La isla también sufrió el saqueo desmedido de especies de coral con fines comerciales y artesanales. Además, al tratar de recolectar pulpo, almeja y crustáceos, los pescadores destruyeron parte de los arrecifes y acabaron con la población marina. Por si no fuera poco todo lo anterior, al tener un puerto comercial se enfrenta con la posibilidad de que las embarcaciones registren un derrame de hidrocarburos, realicen actividades de dragado y arrojen desechos sólidos al mar.

El regreso del depredador


Vista de pastos marinos, FOTO Miguel Angel Lozano

La Isla de Sacrificios vive en paz y tranquilidad aunque contaminada. Apenas se empieza a recuperar de siglos de abusos, pero grupos involucrados con la actividad turística quieren reabrirla. A la disputa se suma el alcalde de Boca del Río, Francisco Gutiérrez de Velasco, quien prometió la reapertura de la isla durante su campaña electoral y desde el inicio de su administración ha luchado por justificar el proyecto.

Si se abre nuevamente al público, los visitantes deberían estar concientes de que no se deben hacer ciertas cosas que deterioran la isla y su entorno. Pero sin control y sin educación ambiental mínima, un lugar de apenas dos hectáreas de superficie tendrá que soportar la presencia de cientos de personas cada día por lo que el deterioro será su futuro inmediato, dice el jefe del Departamento de Administración de Programas de Parque Nacionales, Jorge Juárez Sarvide.

"La gente pisa, arranca, se lleva lo que encuentra a su paso y le parece Ņnovedosoņ, ensucia, y sin la infraestructura y reglamentación requerida, no va a respetar ninguna parte de la isla", agrega.

Todo tipo de proyectos han puesto en peligro el equilibrio de la isla. En la década pasada, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH, tuvo que intervenir en la isla porque el ayuntamiento pretendía construir un comedor, baños y un lugar para vender souvenirs. Incluso existió el proyecto para edificar un hotel, dice la investigadora del INAH, Marina Álvarez Ríos.

"Es difícil que se pueda construir algo sobre la isla porque en toda la zona se pueden encontrar vestigios arqueológicos", añade. Además, para que la gente pueda estar un tiempo prolongado se necesitan baños, pero estos no podrían tirar los desechos al mar porque afectarían a las especies marinas.

Y es que, aun teniendo un reglamento, si no se observa completamente, si se viola por un periodo prolongado, el daño que provoca es imperceptible de manera inmediata, pero irreversible a mediano y largo plazos.

Los restos

"Es normal que cuando uno va de turista quiera introducirse al agua, llevar comida, pasarse todo el día nadando, traer recuerdos, tener baños disponibles. Pero todo esto provoca contaminación y no se puede permitir", dice el ingeniero químico de la Tercera Zona Naval, Jorge Juárez.

En la época prehispánica, la isla era considerada como un lugar sagrado, en ella se efectuaban ritos para agradar a los dioses. Los sacrificios humanos eran frecuentes y los habitantes acostumbraban enterrar a sus muertos en el lugar.

Existía un pequeño altar del cual no se han encontrado ni los cimientos. Después de la llegada de los españoles, en la isla se construyó un hospital que albergaba a los agonizantes de la guerra, pero de aquella construcción no queda más que un fragmento de muro.

De igual forma, de un edificio donde se guardaba la pólvora no queda más que un pequeño borde en forma de cuadro. En la época de la intervención francesa se construyó un pequeño obelisco en honor a los franceses.

En realidad, la isla tiene poco que ofrecerle al turismo, dice la investigadora Marina Álvarez. No hay pirámides, ni altares, mucho menos verán una edificación prehispánica, lo único que se sostiene sobre la isla es el faro y los cuartos que albergan a los encargados de cuidar la zona.

Además, las 800 piezas arqueológicas que han sido encontradas no pueden ser exhibidas en el lugar porque la humedad y los eventos meteorológicos las podrían dañar.

Sin embargo, el valor que tiene la isla para los investigadores es enorme. Las partes que fueron excavadas desde los años treintas y cincuentas han sido comidas por el mar. Falta hacer todo un estudio, más general, ya que en la isla deben existir cientos de cadáveres que fueron enterrados desde cinco siglos atrás. Y para estas actividades el turismo estorba.

La disputa

Desde hace ocho años, hay pugnas sobre la manera de cómo abrirla. Para el sector turístico, la isla significa un punto de atracción y para los hoteleros el pago de una noche más, dice el presidente de la Asociación de Moteles y Hoteles, Faustino Siliceo Lorenzo.

"El proyecto ecoturístico con visitas guiadas es el que consideramos más viable. Queremos ver la manera en que se logre. Por ejemplo, la Universidad Veracruzana y el Acuario podrían hacer un proyecto de visitas controladas y una área para bañarse", dice.

