Usted está aquí: domingo 19 de marzo de 2006 Espectáculos Presenta Liliana Felipe Matar o no matar en el teatro Gran Rex

En emotivo concierto actuó con Jesusa Rodríguez a 30 años del golpe de Estado en Argentina

Presenta Liliana Felipe Matar o no matar en el teatro Gran Rex

Parientes de desaparecidos políticos y activistas colmaron el recinto de Buenos Aires y aclamaron de pie a la artista

Las ganancias del disco apoyarán la causa de H.I.J.O.S

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Con un repertorio variado en estilos y los temas de su nuevo disco, Liliana Felipe deleitó al público en un solidario concierto. En la imagen, durante la presentación de la obra Tangachos, en 2004 Foto: María Meléndrez Parada

Buenos Aires, 17 de marzo. Aclamada de pie por un público que colmó el teatro Gran Rex, uno de los más grandes de Buenos Aires, Liliana Felipe, cantante, pianista y compositora argentina radicada en México -adonde llegó exiliada en 1976- debió salir tres veces a escena al terminar su espectáculo. Finalmente, junto a la artista mexicana Jesusa Rodríguez debió cantar a capella para complacer a cerca de 3 mil espectadores reunidos en la sala.

Sobre la imagen congelada de un telón de fondo gris, donde se leía: "Ni olvido ni perdón", escrito con enormes letras formadas con caras de desaparecidos, Liliana recorrió buena parte de su extensa discografía, al presentar su nuevo álbum, Matar o no matar, lanzado en el contexto del 30 aniversario del golpe de Estado en Argentina.

Nuevamente, como lo ha hecho desde el año 2000 con sus otras producciones, Liliana Felipe, cuya hermana y cuñado fueron desaparecidos por la dictadura militar en Córdoba, su provincia natal, ofreció las ganacias de este disco para ayudar a las actividades de Hijos (de desaparecidos) por la Identidad, La Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S).

"No olvidamos, no..."

Unos 40 jóvenes subieron al escenario casi al comienzo del espectáculo con las fotografías de sus padres desaparecidos, y convocaron al escrache (denuncia pública) realizado hoy ante la casa del ex dictador Jorge Rafael Videla. En ese grupo estaba Paula, hija de la hermana desaparecida de Liliana.

También los hijos demandaron "cárcel común, efectiva y perpetua para los genocidas y cómplices" y "restitución de la identidad" a los casi 500 niños apropiados por los militares durante la dictadura. "No olvidamos, no nos reconciliamos, no perdonamos", fue su consigna final.

La cantautora argentina desplegó sus cálidos y variados recursos y talentos en el recital de solidaridad, y junto a Jesusa, muy popular aquí como se pudo observar anoche, produjo un espectáculo que hizo delirar a un público muy variado y entusiasta que se mantuvo activo todo el tiempo.

"La historia son los archivos del crimen", dijo Liliana en una de sus reflexiones, en las cuales no faltaron aquellas destinadas a los horrores del terrorismo del imperio.

Unica en su género, Felipe sorprendió nuevamente con la energía que despliega en la actuación, su histrionismo y creatividad, sus "tangos balcánicos" -como alguien los definió-, su capacidad para decir, con la mayor rigurosidad y frescura de estilo, que desafía al sistema.

Fueron diversos los géneros, y en ningún momento de las casi dos horas que duró el espectáculo decayó. Con su voz grave y seductora, Liliana interpretó por primera vez una serie de obras compuestas para orquesta. Al piano se mostró sorprendente, imaginativa, e hizo aflorar ternura, furor y risa.

Jesusa volvió a seducir al público argentino; alguien del público la nombró Chaplin mujer, por sus despliegues como represor, danzarina, y en sus confesiones de amor por Liliana.

Entre los asistentes estaban hijos y familiares de desaparecidos, militantes de derechos humanos, como Laura Bonaparte, de Madres Fundadoras de Plaza de Mayo, actores y actrices que aplaudieron la propuesta inicial para reflexionar sobre ese Matar o no matar, que marcó una noche especial dentro de los espectáculos culturales en el 30 aniversario de la dictadura que dejó unos 30 mil desaparecidos.

A capella

Al final, ya sin sonido, corrido el telón y con un público que se negaba a irse después de tres generosos encores, Jesusa trató de disculpar a Liliana, pero no pudo.

"Volvé, Liliana, volvé" o "Jesusa presidente", gritaron centenares de seguidores y militantes de derechos humanos. Finalmente las artistas tuvieron que cantar, a capella, lo que llamaron un "himno paisajista mexicano, Popocatépetl". Durante mucho rato el público siguió en sus butacas, y más tarde en la calle, donde varios jóvenes cantaban algunas de las canciones de Liliana.

En este nuevo disco, que la artista reconoce fue inspirado en la obra del escritor Gïorgy Konrad, intenta alentar las reflexiones sobre la dictadura, el pasado y el presente, y hacerlo desdramatizando, aunque diciéndolo todo con genialidad suficiente para que deje algo más profundo que sólo un sabor amargo.

El año pasado conmovió a cientos de jóvenes cautivados por sus Tangachos y tanchidos, sus versiones divertidas del tango y su origen de orillas y suburbios, que rescribe con desenfado, como otro de sus desafíos.

Ahora, cuando habla de su nuevo trabajo, recuerda que la crueldad ha sido parte de su historia. "El dolor por mi hermana desaparecida no se borra. Escribí Matar o no matar pensando en lo que significa que alguien se tome la arrogancia o el derecho de decidir que es más importante que el otro. La historia de la humanidad se resume en ese 'matar o no matar'", concluyó Liliana.

 
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