Usted está aquí: domingo 2 de noviembre de 2008 Mundo “Estímulo al hombre”, clave para un alto provecho ganadero: líder agrario cubano

■ Un vaquero en Jimaguayú puede ganar más que un profesional, dice

“Estímulo al hombre”, clave para un alto provecho ganadero: líder agrario cubano

Gerardo Arreola (Corresponsal)

Jimaguayú, 1º de noviembre. La clave para mantener un alto rendimiento ganadero “es el estímulo al hombre”, dice Angel Morell, presidente de la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Patria o Muerte, de este municipio de la provincia oriental de Camagüey. Aquí un vaquero puede ganar al mes varias veces más que un profesional o un directivo en una ciudad.

De Camagüey sale uno de cada cuatro litros de leche que se producen en la isla y Jimaguayú es el mayor productor del país.

Aunque Patria o Muerte mantiene hace tiempo promedios entre los más altos, por encima del millón y medio de litros al año, Morell apunta que dos medidas del gobierno del presidente Raúl Castro han impulsado decisivamente la productividad: aumento del precio al productor, que más que se duplicó el año pasado, para llegar a 2.57 pesos ordinarios el litro, y la reciente apertura de un mercado de insumos en pesos convertibles (CUC, uno por 25 pesos ordinarios y uno por 1.08 dólares).

Cuba mantiene la entrega de leche subsidiada a niños menores de siete años, ancianos y personas con dieta médica, y la garantiza en el servicio hospitalario, círculos infantiles e internados escolares.

Pero sostener esa pieza clave de la política social tiene un costo acelerado, con la espiral de precios internacionales, que en el caso de la leche en polvo casi se ha triplicado en tres años y cuyas importaciones representan más de la mitad del consumo nacional.

“Hay que vincular a los hombres al trabajo desde jóvenes, y buscar cómo estimularlos”, señala Morell a La Jornada. Aquí hay cooperativistas que ganan de 800 a 3 mil pesos mensuales, sin comparación con el salario promedio nacional (408 pesos) o los ingresos líderes en cargos directivos urbanos (650 pesos).

Los ingresos de estos vaqueros son una catapulta que facilita el acceso al circuito mercantil en CUC, en el que hay productos únicos o de mejor calidad que en las ofertas en la moneda ordinaria.

Además, por cada litro de leche vendido al Estado, la cooperativa recibe dos centavos de CUC, que se convierte en la base de un crédito para la tienda, donde ya se venden alambre de púas, machetes, limas, botas, ropa, guantes, soga y cubos, entre otros insumos.

Las UBPC se formaron en la década pasada, al desaparecer antiguas granjas estatales. Sus trabajadores se convirtieron en cooperativistas, pero la experiencia es muy desigual. La mayoría no son exitosas como Patria o Muerte.

Otra reciente decisión oficial, la entrega de tierras en usufructo, ha tenido una alta aceptación en Jimaguayú, dice el delegado municipal del Ministerio de Agricultura, Francisco Torralba.

Desde que se inició el procedimiento de petición y estudio, el pasado 17 de septiembre, hay más de mil solicitudes para cerca de 55 por ciento de las tierras ociosas del municipio (casi 27 mil hectáreas), que a su vez representan 40 por ciento del terreno cultivable. La mayor parte de los aspirantes ahora no tienen tierras.

Torralba recuerda que los primeros días de trámites había filas de más de 100 personas. Esos tumultos han bajado, pero se mantiene la asistencia de decenas de solicitantes. “La gente tiene mucho interés en trabajar la tierra”. Después de analizar cada caso, el delegado cree que las entregas se iniciarán a finales de diciembre.

Los lotes tendrán un máximo de 40.26 hectáreas acumuladas (incluyendo las que ya tenga el peticionario), con plazo máximo de usufructo de 10 años para las personas físicas y 25 años para las jurídicas, siempre prorrogables.

El delegado concuerda en que una parte del decreto-ley, que permite la entrega de tierras en usufructo a “otras personas jurídicas constituidas conforme a la ley, que excepcionalmente se autoricen”, puede interpretarse como la opción de que intervengan empresas con capital extranjero.

“La ley no lo prohíbe”, afirma Francisco Torralba. “Lo deja abierto. El objetivo es lograr el nivel de satisfacción de nuestras necesidades de alimentos”.

 
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