Sin embargo, la Secretaría de Marina quiere que los avances se reviertan. Mientras, el INAH prepara un proyecto multidisciplinario para hacer un estudio completo de la isla y que dejaría fuera cualquier intento de intromisión de turistas.

Entre tanto, la directora del Parque Arrecifal Veracruzano, Elvira Carvajal, se concreta a decir que se está armando el reglamento para la apertura de la isla, pero "son decisiones que tienen que tomarse en conjunto si no, no funcionará".

Todo indica que el asunto va para largo pues desde hace 15 años no se ha podido hacer un reglamento, la Marina ha entregado al menos seis propuestas que han sido desechadas, mientras que cada día se suman más voces para opinar acerca del cómo se debería administrar la isla.

Isla protegida


Tortuga sola nadando, FOTO Mariana Báez Ponce

En 1983, después de un recorrido realizado por la Secretaria de Marina a la isla, el organismo de coordinación local del Plan Nacional de Continencia cerró la isla para realizar una limpieza y hacer un reglamento que normara las actividades en la zona.

Se recolectaron más de 50 toneladas de basura, entre botellas, papeles, pañales, toallas sanitarias, comida, plásticos, entre otros. El deterioro de la isla era evidente, así que el área técnica intentó hacer una evaluación, pero al ver la gravedad del asunto determinó que era necesario un estudio más específico.

Siete años después, sin estudio ni reglamento, se reabrió el islote por temporada vacacional. Las consecuencias fueron desastrosas. Al terminar las vacaciones se comprobó que los logros alcanzados antes sufrieron un daño importante. Se acordó entonces restringir el acceso sólo para actividades de investigación y docencia y, en algunos, casos deportivas.

Después, con 23 arrecifes más y un conjunto de islas que abarcaban más de 52 mil hectáreas, se conformó el Sistema Arrecifal Veracruzano, como un área Natural Protegida en la modalidad de Parque Nacional.

De esta forma, el reglamento que estaba pendiente desde 1990 se torna más complicado, porque no sólo tendría que regir la Isla de Sacrificios, sino todas las actividades a realizarse en la zona protegida.

Arrecifes muertos

Los factores de contaminación no sólo provocan la muerte de corales, sino la extinción de uno de los ecosistemas más complejos que pueden contener hasta el 25 por ciento de las especies marinas conocidas.

Antes del primer cierre de la isla, en los ochenta, en las llamadas "playas de los arrecifes" no había ningún indicio de vida. Debido a la contaminación, las especies móviles, como crustáceos y peces, huyeron al ver que el ambiente era agresivo para su desarrollo.

La única especie que abundaba era el erizo, que es un bioindicador de un alto grado de contaminación por aguas negras e industriales. Gran parte de los arrecifes murieron, y otros tantos fueron devastados por la explotación con fines comerciales.

Una vez cerrada la isla y teniendo mayor vigilancia de la zona, se empezaron a ver florecimientos cada tres metros de un nuevo de coral y algunas especies marinas. Las especies en peligro de extinción regresaron. Se notó que alrededor de la isla había un cambio favorable, al contrario de otras zonas no protegidas donde existía un deterioro mas rápido.

Actualmente, después de 21 años, hay una mejor paisaje submarino, se observa un florecimiento de coral cada 50 centímetros, aunque en algunas áreas se tienen desiertos. El crecimiento de las especies es lento, se necesita un año para que un arrecife crezca un centímetro.

La riqueza

La isla cobija:

    1. 123 especies de algas rojas y 70 de verde, las cuales dan alimento a más de 52 variedades de moluscos y 256 especies de peces.
    2. Es una de las rutas más importantes de aves que no hacen verano, y cada año van de norte a sur en busca de calor.
    3. Existen árboles como el uvero, o uva de mar, mulatos, arbustos mayores usados para alzar cercados en las zonas ganaderas y curar males causados por las resinas tóxicas de otros árboles.
    4. En la laguna ubicada junto a la isla existen pastos. Dan comida y refugio al 50 por ciento de las especies marinas.
    5. Tiene 52 familias de caracoles duros.
    6. Se pueden observar acuyales, guayabos y platanares; a iguanas y garrobos. En total, cinco géneros distintos de reptiles. Lagartijas y boas entre ellos.
    7. Alberga 81 especies de aves, entre las que destacan el pelícano, el cormorán, la fragata, la garza gris, el gavilán pescador y el alcohol peregrino.
    8. La tortuga carey llega otra vez a desovar el la isla después de ausentarse por más de una década.

Fuente: Elvira Carvajal, directora del Parque Arrecifal.