Ante la incertidumbre que genera la crisis económica global y la gravedad de sus efectos para millones de seres humanos, es urgente plantear un nuevo modelo de desarrollo, no sólo de crecimiento nacional, destacó Antonio Ibarra Romero, catedrático de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM y especialista en historia económica.

Señaló que más de dos décadas de políticas neoliberales dieron como resultado un déficit enorme en la distribución del ingreso, lo que nos ha llevado a niveles peores a los que enfrentamos en la década de 1950.

Debemos repensar –agregó– un proyecto de largo plazo frente a un contexto económico que puede ubicarnos al borde del desfiladero, pues no sólo se trata de saber qué hacer para crecer, aspecto en el que ha insistido el gobierno federal, sino qué hacer para desarrollarnos, lo que es cualitativamente distinto.

Indicó que los criterios de medición sobre el futuro tienen que ver con la calidad de vida de las personas y la consistencia de un nuevo esquema de desarrollo que garantice cerrar el gran déficit que ocasionaron 20 años de un experimento desafortunado en política económica. Tuvo que producirse una crisis de estas dimensiones para que quienes sostenían de manera dogmática este modelo se percataran de que el camino a seguir era muy costoso.

Tras participar en la 28 Conferencia Internacional de la Asociación de Facultades, Escuelas e Institutos de Economía de América Latina, convocada por la FE, donde también se desempeña como secretario general, Ibarra Romero aseguró que quienes pagaron el costo más alto por aplicar una política económica equivocada no fueron quienes asumieron esas decisiones, sino la sociedad en general, pues en términos de distribución de la riqueza tenemos que recuperar medio siglo de equidad, y eso supone modificar profundamente el proyecto de desarrollo.

Afirmó que en América Latina existen condiciones para generar un verdadero diálogo desde distintas posiciones del pensamiento económico, “pues a pesar de nuestra enorme diversidad, tenemos coincidencias claras en impulsar un nuevo modelo económico que tenga como prioridad la equidad y la justicia social.

No se trata de volver a economías cerradas ni proteccionista, ni mucho menos dejar al Estado la conducción de la economía. Necesitamos una nueva relación entre los sectores privado y público, pero también regenerar los vínculos empresariales que fueron destruidos en esta crisis, advirtió.