El conductor de Salsamanía celebra 11 años al aire
Como Mozart, la salsa también debe estudiarse: Andrés Rosales
"Transmito música clasista (salsa), bien elaborada y que no llega a todo el pueblo, pero trato de proyectarla a otros públicos", expresó Andrés Rosales Arellano (El Venado, Nayarit, 1949), quien dirige el programa Salsamanía, que el sábado 4 de febrero cumplió 11 años al aire por Sabrosita Radio 590 de AM -de 11 a 13 horas-, con un rating de 0.54 (el segundo lugar en todo el cuadrante en su horario, sólo detrás de El Fonógrafo).
Rosales estudió ingeniería y matemáticas, pero vive de su trabajo como programador. Ha sido funcionario público y maestro de baile de personajes como el ex secratario de Hacienda Pedro Aspe. En Izazaga 52 dirige (los sábados por la tarde) un club de salsa, en el que enseña "la pura sabrosura" a gente como el ex rector de la UNAM, Guillermo Soberón.
Su faceta de locutor y productor de radio la desconocen muchos amigos suyos. A la entrevista con La Jornada llega acompañado de un amigo, para quien conocer la labor de locutor fue una sorpresa.
De las matemáticas a la cabina
Explica: "La música siempre me ha gustado, toda. Tuve momentos en que viví bastante la música clásica. Tomé partido por Luis Herrera de la Fuente cuando se peleó en Bellas Artes, lo que generó que Eduardo Mata se quedara con la Sinfónica. Después Luis Herrera formó la Sinfónica de las Américas.
"He vivido etapas muy profundas en ciertos géneros. De chico mamé la música mexicana, de mariachi, de acordeón. En el rancho era lo que se escuchaba. Me crié entre el rancho y la ciudad fronteriza de Mexicali. El rock and roll lo viví en la época de Fast Domino, Ricky Nelson, Elvis Presley, de todos.
"Fui un chavo que vivió su época y lo que pasaba en la frontera. En un momento quedé determinado por la música afroantillana. Llegaba la Caravana Corona Extra, que era como Siempre en Domingo, de Raúl Velasco, pero iba de pueblo en pueblo.
"En una ocasión llegó una carpa, un circo cuya única atracción era la Sonora Matancera, con Celia Cruz, Celio González, Bienvenido Granda, todos los grandes, y se anunciaba como 'el espectáculo del millón de pesos'. Como era música, pues me fui a verlo. Ver a la Matancera quedó guardado en mi recuerdo. Cuando llegué a México, en 1964, traía toda la música de los Rolling Stones, Beatles y mucha que aquí no se escuchaba.
"Como jugaba básquetbol en el deportivo Venustiano Carranza, en la calle Morazán, convivía con todos los compas de La Candelaria de los Patos, La Merced... Tenía 15 años, y me invitaban a las fiestas los viernes, ¿y qué se escuchaba? La Sonora Matancera, La Santanera, Beni Moré, Carmen Rivero, Linda Vera...
"Como buen provinciano me gustaba ir al teatro Blanquita, al Iris, al Lírico, y ahí volví a la Matancera y aprecié la diferencia de ésta con la Santanera. El vibrato de la Matancera con sus trompetas. Llegó un momento en que fui al Bar León, donde iban todos. Empezó a ir también Froylán López Narváez con otros intelectuales y nos apropiamos del Bar León.
"Ahí nació con Froylán el concepto de que la rumba es cultura. Yo era funcionario de buen nivel y tenía acceso a secretarios de Estado; mi salario era bueno. Viajé a Nueva York, Cuba, Puerto Rico, y empecé a tener mi colección de música afroantillana. Después del bar nos íbamos a tomar a mi departamento. Vivía solo.
"Luego viví en Estados Unidos. Trabajé allá dos años y seguí comprando música. Me iba a Los Angeles a comprar discos. Un día, en el cine Polanco me llamó Lyn Fainchtein, que tenía un programa que se llamaba Salsabadeando. Me dijo que estaba enterada de que yo sabía de música afroantillana."
"Más o menos", le contesté. De eso hace ya 13 años. Lyn le pidió que fuera su productor. Así se hizo. Sabe de estadística y entiende de ratings, señalaba. "Procuro analizar esta música, la afroantillana, que se acepta cuando se trae algo de alcohol; se baila... creo que fui buen tomador.
"Subió el rating. Lyn se peleó con el grupo de Rock 101. Salió, y yo también. Me pidieron que regresara y conseguí una voz femenina. Llevé un demo, pero me pidieron que mejor fuera yo y así empecé a tener el programa de radio. Ya son 11 años. Es escuchado que los ratings clasifican como C y D, pero también me escuchan muchos de A. A veces éstos no quieren decir que me escuchan".
El origen de la salsa
Armando Cárdenas (Radio Educación) fue quien sugirió el nombre de Salsamanía. "Iniciamos un 7 de febrero. La salsa se quedó en México y pienso que los historiadores han olvidado la tercera raíz, pero en 1568, 38 por ciento de la población de Colima era de origen africano.
"Se habla mucho de Mozart, que da placidez, pero la salsa también debería estudiarse, pues mueve el cuerpo. Trato temas que resumo en dos cuartillas. Sabrosita vino a invadir un espacio en el que la música tropical está generalizada entre cumbia, salsa erótica, salsa mal interpretada. Era la cueva del lobo.
"Además, hay que sumar mis comentarios, que siempre son cabrones. Yo digo que algo es horrible a pesar de que lo esté poniendo la estación, ¡en mi estación! Sí... me mientan la madre, pero les digo que no tengo. Soy huérfano."
La base de su éxito es la independencia profesional. Ha rechazado la payola y no vive de la radio. Eso le da autoridad. Paga sus boletos en los centros de baile. "La radio está saturada de mierda", expresó.
Asegura que está peleado a muerte con el centro nocturno La Maraka. "Yo voy y pago. Así al día siguiente voy a comentar las chingaderas que hicieron con el público. Si no pagas, ¿con qué derecho lo harías? Para lo que hago cuento con el valioso apoyo del dueño Edilberto Huesca, quien gusta de la buena música."
Salsamanía, con Andrés Rosales Arellano, por Sabrosita Radio 590 de AM del Núcleo Radio Mil, pasa sábados y domingos de 11 a 13 horas.